Juan Jose Saer o una sintaxis para la literatura argentina

Por Martin Prieto* En 1960, con la publicacion de “En la zona”, Saer sutura y al suturar cancela y difumina a la vez la sorda polemica de los años 40 y 50 entre las dos grandes tradiciones de la narrativa argentina de la primera mitad del siglo

D-Interés09 de junio de 2020 Agencia Télam
Por Martín Prieto*

En 1960, con la publicación de “En la zona”, Saer sutura y al suturar cancela y difumina a la vez la sorda polémica de los años 40 y 50 entre las dos grandes tradiciones de la narrativa argentina de la primera mitad del siglo XX: la de Borges y la de Arlt. Saer convierte en suma creativa lo que era oposición anulante.
Impone, además, a la literatura argentina, una sintaxis singular, identificable por la extensión de las frases y el uso de los signos de puntuación, que cumplen su esperada función gramatical y apoyan un tipo de música verbal, próxima a la poesía; una descripción morosa pero siempre narrativa, es decir, siempre puesta en función del relato y no del mero preciosismo y procedimientos novedosos que pueden verse, especialmente, en sus novelas, relacionados con la figura o posición del narrador, los puntos de vista y los tiempos del relato.
Entre 1970 y 1975 Saer termina de diseñar los que creo son sus libros más importantes: “La mayor” y “El arte de narrar”. En el primero, en los “Argumentos”, ensaya una combinación inestable de relato, nudo argumentativo, poema en prosa y apunte para una novela futura. Y esa forma genérica puede ser replicada para definir los mejores poemas de “El arte de narrar”, que parecen mínimas novelas en verso: en versos libres o en prosa, signados por su narratividad, sus diálogos, sus personajes, su extensión, que funcionan, otra vez, como apuntes de una obra futura, que tampoco se escribirá porque manda, siempre, en Saer, el dictum simbolista de Stéphan Mallarmé: sugerir, en vez de nombrar.
En la prosa de dos de los mejores libros publicados antes de que cerraran las imprentas, “La noche politeísta”, de Luis Chitarroni, y “Sumisión”, de Oscar Taborda, no en términos epigonales ni de influencia directa, Saer hace señas. Vive.

*Poeta, docente y crítico literario. Curador del Año Saer y la muestra “Conexión Saer”. (Télam)
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