La economía respondió positivamente a las primeras medidas incluidas en la Ley de Solidaridad y el nivel de actividad estaría encontrando "el piso de su caída", afirmó en su último informe la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE).
“La actividad económica estaría encontrando el piso de su caída; y aunque es pronto para hablar de un cambio de tendencia, hacia enero de 2020 una serie de indicadores muestran que la economía ha respondido positivamente a la primera vuelta de incentivos del paquete de emergencia”, aseguró FIDE.
Según el trabajo, "desde hace casi dos años, la economía argentina no para de caer; entre mayo de 2018 y diciembre de 2019 registró más de 20 meses de contracción continua, solo interrumpida brevemente en mayo de 2019 por el efecto estadístico de la normalización de la cosecha gruesa luego de la sequía 2018".
"Desde mayo de 2018 la actividad económica se contrajo un 14%, alcanzando niveles de utilización de capacidad instalada de mínimos históricos. Un retroceso de tal magnitud solo es comparable con la crisis de 2001", recordó.
Para ello, acotó, "el nuevo Gobierno dispuso un conjunto de medidas de emergencia en la Ley de Solidaridad cuyos efectos positivos ya empiezan a registrarse”.
"Ahora se ha ingresado en otra etapa. La materia más difícil de la política económica orientada a la recuperación es lidiar con la inercia contractiva de un período tan prolongado de tiempo", sostuvo la fundación.
Según FIDE, "se ha logrado consolidar un proceso de relativa estabilización macroeconómica; los controles cambiarios y el superávit de cuenta corriente han servido como anclas de esa estabilidad".
"Con la demanda externa fuera de la ecuación, la apuesta de corto plazo deberá estar centrada en lo que suceda con la demanda interna", advirtió el trabajo.
Y agregó: "En cuanto al sector público, y al menos durante esta primera etapa marcada por el cronograma de reestructuración de deuda, no es esperable que la política fiscal abandone el enfoque de gasto compensado y vire hacia una política de gasto más expansiva".
"Consecuentemente, el impulso deberá venir desde el sector privado y a partir de la recomposición del poder adquisitivo que traccione el consumo interno", remarcó.
En este marco resulta clave que "perdure el sendero desinflacionario de modo tal que el poder adquisitivo crezca más que la inflación, en un cuadro que termina de definirse con una combinación de estabilidad cambiaria, congelamiento tarifario y desindexación de paritarias (aumentos por suma fija) que logren perforar el piso de 40% de inflación inercial que dejó el Gobierno anterior".
En lo que respecta a la renegociación de la deuda, FIDE señaló que “se debe avanzar con una reducción del volumen que sea compatible con un sendero de sostenibilidad y repago de largo plazo, que tiene como condición necesaria un piso de aceptación elevado que posibilite el canje voluntario sin default”. (Télam)