Contra los estereotipos proponen incorporar la perspectiva de genero al diseño de las escuelas

Baños unisex, mobiliario flexible y ambientes integrados son algunos de los rasgos que permiten identificar una escuela diseñada "con perspectiva de genero", segun la coordinadora de la Unidad de Genero de la FADU Griselda Flesler, quien destaco la

Argentina29 de octubre de 2019 Agencia Télam
Baños unisex, mobiliario flexible y ambientes integrados son algunos de los rasgos que permiten identificar una escuela diseñada "con perspectiva de género", según la coordinadora de la Unidad de Género de la FADU Griselda Flesler, quien destacó la importancia de aplicar este enfoque en la proyección de los espacios educativos.
Es que el diseño de objetos y ambientes "puede ser una herramienta para reforzar estereotipos o para discutirlos", según esta docente y titular de la materia de Diseño y Estudios de Género que considera que "no hay espacios neutrales o universales".
Para Flesler, quien hoy a las 18 será una de las oradoras de la jornada "La educación desde una perspectiva de género" organizada por Hub Educación & Innovación en la sede Vicente López de la Universidad Siglo XXI, adoptar la perspectiva de género implica "una operación doble" de autocuestionamiento para el urbanista, diseñador o arquitecto.
"Por un lado, supone discutir la posición de quién diseña y, por otro, cómo se concibe a aquellos para los que se diseña", dijo.
El primer ejercicio "significa preguntarse por las categorías desde las que concibo un proyecto, desnaturalizando este lugar como neutral o como ojo privilegiado que conoce de antemano el problema y la solución", afirmó.
El segundo alude a "preguntarse quién es el sujeto para quien se diseña ", desechando la idea de un "otro universal".
"En general, se diseña para el 'ciudadano modelo' que es un sujeto productivo, de mediana edad, educado, de la clase privilegiada, propietario, que responde al binarismo y la heteronormatividad", dijo la docente que impulsó la creación del primer baño unisex en su facultad.
No obstante "el concepto de ciudadanía está en permanente disputa de sentido" y el diseño con perspectiva de género debe ser "abierto y permeable a estas tensiones por ser una herramienta que buscar ampliar" el espectro de aquellos considerados 'sujetos de derechos'.
Un mal ejemplo es la instalación de los denominados "bancos antipobres" en plazas de la Ciudad de Buenos Aires, largos tablones intersectados por apoyabrazos individuales "que impiden acostarse" a los sin techo.
"Como el género es interseccional y situado, no podemos concebirlo por fuera de categorías como la clase, las trayectorias, las corporalidades, la edad", expresó.
"Por otro lado, concebir el habitar desde una perspectiva de género no se trata solo de diseñar de antemano sino también estar abierto a que el sentido (del objeto o espacio) se resignifica permanentemente según usos y prácticas espontáneas que hubiera sido imposible prever", agregó Flesler.
Además, el diseño con perspectiva de género cuestiona "la naturalización de los binarismos", no solamente el más básico "femenino/masculino" -que asigna espacios separados o diferentes en función de dos únicas categorías de sexogenéricas-, sino a otros pares como "público/privado" -que restringe o habilita el goce del espacio público según jerarquías de género-.
En el caso de las escolaridad básica, Flesler cita como indicadores de un diseño falto de perspectiva de género la persistencia de baños divididos, pero también de "mobiliario inflexible" en términos distintas corporalidades o de cambios de disposición. Igualmente discutible es el trazado de "bordes, muros y límites" para separar los espacios "donde está habilitado el juego y el goce" de aquellos donde no lo está.
"Lo particular de la institución educativa es que parece que hay espacios donde está habilitado asumir una corporalidad -el patio y el baño- y hay otros donde tengo que hacer como si no la tuviera porque sólo cuenta la mente: empezar a pensar que somos un cuerpo todo el tiempo es un buen desafío a nivel diseño", concluyó Flesler.
Y si bien el diseño de los objetos y de los espacios no alcanza, "es necesario sumarlo a la discusión" por una escuela más inclusiva, que generalmente se queda en "modificar la currícula o en transversalizar contenidos". (Télam)
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