Anna Escobar: No existe la normalidad o anormalidad, me toco un proceso diferente

Fotografa de profesion y madre de dos hijos adolescentes, uno de ellos con discapacidad, Anna Escobar afirma que le toco "una maternidad intensa" que todavia le trae nuevos desafios y sostiene que, aunque tuvo miedo de no poder afrontar la

D-Interés15 de octubre de 2022 Agencia Télam
Fotógrafa de profesión y madre de dos hijos adolescentes, uno de ellos con discapacidad, Anna Escobar afirma que le tocó "una maternidad intensa" que todavía le trae nuevos desafíos y sostiene que, aunque tuvo miedo de no poder afrontar la situación, "al final te das cuenta de que la fortaleza está".
"No creo que exista la normalidad o anormalidad, sólo me tocó un proceso diferente, un camino que es muy arduo pero de puro aprendizaje y muchísimo amor, porque te saca todo el tiempo de tu zona de confort", subraya en diálogo con Télam.
Anna es mamá de Fidel, de 17 años, y de Lucio, de 14. Durante su último parto, por una mala gestión en la cesárea de emergencia, Lucio sufrió de hipoxia -falta de oxígeno-, lo que dejó como consecuencia una parálisis cerebral irreversible que le impide moverse, alimentarse por sus medios, hablar, sostener su cabeza y otras complicaciones respiratorias.
Además de las frecuentes convulsiones que, bajo un tratamiento, Anna controla y atiende cuando hace falta.
Si bien su hijo no puede conversar con palabras, ella aprendió a encontrar respuestas en las miradas y las sonrisas: "Es un trabajo de mucha observación, de ir decodificando sutilezas, reconocer su cara de contento, asustado, triste. Lucio es mi gran maestro. Con él se me fue todo el narcisismo y las estructuras que yo tenía. Siento un gran orgullo por quien es, aunque él nunca me vaya a decir mamá, yo sé que se siente amado y mi único miedo es que sufra, que la pase mal".
Nacida en Buenos Aires, Anna vive en la ciudad de Bariloche desde hace 20 años, donde desarrolló su carrera como fotógrafa y asegura que "la imagen es importante porque hay lugares a los que la palabra no llega".
"La fotografía es una herramienta más que tengo para procesar el dolor y las situaciones desde lo simbólico", reconoce Anna, que en una de sus series retrató una sábana desgarrada, que de a poco se recompone y se reúnen sus partes; y en otra hace un registro documental de los primeros años en los que llevaba a Lucio al hospital.
La mujer relata que experimentó la maternidad de una forma "diferente" e "intensa" porque cuando nació Fidel, su hijo mayor, fue el primer bebé hemofílico de Bariloche.
"Después vino Lucio y tuve miedo de no poder. Al principio es enterarte de un montón de información que no sabés, luchar con la obra social y con los médicos que no te dan información. Pero al final te das cuenta de que la fortaleza está", agrega.
Después de catorce años de una maternidad que la desafió a estar atenta a cada detalle, Anna admite que ya no se obsesiona con los tratamientos: "Me relajé porque me di cuenta de que es importante que él la pase bien durante el tiempo que esté acá. Con él todo es presente, disfrutar de lo que hay".
Cuando Lucio se duerme, Anna le habla: "Le digo que estoy orgullosa de su valentía, porque es verdad, para quedarte en un cuerpo que no podés mover, que no te deja expresarte, tenés que ser una persona muy valiente. Yo creo que hay muchas formas de expresar amor, sólo se trata de conectar con el corazón del otro para poder entenderlo". (Télam)
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