El Nunca mas debe ser un minimo comun civilizatorio, dice embajadora chilena a 50 años del golpe

La embajadora chilena en Argentina, Barbara Figueroa, considero que el "Nunca mas" debe ser un "minimo comun civilizatorio", al referirse a posibles discursos negacionistas de los crimenes cometidos durante la dictadura, a 50

Mundo06 de septiembre de 2023 Agencia Télam
(Por Cecilia Becaría) La embajadora chilena en Argentina, Bárbara Figueroa, consideró que el "Nunca más" debe ser un "mínimo común civilizatorio", al referirse a posibles discursos negacionistas de los crímenes cometidos durante la dictadura, a 50 años del golpe de Estado que derrocó al presidente Salvador Allende, y a la vez apuntó que se trata de un debate que no se cierra de un día para otro, sino que es parte de un proceso.
Figueroa, una exdirigente comunista que el año pasado se convirtió en la primera mujer en encabezar la embajada de su país en Buenos Aires, expresó en diálogo con Télam la importancia de construir memoria con una mirada de futuro, donde el "férreo compromiso con los derechos humanos está en el centro", y consideró que las "democracias actualmente están demandadas".
- Télam: En el marco de los 50 años del golpe, el Gobierno chileno anunció una serie de medidas en los últimos días, como el Plan Nacional de Búsqueda de víctimas de desaparición forzada durante la dictadura, ¿cuál es el objetivo del presidente?
- Bárbara Figueroa: Tener un plan de búsqueda en nuestro país no es solo un desafío para la sociedad chilena, sino que también nos convoca a todas las instituciones del Estado. En esa perspectiva y desde el rol que nos toca a nosotros como embajadores y embajadoras, nuestra disposición es ser absolutamente contribuyentes en todo aquello que se requiera para poder acompañar, complementar, solicitar a otras instituciones información que pueda ser relevante en el marco de este proceso de búsqueda activa que va a desarrollar el Gobierno de Chile.
- T.: Y en ese sentido, ¿cuál cree que puede ser la colaboración con Argentina o cómo se puede apoyar Chile en la experiencia argentina con la búsqueda de desaparecidos y también de memoria, verdad y justicia?
- BF.: Hay caminos en ese sentido que creo que, si bien son complementarios, tienen mucho que ver también con procesos culturales y políticos. Argentina ha dado cuenta de una tradición donde el desafío y el valor de la defensa de los derechos humanos, el camino de la verdad, de la justicia o el debate de los derechos humanos es un debate abierto, no está encerrado en instituciones, sino que está abierto al conjunto de la comunidad. Creo que es una experiencia muy valiosa, digna de mirar, pero creo que en relación al desafío en torno al plan de búsqueda hay una tarea por parte de la Cancillería de nuestro país que nos solicita también a las instituciones, a las embajadas, poder ser muy contribuyente en los mecanismos para recoger información, los archivos, los instrumentos con los cuales otros países han podido recabar información sobre desapariciones, sobre adopciones irregulares, entre otros. Y por cierto, lo que tiene que ver con las adopciones irregulares, es un elemento donde probablemente desde las embajadas en el exterior también podemos contribuir y aportar.
- T.: En ese marco, este martes se inauguró un memorial para recordar a los chilenos desaparecidos en Argentina, ¿hay otras actividades previstas en el país para recordar los 50 años del golpe?
