Pablo Seman: No necesariamente fuimos tan laicos como creemos en la politica

Pablo Seman tiende puentes a la hora de contar las experiencias de los sectores populares con la religiosidad, expandiendo los sentidos acerca de como se construyen las identidades politicas y dejando abiertas preguntas acerca de las formas de

D-Interés06 de julio de 2021 Agencia Télam
Pablo Semán tiende puentes a la hora de contar las experiencias de los sectores populares con la religiosidad, expandiendo los sentidos acerca de cómo se construyen las identidades políticas y dejando abiertas preguntas acerca de las formas de organización social que involucran aspectos generacionales, culturales y económicos.
-T: Citás un testimonio de alguien que dice que el evangelio llama a los peores, a los que nadie quiere y ese apartado se llama "los 'descamisados' de Dios". ¿Cómo se traza ese puente con el peronismo y cómo fue cambiando?
-P.S.: Sobre esa frase hay una sintonía, un isomorfismo entre evangélicos y peronistas que es la idea de que el señor, la iglesia o el movimiento te aceptan en el estado en que estás. No tenés que ser un santo para santificarte, tenés que santificarte para ser un santo, no es lo mismo, es un proceso, porque no empezás como bueno sino que vas a mejorar. Ese paralelismo tiene que ver con que la iglesia católica no le exige al que se incorpora que sea como va a ser sino que sea cada vez mejor y eso se relaciona con un sentido de inclusión que también está presente en el peronismo. Ese elemento no cambió, los evangélicos siguen creciendo en el mundo popular por esas mismas razones que están en las clases populares, que son bastante peronistas aunque no son exclusivamente peronistas. Lo que cambió a lo largo de los años son las modulaciones del peronismo, porque hay un peronismo de los 90 que no es el mismo del 2000 y tampoco es el mismo que el del 2010. Ahora los evangélicos también se han proyectado en las clases medias. Una de las cosas que cambió es que la percepción de los sujetos que llamo ateos metropolitanos es cada vez más antirreligiosa en general y más antievangélica en particular. Esto no implica que los evangélicos hayan cambiado muchísimo, los que cambiamos fuimos nosotros, inclusive por buenas razones. No me opongo a la agenda de género, pero intensifica las separaciones entre los ateos metropolitanos y los creyentes de las clases populares. El problema es que los ateos metropolitanos creen que la identidad evangélica es fija. Hablamos de que la fluidez y los procesos son más importantes que las categorías para el género y no lo podemos pensar para las alteridades que no nos gustan. Pero el mayor cambio es que para el ateo metropolitano la religión es inadmisible si no es la suya.
-T: ¿Cómo están dialogando los movimientos nacionales, populares y democráticos con estas practicas religiosas?
-P.S.: Los dirigentes políticos territoriales no se preocupan por lo que dice un canchero en Twitter, entonces, claro que los tienen en cuenta. Además, los grupos religiosos católicos y evangélicos tienen una territorialidad y capilaridad que cualquier dirigente territorial de un partido del Gran Buenos Aires, por ejemplo, quiere tener a favor. A nivel de la política territorial, entonces, obvio que hay un diálogo. A nivel provincial es un poco más diluido y creo que los grandes dirigentes nacionales de la Argentina saben cómo son las cosas. Cristina, más allá de su posición especifica en el tema del aborto, siempre fue muy prudente y revisó visiones y volvió a revisar, pero entendía que había no solo una reacción evangélica sino también cristiana. Ella tiene clarísimo que no se puede hacer de eso una divisoria de aguas y decir "el que no es verde no es peronista". Después hay otros dirigentes nacionales que también entienden eso. Los únicos que no entienden eso son algunos en la Capital Federal, lo digo en general: en el peronismo y en el PRO. Hay otros temas que también son importantes para esos grupos, como lo social, y los evangélicos están presentes en la política social desde los años 90. Últimamente creemos que una visión laicista de la política esta siendo amenazada y que es un baluarte que está a punto de perderse y no, no necesariamente fuimos tan laicos como creemos.
-T:¿Cómo crees que juega la figura de Francisco en relación a estas formas de vivir lo sagrado?
-P.S.: Francisco, a diferencia del altísimo clero europeo, tiene una visión más realista de lo que pasa con los católicos en el mundo y especialmente en América Latina, porque el alto clero latinoamericano está perdiendo en los últimos 50 años una batalla histórica. Se les están volviendo evangélicas más de la mitad de las poblaciones que ellos conducen. Antes de ser Papa, Francisco decía "hay que salir a pelear el territorio". Creo que ve bien el problema pero no creo que la Iglesia Católica tenga recursos simbólicos e institucionales para dar vuelta la dirección que tiene esa batalla. (Télam)
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