Isol: Nunca comulgue con esta idea magica de que otros son culpables de las cosas que nos pasan

La escritora, cantante e ilustradora Marisol Misenta, conocida como Isol, eligio como protagonistas de su ultimo libro, "Imposible", a los padres de un niño de dos años y medio que, abrumados ante la rutina que les impone su hijo, deciden recurrir a

D-Interés04 de febrero de 2019 Agencia Télam
La escritora, cantante e ilustradora Marisol Misenta, conocida como Isol, eligió como protagonistas de su último libro, "Imposible", a los padres de un niño de dos años y medio que, abrumados ante la rutina que les impone su hijo, deciden recurrir a una promesa difundida en el diario para resolver sus ansiedades de manera inmediata.
La autora de libros como "El Menino", "Petit" y "Vida de perros" recibió a Télam en su casa del barrio de Almagro para hablar sobre su último trabajo, editado por Fondo de Cultura Económica.
Durante la entrevista, realizada en su estudio, ubicado en el último piso de la casa en la que dibujan y juegan sus dos pequeños hijos Antón y Frida, Isol señala que en sus historias "la mirada de los niños está en primer plano porque miran las cosas con esa curiosidad del que no adquiere la experiencia y el acostumbramiento a esta cultura en la que vivimos".
- Télam: ¿"Imposible" es el primero de tus libros en el que los adultos-padres son protagonistas?
- Isol: Sí, el punto de vista parece ser el de los padres, ellos son los que hablan pero según la opinión del autor siempre están mirados de una manera y yo siempre estoy con el nene. Se me ocurren las historias por vivencias personales, observaciones. Cuando tuve a mi nene hice "El Menino" que habla de tratar de comprender a un ser nuevo. Indagar en ese lugar del padre medio azorado me divierte. "Imposible" es duro con los padres pero después pensé que, al final, ellos se vuelven a acomodar. Trato de no juzgar a mis personajes.
- T: El título parece remitir a ese lugar imposible al que lleva la búsqueda de la perfección.
- I: Siempre que te dan algo que parece muy genial, muy perfecto, hay trampa. Que todo sea como uno quiere es difícil porque hay que aceptar nuestro lugar en lo que está sucediendo. Nunca comulgué con esta idea mágica de que otros son culpables de las cosas que nos pasan.
- T: En tu libro "El globo" también aparece el rol de una madre, en ese caso grita y se convierte en globo desde la mirada de la hija.
- I: Algunos me dicen que este libro es un poco la respuesta a "El globo". Ese libro empieza de una manera muy abrupta y nunca se sabe si el deseo de la nena era ese (que su madre fuera un globo) o que no gritara más. Un lector puede pensar que esa madre era insoportable, lo mismo el niño de "Imposible". Yo creo que un poco lo es pero como parte de ser niño.
- T: En los dos casos, la maternidad y la paternidad no están edulcoradas ni son ideales.
- I: Estos relatos surgen a partir de buscar una historia que no esté contada. Me gusta lo cotidiano, lo que observo, lo que escucho y con "El globo" me pasó que una vecina le gritaba mucho a su hija y en un momento empecé a registrar que la nena gritaba igual que ella y entonces hice el dibujo. Era una señora gritando con la boca muy redonda y ahí salió el libro. Lo que me sorprende es lo que surge de mi extrañamiento de lo cotidiano, por eso en estas historias la mirada de los niños está en primer plano porque miran las cosas con esa curiosidad del que no adquiere la experiencia y el acostumbramiento a esta cultura en la que vivimos. Ahí es donde surgen preguntas lindas, historias interesantes. Es una manera creativa, el artista nombra las cosas que uno ve todos los días de manera distinta entonces uno las vuelve a pensar, a mirar. La autoayuda suele imponer un modelo, una única manera para que todo esté bien y cierre. No sé si eso existe. Involucrarte con algo implica drama y alegría.
- T: ¿Cómo fue el proceso creativo en este caso? ¿Apareció primero el texto o la imagen?
- I: Apareció la similitud entre un niño y otra cosa (no quiero nombrarla para no adelantar el final) y la posibilidad de ver qué es lo que una madre le reclama a un niño. Pensé cuáles eran las estrategias que podía usar, tenía varias ideas desde el lugar del niño pero al hablar desde el lugar de los padres, que solo están pensando en ellos, me cerraba mucho más. Además hablan sin terminar de hacerse cargo: les gustaría dormir mejor pero tampoco dejan que la angustia los supere. (Télam)
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