El aislamiento y la cotidianidad a un mes del distanciamiento social

A un mes de cumplirse el aislamiento social, preventivo y obligatorio, que nos obliga a estar en casa las 24 horas del dia y reduce al minimo nuestros movimientos y contactos con el exterior, el psicoanalista Lucas Mendez invita a pensar "como

Argentina19 de abril de 2020 Agencia Télam
A un mes de cumplirse el aislamiento social, preventivo y obligatorio, que nos obliga a estar en casa las 24 horas del día y reduce al mínimo nuestros movimientos y contactos con el exterior, el psicoanalista Lucas Méndez invita a pensar "cómo veníamos viviendo eso que se llama normalidad" y cómo enfrentamos "una situación que no tiene precedentes y que porta consigo un monto importante de angustia".
Miembro de la sociedad psicoanalítica Apres Coup y también psicólogo social y analista institucional en organismos vinculados al trabajo y el movimiento obrero en América Latina, Méndez considera importante "ver de qué manera esta nueva situación que se da a partir del virus y el aislamiento irrumpe en lo cotidiano de las personas".
"Lo primero -señala- es tener en cuenta que este distanciamiento social comienza a desorganizar el cotidiano de cada uno de nosotros e inaugura una forma que hasta el día de hoy no ha tenido un solo precedente en nuestra historia".
"Lo común -agrega- es que ante determinadas situaciones de crisis, como el caso del desempleo por ejemplo, siempre tengamos experiencias previas que nos permiten anclarnos en eso como una base para poder empezar a pensar para adelante, mientras que en estos momentos esa referencia no existe, no hay lugar dónde anclar una organización de pensamiento y esto, a la angustia que puede generar cualquier crisis, le suma una sensación de desamparo".
- Télam: Más allá de la carga de angustia y desamparo que implica esta situación, usted manifiesta que la reclusión puede servirnos también para pensar la supuesta normalidad que teníamos antes de esta crisis.
- Lucas Méndez: Invito a pensar cómo vivimos ese cotidiano que se llama normalidad desde esta situación de aislamiento, porque en la supuesta normalidad previa a la pandemia es donde radica el problema, porque es donde somos configurados para evitar el displacer. Entonces, en este momento particular, sin precedentes, por un lado nos tenemos que permitir transitar la angustia de lo que está sucediendo, pero también podemos pensar en cómo vivimos una supuesta normalidad previa donde la angustia es intensamente reprimida desde el sistema, que busca obturar la desazón con la compra de mercancías y llenar el vacío estructural con el hastío de actividades cotidianas.
- T: ¿Los imperativos del sistema siguen presentes aún en esta situación extraordinaria?
- LM: Sí, claro, el sistema manda imperativos de tener que producir y el que no produce para el sistema siente cierta culpa, se siente en falta, como si la situación absolutamente desconocida de estar encerrados 24 horas en nuestras casas no fuera lo suficientemente angustiante como para hacer menos o hacer nada, que no es lo mismo que "no hacer nada", y debiéramos seguir tapando la angustia con actividades: la clase de yoga por Instagram o la reunión de amigos de los viernes por Zoom, ¿aun ante la perplejidad de esta nueva situación es necesario seguir produciendo con la misma lógica?
- T: Estamos ante un escenario distinto.
- LM: Este es un escenario disruptivo, no podemos sacar conclusiones de lo que está pasando, no podemos hipotetizar qué va a suceder o cómo va a terminar, hay que transitar la situación, vivir el gerundio, lo que sí sabemos es que el displacer sigue estando, el malestar está porque es constitutivo del sujeto y no se puede tapar. Intentar tapar hace que este malestar quede como en una segunda pantalla pero que todo el tiempo comanda la situación. John Lennon tenía una frase muy interesante, decía: "La vida es lo que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes", quizás no sea el momento de los otros planes sino de estar atento a lo que sucede, transitar la angustia para reconocernos en el lugar de que todo no lo podemos, decir "soy esto", "me angustio por esto" es acercarnos más a nosotros mismos, darnos la posibilidad de angustiarnos nos conecta más con nosotros mismos y a partir de reconocernos en otra posición quizás se inauguren cosas distintas. (Télam)
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