Un estudio publicado recientemente en la Revista Internacional de Ciencias Moleculares en septiembre, brindó evidencia que apunta a la probable nocividad de las sales de aluminio, presentes en muchos desodorantes.

Un grupo de investigadores de la Fondation des Grangettes, el Centro de Oncología y Hematología Hirslanden de la Clinique des Grangettes y la Universidad de Oxford, exhibió en células de hámster, incluidas las células de la glándula mamaria, a las sales de aluminio in vitro.

Los resultados del estudio dirigido por los suizos André-Pascal Sappino y Stefano Mandriota, muestran que el metal no solo ingresa a las células, sino que también causa rápidamente inestabilidad genómica en estas células.

“La investigación realizada muestra que el aluminio altera el ADN de las células por métodos equivalentes a los de las sustancias cancerígenas reconocidas y confirma así su potencial cancerígeno”, dijo la Fondation des Grangettes en su nota de prensa sobre el tema.

El biólogo Mandriota y el oncólogo Sappino ya habían demostrado en 2012 que las células mamarias humanas cultivadas y expuestas al aluminio in vitro se someten a una modificación genética.

En 2016, sus estudios mostraron que las células de la glándula mamaria de ratón cultivadas en presencia de concentraciones de aluminio de un nivel comparable al encontrado en la mama humana causaron, cuando se inyectaron en ratones, tumores metastásicos muy agresivos.

Su último estudio ayuda a explicar el mecanismo por el cual el aluminio ingresa a las células y confirma que la modificación genética puede causar inestabilidad genómica. Sin embargo, este último es típico del que se encuentra en casi todos los tumores humanos.

Para los investigadores, el vínculo entre el uso de desodorantes antitranspirantes y el aumento de cáncer de mama observado en los últimos cincuenta años debe tomarse en serio.

“Más del 80% de los tumores ocurren en la parte externa de la glándula, la que está cerca de la axila”, dijo Sappino a France Inter el martes 12 de octubre.

Sin embargo, admitió que para establecer un verdadero vínculo causal entre el uso de desodorantes que contienen sales de aluminio y la aparición de cáncer de mama en humanos, sería necesario realizar grandes estudios a largo plazo que incluyan a grupos de usuarios de estos productos.

Por su parte, el Comité Científico para la Seguridad del Consumidor (CSSC), que asesora a la Unión Europea, estimó en un informe publicado en marzo de 2020 que los desodorantes no presentaban un peligro para la salud si su concentración de aluminio era inferior al 10, 60% para aerosoles y 6.25 % para otros.

Estas cifras son superiores a las concentraciones observadas en los productos en el mercado. El SCCS también declaró que “la exposición sistémica al aluminio a través de aplicaciones diarias de cosméticos no aumenta significativamente la carga corporal de aluminio de otras fuentes”.

En 2011, la Agencia Nacional para la Seguridad de los Medicamentos y Productos Sanitarios (ANSM) concluyó que no había pruebas de la relación entre la exposición al aluminio a través de la piel y la aparición del cáncer.

Sin embargo, recomendó limitar la concentración de aluminio en los productos cosméticos al 0,6% y no utilizar productos que contengan aluminio justo después del afeitado o sobre la piel dañada, ya que la absorción es mayor y fuerte en estos casos.

Pero, para la Fondation des Grangettes, los últimos estudios realizados por Mandriota y Sappino “trazan, para [el aluminio], un camino similar al ya visto para agentes cancerígenos ahora probados como el tabaco o el amianto”.

Estos científicos piden a las autoridades que restrinjan, como medida de precaución, el uso de aluminio por parte de la industria cosmética.