Pablo Pellegrini: El fraude ocurre cuando hay una comunidad ansiando una verdad que no llega

En tiempos de fake news que derriten las certezas, la ciencia no ha quedado al margen de las imposturas que trastocan las fronteras de lo verdadero y lo falso, segun sostiene el investigador Pablo Pellegrini en su libro "La verdad fragmentada", un

D-Interés15 de agosto de 2019 Agencia Télam
En tiempos de fake news que derriten las certezas, la ciencia no ha quedado al margen de las imposturas que trastocan las fronteras de lo verdadero y lo falso, según sostiene el investigador Pablo Pellegrini en su libro "La verdad fragmentada", un recorrido minucioso por la red de intereses y conspiraciones que desata cada hallazgo científico ahora que el conocimiento ya no es emblema incuestionable de progreso.
Pellegrini, investigador del CICET y especialista en controversias científicas, se interna en cuestiones como las vacunas, las células madre, la energía nuclear, el cambio climático y otros puntos fuertes de la agenda científica para dar cuenta de las disputas en torno al saber y analizar el impacto de las creencias o las expectativas sociales sobre la credibilidad de los investigadores.
"La verdad fragmentada" (Editorial Argonauta) revisa los criterios de validación que dan lugar al consenso académico y recorre además célebres historias de impostores o plagios dentro la comunidad científica, que según el autor, a diferencia de otros campos como los medios de comunicación, suele mostrar una reacción punitiva inmediata frente al fraude.
- Télam: Hasta avanzado el siglo XX las conclusiones surgidas de la ciencia circulaban como verdades incuestionables ¿Cuándo se rompió ese paradigma?
- Pablo Pellegrini: La imagen positivista de la ciencia, que la vinculaba al progreso y bienestar, se fue deteriorando durante la segunda mitad del siglo XX, a partir de las bombas atómicas, las armas químicas, los desastres ambientales, que fueron mostrando otra imagen asociada a desarrollos científicos. Pero si aquella mirada sobre la ciencia era ingenua o idealizada, su desplazamiento no necesariamente dio lugar a una actitud más crítica y reflexiva. Que no se le reconozca colectivamente un carácter de verdad a ciertos discursos no necesariamente es porque deja de ser un valor -que es a lo que apunta la noción de posverdad- sino más bien porque se multiplican las comunidades de creencias que se aferran a sus propias certezas herméticas.
- T: ¿En qué medidala existencia del fraude habla también de la anuencia o la vulnerabilidad de una sociedad?
- P.P.: Un aspecto del fraude habla de la vulnerabilidad de los procesos de control y revisión. Si un hecho es certificado como válido, pero tiempo después se considera que en realidad estaba manipulado, es comprensible la pregunta acerca de por qué no fue descubierto al momento de su certificación. La cuestión de la revisión y certificación de los conocimientos juega un papel en el fraude, pero no es el único.
El interés por desgranar casos de fraude en distintos ámbitos, en particular en la ciencia, es porque también nos permite indagar en otro aspecto de nuestra relación con la verdad: cuán dispuestos estamos a creer en algo. Porque los casos de fraude ocurren con facilidad cuando ya hay una comunidad ansiando una verdad que no llega, y entonces aparece el impostor, que cuenta con una ventaja: cuando una comunidad anticipa algo como verdadero, las barreras de la crítica se relajan, pues no llega como algo sospechoso sino anhelado. Y eso ocurre en todos los ámbitos.
- T: ¿Y qué particularidades tiene el fraude cuando se produce en el campo científico?
- P.P.: Algo distintivo que uno puede encontrar en la ciencia no es tanto la ausencia de fraude, sino su reacción ante el mismo. Cuando la comunidad científica considera que un hecho científico fue inventado, en general la revista especializada que lo había publicado avisa que se arrepiente de haberlo difundido y lo da de baja; a su vez, el autor del fraude suele ser expulsado de su institución y cae en una suerte de oprobio. Esa reacción de la comunidad científica ante lo que se considera una mentira flagrante no es tan habitual en otros ámbitos: no es algo frecuente de encontrar, por ejemplo, en los medios de comunicación. Eso habla de la particular relación que tiene la comunidad científica con la idea de verdad.
- T: El conocimiento es inevitable, así como su uso en todas direcciones: altruistas o mezquinas...¿la ciencia nos permite avanzar en algunos planos al mismo tiempo que plantea un "retroceso" en otros?
- P.P.: En todo caso la ciencia implica un modo de conocer, un modo de darle sentido a las cosas. Pero no creo que sea una forma de conocimiento inevitable ni neutra. Además, es dinámica y heterogénea, implica más bien un crisol de modos de conocer; tan sólida o frágil como cualquier actividad humana, no hay porqué darla por sentada. Los cambios drásticos en las políticas hacia la ciencia y la tecnología dan cuenta de esa fragilidad. La cuestión, quizás, es a qué nos referimos cuando de un modo genérico hablamos de ciencia. Si lo que revindicamos de esa forma de conocimiento es la duda, el entusiasmo por la interrogación y la búsqueda que dispara, entonces no solo puede generar desarrollos y riquezas, sino también aportes culturales deseables en sociedades que pueden volverse rígidas o aferradas a certezas violentas. (Télam)
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