Icardi en el sube y baja

Tironeado entre lo que desea, lo que gestiona su esposa y lo que pretende Inter de Milan, el club propietario de su ficha, Mauro Icardi atraviesa el peor momento de una carrera cuyas cuentas provisorias dan un rotundo positivo.

Deportes16 de agosto de 2019 Agencia Télam
Tironeado entre lo que desea, lo que gestiona su esposa y lo que pretende Inter de Milan, el club propietario de su ficha, Mauro Icardi atraviesa el peor momento de una carrera cuyas cuentas provisorias dan un rotundo positivo.
Poner la lupa en la trayectoria del muchacho rosarino tomada en conjunto se torna adecuado en la medida que lo contrario supondría el riesgo de pisar el palito de un análisis simplista y, por simplista, injusto.
¿Hace bastante tiempo que Icardi no da motivos para remitirse pura y exclusivamente a su cometido en la cancha?
Por supuesto, así mismo y con el añadido de que viene de una temporada en la que sus notas destacadas se contaron con los dedos de una mano.
Once goles en 29 partidos y el duodécimo lugar en la tabla de goleadores se correspondieron con una siembra vaciada del vigor y la sintonía que habían sido su marca en el orillo: capocannoniere y faro ineludible a la hora de ser imaginado el recambio de la Selección Nacional.
Inter, la camiseta del Inter, ese territorio de Milán, representaron uno de los lugares más gratos de su mundo, pero de forma gradual cedió terreno, y más, y más, con sus propios compañeros, con el director técnico, con la directiva y con la afición.
De ese combo tóxico derivó la unánime sentencia de que ha dejado de estar “dentro del proyecto” y resulta que a menos de dos semanas del comienzo de la Serie A está metido en un laberinto de salida por encontrarse y consecuencias insospechadas.
Anda, Icardi, en clave de Forrest Gump, dele correr, correr y correr hacia un destino impreciso: Inter quiere sacárselo de encima, pero no a cualquier precio y hasta donde se sabe en ningún caso con destino de Juventus.
Icardi quiere jugar en Juventus y Juventus pretende a Icardi, pero para consumarse un final feliz debería desprenderse de uno de los varios delanteros de su plantel, disponer de una montaña de euros y quedar subordinado a los buenos oficios de la representante del jugador, que no es otra que Wanda Nara.
Y Nara, a decir de Wikipedia una multifacética señora (modelo, bailarina, vedette, presentadora, panelista, sigan firmas), en su doble condición de esposa y agente declina facilitar la posibilidad de un traspaso a los más factibles Nápoli o Roma.
Bien examinado el escenario, salta a la vista que un futbolista de 26 años y requerido por Juventus, Nápoli y Roma dispone de un generoso crédito de cotización y de plenitud.
No menos claro se revela el cuello de botella, toda vez que por delante de lo que podría llegar a ser se asoma, antipática, la lagartija de lo que por el momento es: Icardi busca club y también ha perdido terreno en la consideración de Lionel Scaloni.
Como más tarde o temprano encontrará club y volverá a competir dentro de una cancha de fútbol, la pregunta del millón reside en hasta dónde será posible que un pichón de espléndido delantero como Icardi pueda y sepa ofrecer una nueva versión, corregida, aumentada y luminosa. (Télam)
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