La victoria de Gallardo

Antes que una verificacion ante escribano publico y de una garantia de exito fuera del alcance incluso del estratega mas brillante, lo mas trascendente y si se quiere lo unico trascendente del posible vinculo entre Marcelo Gallardo y el Barcelona es

Deportes14 de noviembre de 2019 Agencia Télam
Antes que una verificación ante escribano público y de una garantía de éxito fuera del alcance incluso del estratega más brillante, lo más trascendente y si se quiere lo único trascendente del posible vínculo entre Marcelo Gallardo y el Barcelona es que a nadie le parece un disparate.
A nadie, se entiende, que no encontremos agrupado en el casillero de los necios, de los legos, de los despistados o de los ocurrentes de memes y otras variantes socarronas de las redes sociales.
Discutir la entidad de Gallardo en la Argentina no resiste el menor análisis: a lo sumo podrá tomarse como una objeción valedera que cierta prensa acuda a la coartada fácil de la adulación, de identificarlo como el supuesto portador de las mejores preguntas a las peores respuestas.
Esto es, a lo sumo podría aceptarse como una hipótesis difícil de comprobar y a la vez igual de difícil de refutar que estamos en presencia de un entrenador capaz, muy capaz, pero menos extraordinario de lo que se pretende hacer creer.
Claro que, hasta donde sabemos, en Europa en general y en España en particular la entidad de Gallardo goza de dos grandes pilares, uno por la negativa y otro por la positiva.
Por la negativa: que contra lo que ven Europa como la suprema, inmaculada medida de la excelencia, no todos los entrenadores que allí trabajan son formidables: también los hay mediocres, limitados y hábiles declarantes.
Y por la positiva: ha recibido la bendición de Pep Guardiola, bronce viviente de club catalán.
Formuladas las observaciones precedentes, salta a la vista que en nada más que ocho años y con 43 en el documento de identidad Gallardo ya ha desarrollado una campaña notable, de piso muy alto y de techo por verse.
Y, después de todo, salvo alguna honrosa excepción que habría que buscar, de medio siglo a estos días la mayoría de los entrenadores argentinos más prestigiosos han dispuesto al menos de una experiencia en el fútbol de España, desde César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo hasta los vigentes Mauricio Pocchettino y Diego Simeone, pasando por Alfio Basile, Héctor Veira, Carlos Bianchi, Héctor Cúper, Carlos Griguol, Miguel Ángel Russo, Marcelo Bielsa, Gerardo Martino, Eduardo Berizzo, Jorge Sampaoli, Mauricio Pellegrino y Antonio Mohamed, inclusive.
En otro rango constan Alfredo Di Stéfano y Jorge Valdano, que lo hicieron cuando ya estaban radicados en España y asimismo Juan Carlos Lorenzo, el "Toto", que vivía en el llamado viejo continente desde 1949 y ya con el buzo de DT tuvo una relevante influencia en el doble ascenso del Mallorca entre las temporadas de 1958 y 1960.
De manera que se vaya o no se vaya Ernesto Valverde del Barcelona, sea Gallardo, el holandés Ronald Koeman o un tercero el elegido para sustituirlo; lo llamen o no lo llamen del club culé, sería francamente raro que más temprano que tarde el Muñeco no desembarque en Europa, ya no como el buen futbolista que jugó más de 200 partidos en la Liga 1 de Francia sino como lo que hoy es: un agudo entendedor en el oficio de disponer equipos idóneos para ser superiores a sus oponentes. (Télam)
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