Futbol-Milan: Sirve a Dios, pero hincha por el Diablo

Por Gianluigi Basilietti CASCIA, 6 FEB - Sor Giacomina Stuani "juega" en el equipo de Dios, pero "hincha" por el Diablo, como se conoce al Milan, club por el que profesa su fe futbolera esta monja de clausura del monasterio de Santa Rita de Cascia.
Sor Giacomina llegó a la provincia de Mantova a los 38 años y antes del llamado del Señor había dedicado su vida al voleibol y al fútbol, su otra gran pasión que permanece intacta a pesar de sus votos.
Antes también tenía un trabajo estable en la Agencia de Ingresos (ente gubernamental recaudador de impuestos), experiencia que actualmente le resulta muy útil para llevar las cuentas del monasterio.
"Practicar deportes es hermoso y sano y representa una oportunidad para compartir y fraternizar", afirma en diálogo con ANSA en el claustro, donde demostró sus habilidades con el balón a pesar de calzar sandalias.
"En mis tiempos me llamaban Sívori", recuerda en alusión al talentoso futbolista argentino nacionalizado italiano Enrique Omar Sívori, el "Cabezón" que llegó a Juventus desde River Plate cambio de una cifra record para el fútbol de esos tiempos.
Inevitable la referencia al "Derby della Madonnina" que su amado Milan jugará este domingo en San Siro frente a Inter, escolta de Juventus en el campeonato italiano, por la vigésimo tercera fecha.
Clásico en el que el "rossonero" intentará asestarle al "nerazzurro" su segundo revés en el torneo (sólo perdió con Juventus) y en el que el sueco Zlatan Ibrahimovic representa la carta de triunfo del equipo comandado por Stefano Pioli.
"Personalmente prefiero mirar hacia adelante más que hacia atrás, pero si su regreso al club significa aportar experiencia y personalidad en un grupo joven, creo que puede funcionar", explica Sor Giacomina.
Seguramente rezará por la recuperación del delantero sueco, que se entrenó en forma diferenciada por tercer día consecutivo en virtud de una dolencia en la pantorrilla aunque su presencia en el clásico no parece estar en duda.
"¨Quién ganará el derby del domingo? Mi corazón dice que Milan, pero Inter llega mejor", pronostica al tiempo que reconoce que no verá el partido porque, recuerda, "nosotras somos monjas de clausura".
Como para que no queden dudas de sus conocimientos de fútbol, Sor Giacomina también habló de esquemas y aseguró que su módulo preferido es el 4-4-2 adoptado en sus tiempos por el legendario Arrigo Sacchi.
Era una niña aún cuando comenzó a encenderse esa pasión por el deporte más popular del planeta: "Jugaba con mi hermano y sus amigos", recuerda y confiesa: "Mis primeros pasos los dí en el FC Internazional Canneto sull'Oglio".
"En esos tiempos tenía que ponerme la casasa nerazzurra y eso era todo un tema para mí, que soy fanática del Milan, pero la pasión y el amor que sentía por jugar al fútbol me permitieron superar todas las barreras", agrega.
Como testimonio de aquellos años, Sor Giacomina atesora fotografías de sus tiempos de futbolista junto con casacas de Perugia, Ternana y Cremonesa que le regalaron las delegaciones de esos clubes cuando visitaron Santa Rita.
Por esos tiempos el fútbol era casi exclusivamente cosa de hombres, a diferencia de estos en los que las mujeres ganan día a día más terreno en este deporte a fuerza de sacrificios y de resultados.
La selección italiana de fútbol femenino dejó una excelente imagen en el Mundial celebrado el año pasado en Francia, del que se despidió en cuartos de final al caer frente a Países Bajos, a la postre subcampeón del torneo.
"Fue una buena experiencia para que las chicas se acerquen a este mundo y superen su timidez", afirma Sor Giacomina, que milita en el "Equipo del Señor, el mejor entrenador de todos a cuya declaración de amor no pude decirle que no", confiesa.
Sin embargo, aclara, "aún cuando hoy el primer lugar en mi vida lo ocupa Dios, la pasión por el fútbol no ha disminuido.
La sigo cultivando porque la pasión es el motor de la vida", resume.
Mientras ensaya jueguitos con el balón y antes de despedirse reflexiona con una sonrisa en el rostro: "Es verdad, resulta paradójico para una monja alentar al Diablo", apodo que se ganó Milan al adoptar los colores rojo y negro para su casaca.
(ANSA).