El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó hoy que las tres Fuerzas Armadas tienen la misión de proveer "paz para gobernar" y garantizar la "libertad", en el marco de su campaña contra gobernadores e intendentes por haber declarado cuarentenas y toques de queda nocturnos para enfrentar el colapso sanitario y el récord de muertes que se registra en la segunda ola de coronavirus desde febrero.
En un acto en la sede del Ejército en San Pablo y a semanas de haber cambiado a los tres jefes de las Fuerzas Armadas tras su negativa a apoyar su campaña contra las cuarentenas, el mandatario le pidió apoyo a los militares y reivindicó la represión de la dictadura contra "brasileños pésimos", como llamó a los opositores al régimen de facto que se instaló entre 1964 y 1985.
"Nuestra nación tiene una vocación, la libertad por encima de todo y la certidumbre de que el pueblo tiene a las Fuerzas Armadas dentro de las cuatro líneas de la Constitución, que no medirán esfuerzos para garantizar el oxígeno de la vida, que es nuestra libertad", afirmó el ultraderechista durante un acto en el cuartel central del Ejército de la región sudeste, en San Pablo.
Y, a seguir, subrayó: "Siempre contaremos con la Marina, el Ejército y la Aeronáutica para traernos la paz para gobernar".
Bolsonaro usó la palabra "oxígeno" en su discurso justamente cuando el Senado abrió una comisión parlamentaria para investigar las omisiones del Poder Ejecutivo en su gestión de la pandemia, puntualmente en la muerte de pacientes intubados por Covid-19 en la terapias intensiva de la ciudad de Manaos, a mediados de enero pasado.
La fiscalía federal del estado de Amazonas denunció por este episodio al general en actividad Eduardo Pazuello, ministro de Salud de Brasil desde mayo de 2020 hasta este mes, cuando fue reemplazado por Marcelo Queiroga.
Bolsonaro participó hoy de un acto militar para poner en funciones al general Tomaz Miguel Miné Ribeiro Paiva como jefe del Comando Militar del Sudeste, en San Pablo.
También estuvo presente uno de sus principales sostenes económicos, el empresario Paulo Skaf, titular de la poderosa Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp).
Bolsonaro, en su corto discurso, recordó su elección en 2018, luego de haber sido víctima de un atentado a cuchillo durante un acto electoral que lo mantuvo casi un mes en un hospital y de que su principal rival en las encuestas, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, fuera inhabilitado por estar preso y condenado por corrupción en la Operación Lava Jato.
Hoy la propia corte suprema del país está poniendo en duda la imparcialidad de jueces y fiscales de esa operación anticorrupción y las condenas de Lula podrían ser completamente anuladas.
"Quiso el destino que yo llegara a esta posición. Apenas Dios lo sabe, no apenas por la vida sino por la campaña, que fue atípica", dijo el mandatario.
Bolsonaro también contó que, a inicios de la década del setenta en la región del Valle del río Ribeira, San Pablo, decidió unirse al Ejército por haber sido testigo de la represión a los movimientos de resistencia a la dictadura.
"Eran momentos difíciles donde pésimos brasileños querían robarnos la libertad. Mi vida se unió al Ejército y aprendí lo suficiente para reconocer como aquellos valientes militares y otros políticos sellaron el buen destino para nuestra nación", dijo Bolsonaro.
El actual mandatario dejó el Ejército en 1988 luego de haber sido juzgado por indisciplina y amenazar con poner bombas para reclamar por mayores salarios al Gobierno de transición de José Sarney.
En el acto en el cuartel del barrio de Paraíso, Bolsonaro fue obligado a usar tapabocas y, desde los altoparlantes, el Ejército pidió no permitir saludos protocolares a las nuevas autoridades para respetar el distanciamiento social. (Télam)