Podrían estar espiándote a través de la cámara del celular o la PC: Qué es el “camfecting” y cómo cuidarse
El ciberdelito está a la orden del día. La economía evolucionó y los malvivientes no se iban a quedar atrás.
En la era de la información, la comunicación, la influencia y la tecnología, que se adelantó con el aislamiento de la pandemia por covid, los trabajadores tuvieron que adaptarse de algún modo, incluyendo aquellos que realizaban actividades ilegales.
Hoy la gente maneja cada vez menos dinero efectivo y elige billeteras virtuales, no sólo por la comodidad que implica, sino también porque son más difíciles de saquear.
Hubo quienes se pusieron a estudiar maneras de acceder a cuentas bancarias, y quienes ya se venían entrenando desde que internet desembarcó en nuestras vidas.
Pueden ser individuos o grupos organizados, y utilizan técnicas como el phishing, o el famoso “cuento del tío” vía mail, desde donde se dirige a los clientes a páginas web falsas.
También está el “vishing” que son llamadas telefónicas fraudulentas, y el “smishing”, una comunicación con la misma finalidad pero a través de mensajes de texto y por Whatsapp.
De hecho, según un informe publicado la semana pasada por el Observatorio de Cibercrimen y Evidencia Digital en Investigaciones Criminales de la Universidad Austral (Ocedic), las denuncias por ciberfraudes se incrementaron casi 200% durante el primer trimestre del año en comparación con el mismo período de 2021.
Ahora bien, otra de las modalidades que preocupa, no sólo por vulnerar nuestra economía sino también nuestra reputación e integridad física es la técnica del “camfecting”.
Lo hacen a través de virus troyanos de acceso remoto conocidos como RAT, que pueden ingresar a nuestros dispositivos como enlaces o archivos adjuntos maliciosos en correos electrónicos, en aplicaciones de mensajería o en redes sociales, y en aplicaciones móviles de aspecto legítimo pero maliciosas.
A través de este método, los ciberdelincuentes profesionales suelen buscar extorsionar a sus víctimas con fotos o filmaciones privadas (para lo cual se recomienda tapar la cámara con una cinta o papel mientras no la estemos usando), o registrar las pulsaciones de teclas para robar contraseñas, datos bancarios y más.
Algunas señales de que podríamos estar siendo víctimas de camfecting, son tener la luz de la webcam encendida aunque no la estemos utilizando, hallar aplicaciones o archivos extraños en el celular o computadora, o que la configuración haya cambiado sospechosamente.
Hoy la gente maneja cada vez menos dinero efectivo y elige billeteras virtuales, no sólo por la comodidad que implica, sino también porque son más difíciles de saquear.
Sin embargo, el ciberdelito está a la orden del día. La economía evolucionó y los malvivientes no se iban a quedar atrás.
Hubo quienes se pusieron a estudiar maneras de acceder a cuentas bancarias, y quienes ya se venían entrenando desde que internet desembarcó en nuestras vidas.
Pueden ser individuos o grupos organizados, y utilizan técnicas como el phishing, o el famoso “cuento del tío” vía mail, desde donde se dirige a los clientes a páginas web falsas.
También está el “vishing” que son llamadas telefónicas fraudulentas, y el “smishing”, una comunicación con la misma finalidad pero a través de mensajes de texto y por Whatsapp.
De hecho, según un informe publicado la semana pasada por el Observatorio de Cibercrimen y Evidencia Digital en Investigaciones Criminales de la Universidad Austral (Ocedic), las denuncias por ciberfraudes se incrementaron casi 200% durante el primer trimestre del año en comparación con el mismo período de 2021.
Ahora bien, otra de las modalidades que preocupa, no sólo por vulnerar nuestra economía sino también nuestra reputación e integridad física es la técnica del “camfecting”.
Con esta metodología, los hackers lograron “secuestrar” las cámaras de computadoras, teléfonos inteligentes y tablets para espiar y grabar a sus víctimas.
Lo hacen a través de virus troyanos de acceso remoto conocidos como RAT, que pueden ingresar a nuestros dispositivos como enlaces o archivos adjuntos maliciosos en correos electrónicos, en aplicaciones de mensajería o en redes sociales, y en aplicaciones móviles de aspecto legítimo pero maliciosas.
A través de este método, los ciberdelincuentes profesionales suelen buscar extorsionar a sus víctimas con fotos o filmaciones privadas (para lo cual se recomienda tapar la cámara con una cinta o papel mientras no la estemos usando), o registrar las pulsaciones de teclas para robar contraseñas, datos bancarios y más.
Algunas señales de que podríamos estar siendo víctimas de camfecting, son tener la luz de la webcam encendida aunque no la estemos utilizando, hallar aplicaciones o archivos extraños en el celular o computadora, o que la configuración haya cambiado sospechosamente.
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