Manifestantes y policias dejaron por un rato los enfrentamientos y jugaron al carnaval en Puno

Las tradiciones culturales se impusieron, al menos por un rato, en la región peruana de Puno, donde varios manifestantes se acercaron a un grupo de policías pertrechados con escudos y, en lugar de intercambiar piedras y golpes como en las últimas semanas, se tiraron mutuamente baldazos de agua y espuma de carnaval, a pesar de ser la zona del país donde se registraron desde diciembre los enfrentamientos más violentos, con varios muertos.
El inesperado episodio se produjo frente a una comisaría de Puno, donde un grupo de personas comenzó a tirarles agua y espuma a los policías que estaban formados frente a la dependencia policial, quienes en lugar de apelar a sus bastones respondieron mojando también a los ciudadanos.
Cuando algunas de las mujeres serranas que venían marchando tiraron espuma a los policías, que se cubrían con sus escudos de acrílico, riéndose de la situación, algunos uniformados ingresaron al edificio, pero no para dar la voz de alerta sino para buscar baldes de agua con los que responder en el juego.
A diferencia de los duros enfrentamientos que se vienen registrando desde el 7 de diciembre, cuando el Congreso destituyó al entonces presidente Pedro Castillo y las calles de muchas regiones del país, Puno entre las que más, se llenaron de violencia, esta vez la confrontación derivó en un tradicional juego de carnaval, según se observa en un video publicado hoy por el portal RPP Noticias
Incluso, algunos manifestantes, fueron "detenidos" por la policía a modo de broma y los ingresaron a la comisaría donde fueron empapados, desatando las risas incluso de los transeúntes, que por un rato volvieron a ver los juegos de carnaval que marcan tradiciones muy respetadas en la región.
El juego y las bromas forman parte de una representación de los carnavales de Puno que suelen celebrarse en estos días, y que sin embargo, no se estaba festejando, al menos hasta hoy, debido a las protestas en esta parte del país.
Es la primera vez, desde el 14 de diciembre del año pasado, que se puede apreciar una relación no violenta entre la policía y los manifestantes en Puno, uno de los puntos donde hubo fuerte represión de las protestas para reclamar la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y de los miembros del Congreso para celebrar elecciones anticipadas.
En estas protestas se registraron en todo el país más de 60 muertos, entre víctimas directas de la represión y casos colaterales registrados en los bloqueos de rutas. Aproximadamente la mitad de esas víctimas se contabilizaron en la región de Puno, en el sur y una de las más pobres de Perú.
Fue una suerte de tregua cultural, una burbuja de carnaval, la tradicional festividad pagana que termina hoy, con el miércoles de ceniza. El conflicto en Perú sigue sin solución. (Télam)