Cumbre en la OIT: fuerte llamado al diálogo social en Argentina

En medio de un clima político cargado tras el tercer paro general convocado por la CGT y a días de la marcha del 1° de mayo, una postal inusual sorprendió a todos: el Gobierno, la CGT y la Unión Industrial Argentina (UIA) se mostraron alineados en un seminario de la OIT en defensa del diálogo tripartito. Fue en la Biblioteca Nacional, en el marco del VIII Seminario sobre Economía Informal.

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Allí, el secretario de Trabajo, Julio Cordero; el líder de la UOCRA y encargado de Relaciones Internacionales de la CGT, Gerardo Martínez; y el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, coincidieron en que la informalidad laboral —que afecta al 40% de los trabajadores— debe enfrentarse con consensos, políticas públicas y diálogo institucionalizado.

Cruce tenso pero amistoso entre Martínez y Cordero

El momento más potente se vivió cuando Martínez, en tono firme pero cordial, lanzó una crítica directa: “No queremos un diálogo que dependa de la voluntad de Julio. Queremos una política de Estado”. Cordero no dudó: “Siempre”, respondió. “¿Me lo garantizás?”, retrucó Martínez. “Claro, siempre”, insistió el funcionario.

Ese intercambio terminó con aplausos cerrados y dejó flotando una pregunta inevitable: ¿es posible reinstalar el diálogo social en plena era Milei?

Las diferencias internas siguen latentes

Aunque la escena pareció de unidad, puertas adentro las diferencias persisten. Ni Cordero ni Martínez representan hoy las posturas dominantes dentro del oficialismo libertario ni dentro de la CGT, donde conviven alas duras y sectores moderados. Desde el Gobierno no hay señales de convocar a una mesa formal de negociación, y dentro de la central obrera tampoco hay expectativas concretas. La foto, sin embargo, fue potente. Tal vez un gesto, tal vez una señal.

La jornada fue inaugurada por Sara Luna Camacho, titular de la Oficina de la OIT en Argentina, quien recordó que el diálogo social está en el ADN de la organización desde su fundación en 1919. También reivindicó la figura del papa Francisco como promotor global de consensos y llamó a “proteger y fortalecer” la tradición argentina de concertación.

Cordero: educación y leyes para formalizar

En su exposición, Julio Cordero planteó que la educación es clave para revertir la informalidad y propuso adaptar las nuevas formas laborales —como el monotributo o el trabajo independiente— al marco protector de la OIT. Citó la Ley de Bases como un primer paso y defendió el rol del Estado como garante del diálogo social.

“Profundicemos los principios de la OIT para no equivocarnos”, resumió.

Funes de Rioja: sin armonía no hay futuro

El titular de la UIA, por su parte, fue enfático: “Argentina ha vivido sumergida en la informalidad” y llamó a construir “puentes” sin negar experiencias ajenas. Aseguró que “sin diálogo social no hay país posible” y reclamó avanzar en educación, formación profesional y competitividad.

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Según el empresario, la productividad industrial argentina es alta en la región, pero el lastre de la informalidad frena la competitividad global.

Martínez: sin obra pública no hay solución

Gerardo Martínez cerró el panel con una fuerte defensa del desarrollo como política de Estado. “Queremos discutir con sensatez. ¿Cómo terminar la informalidad si se paraliza la obra pública?”, preguntó. También reclamó reactivar los corredores bioceánicos y un rol activo del Estado en la convocatoria a una mesa de trabajo.

“El sindicalismo está para discutir el desarrollo, no solo lo salarial”, subrayó.