Saer, una literatura radicada en Francia pero con foco en la Argentina

El vinculo que Juan Jose Saer mantuvo con la Argentina mientras permanecio en Paris, donde vivio sus ultimos dias, y el estudio que de su obra realizaron criticos argentinos, aparece en el libro "Saer en la literatura argentina", un trabajo de

D-Interés07 de marzo de 2022 Agencia Télam
El vínculo que Juan José Saer mantuvo con la Argentina mientras permaneció en París, donde vivió sus últimos días, y el estudio que de su obra realizaron críticos argentinos, aparece en el libro "Saer en la literatura argentina", un trabajo de Martín Prieto que analiza de manera exhaustiva el lugar y el impacto que la obra del santafesino tuvo en la literatura nacional.
Estudioso de la obra de Saer, Prieto, que se desempeña como docente en la Universidad Nacional de Rosario, y autor de "Juan José Saer. Una forma más real que la del mundo", dialogó con Télam acerca de este nuevo libro, editado por la Universidad Nacional del Litoral.
- T: La historia de vida y la obra de Saer llevan a pensar que fue un eterno desplazado, por la escasa recepción que tuvo su obra en un primer momento, y por la decisión de emigrar a Francia. ¿Qué piensa al respecto?
- M.P: Miguel Dalmaroni hizo un estudio extraordinario sobre la primera recepción de la obra de Saer. Un autor que no vivió nunca en Buenos Aires -de Santa Fe pasó directo a París- y que en París de ningún modo hizo "vida literaria" ni frecuentó escritores franceses ni argentinos ni se la pasaba mandando notas a la Argentina para que acá se recordara que estaba en París (como millones de otras personas, por otra parte). Vale aclarar, de paso, lo de la "emigración". Viajó por seis meses, en 1968, con una beca. Se fue quedando, pero siempre, según puede verse en su correspondencia familiar, pensando en volver: en retomar su cargo de profesor en el Instituto de Cine de Santa Fe, en comprar (con algún préstamo de los parientes) la casa de Colastiné Norte. Después de 1976, esa ilusión se desarma. Sus amigos de Santa Fe están todos en el exilio. Los de Rosario, apuntados y expulsados de la Universidad. Y sus próximos libros empiezan a publicarse en el extranjero ("El limonero real" y "La Mayor" en Barcelona, "El arte de narrar" en Caracas, "Nadie nada nunca" en México). Sin embargo, Saer mantuvo en la Argentina un grupo fiel de lectores, que hacía circular sus libros publicados en la Argentina que aun se conseguían en librerías de viejo o que se pasaban de mano en mano los que alguien traía o mandaba de afuera. O que podía comprar acá, a precios desorbitantes.
Ese contexto es el que rodea la invitación que le hace Susana Zanetti, que dirigía la colección Capítulo, de Centro Editor de América Latina, para publicar, en esa colección, en tirada masiva y con distribución y venta en los kioscos, una reedición de El limonero real. Le dice Zanetti: "Acá usted tiene un montón de hinchas pero, en un público bien vinculado con la literatura y hasta cierto punto informado, se lo conoce poco".
Ese montón de "hinchas" incluía a muchos profesores (Nicolás Rosa, Beatriz Sarlo, entre otros) que hacían leer sus libros en la llamada "universidad de las catacumbas". Y, en efecto, la publicación en Centro Editor, donde más tarde se publicarán Cicatrices y dos volúmenes de relatos, lo llevan a un entusiasta público nuevo.
- T: Su padre, Adolfo, mantuvo un vínculo muy cercano con Saer, ¿en qué medida ese vínculo lo llevó a usted a ahondar en la obra del escritor?
- M.P: Tal vez de modo indirecto. Los libros de Saer estaban en mi casa. Saer era amigo de la familia. Venía a casa cuando estaba en la Argentina. Llamaba por teléfono los domingos, sobre todo para hablar con mi mamá y pedirle precisiones sobre alguna receta de cocina. (Télam)
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