- BF.: El marco de los 50 años, tal como ha enfatizado nuestro presidente de la República, Gabriel Boric, tiene que ver con la memoria, la verdad, la justicia, pero también una mirada de futuro. Memoria para no olvidar los hechos que hoy nos convocan a conmemorar estos 50 años y, por lo tanto, a partir de eso, proyectar también un futuro donde la verdad, el irrestricto cumplimiento y férreo compromiso con los derechos humanos está en el centro. La conmemoración de los 50 años no puede ser entendida como una acción del minuto, sino que tiene que ser entendida como un desafío, particularmente para seguir trascendiendo en las futuras generaciones. En este contexto, hemos logrado poner al servicio del Estado de Chile este espacio de memoria activa que es el memorial, pero que se acompaña de una serie de iniciativas, como la difusión de cortometrajes, de exposiciones fotográficas vinculado a lo que ocurrió en Chile. Y eso no sólo nos permite dar cuenta de la atrocidad de lo que significó la dictadura en nuestro país, sino que también permite reflejarse en las atrocidades de los golpes de Estado, con mayor o menor grado de brutalidad, que vivió nuestro continente. Tenemos el Plan Cóndor, que es quizás la huella que nos ha marcado de manera más sustantiva como región
- T.: Esto se da además en un contexto, como ocurre en Argentina, donde se está queriendo institucionalizar desde ciertos grupos políticos el negacionismo de los crímenes de la dictadura, ¿cómo lo ve?
- BF.: Creo que si hay algo donde tenemos una relación es que, partiendo del dolor de lo que significa para nosotros la conmemoración de los 50 años, también tiene un elemento virtuoso cuando lo vinculamos con Argentina, que celebra la posibilidad de tener 40 años de ininterrumpida democracia. Creo que es algo absolutamente convocante. Cuando decimos verdad, justicia, memoria, de alguna manera también estamos reflejándonos en esto que es la posibilidad, después de vivir tiempos dolorosos en nuestros países, de tener ininterrumpida democracia y el valor que tiene volver a rescatarla, entender que las democracias estamos demandadas. Evidentemente, el desafío hoy día no es retroceder en democracia, sino profundizar la democracia, porque sabemos que hay demandas sociales que exigen que sea mucho más activa respecto a los desafíos del presente. Pero eso en ningún caso puede relativizar la necesidad de entender que la mejor manera de poder convivir en sociedad es a través de una institucionalidad democrática. Lo que tenemos que seguir haciendo es profundizar la democracia y no ponerla en tela de juicio, no poner en tela de juicio las violaciones a los derechos humanos. Y, a partir de ello, permitirnos no una acción que uno pudiera entender de cacería de brujas, sino que más bien de justicia por el bien del desarrollo de nuestros países y para que este nunca más efectivamente sea un mínimo común civilizatorio.
- T.: En ese sentido, en Chile también ha habido algunas expresiones de reivindicación de gobiernos militares, ¿cree que la sociedad chilena está preparada para trabajar, como quiere en este momento el gobierno, en pos de la justicia, la verdad y la memoria?
- BF.: Creo que es parte de los procesos. Creo que la necesidad de contar con justicia, de desplegar hoy día un plan de búsqueda activo, tiene que ver precisamente con esta convicción de cerrar la puerta a cualquier posibilidad de que hay circunstancias que permiten avalar la imposición de un modelo por la vía de sangre y fuego, el derrocamiento de un gobierno o la intolerancia frente al pensamiento diverso. Tengo la impresión de que esa convicción es un proceso de trabajo continuo, que requiere decisiones de Estado en torno a que el desafío de verdad y justicia no es una acción revanchista, sino que es una acción necesaria, para que a partir de esos cimientos podamos entonces construir esta sociedad que se precie de democrática. Y no solo porque desarrolla elecciones, porque permite el ejercicio de diversas expresiones políticas, sino porque parte de una convicción, que es que todos tenemos no solamente el derecho a vivir libres e iguales en sociedad, sino también el derecho a tener una posición, sin que eso significa que tengamos que estar sometidos al terror, al miedo y a la posibilidad de exterminio. Si me preguntas si el marco de los 50 años va a permitir cerrar este debate, te diría que no, porque es un proceso, es un proceso en permanente construcción. Ahí juega un rol muy importante lo que se puede hacer desde el Estado en términos de las políticas institucionales, pero ciertamente también juega un rol muy activo la sociedad civil, las organizaciones sociales y sindicales, el mundo organizado en general, también los partidos políticos y sin duda el rol de la educación desde la más temprana infancia. Esos son elementos que están siempre ahí puestos en valor cuando estamos hablando del Nunca más. El Nunca más no es decretado, es entender que no podemos nunca dejar de reflexionar con la convicción de que sobre estas materias no hay verdades a medias. (Télam)
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