El uno por uno del #Debate2019
Altos y bajos de los personajes principales del encuentro.
Los candidatos presidenciales tuvieron su momento de expresión y así fue el desempeño de cada uno.
El actual presidente mostró como su fuerte la política exterior y expuso que es una de las flaquezas del kirchnerismo, además de criticar su alianza con Venezuela. Fue una de las temáticas más favorables para él. También apeló a hechos históricos para repartir responsabilidades sobre la crisis económica.
Estuvo serio, algo tenso y visiblemente incómodo. Perdió naturalidad y tal vez, al ojo de votante, algo de credibilidad, al verse tan apegado al guion prestablecido. Se reusó a atacar a Alberto Fernández, a vincularlo con Cristina Fernández y de esta manera desaprovechó oportunidades para nombrar el acuerdo con irán, la ruta del dinero K y los cuadernos.
Su virtud estuvo en su actitud, a la ofensiva. Se mostró muy suelto. Puso a Macri como foco de críticas y en todos sus discursos buscó posicionarlo como un ignorante sobre lo que sucede a diario en el país. Contrario al presidente, aprovechó cada momento para exponerlo, sobre todo cuando hablaba después de él, algo que sucedió varias veces gracias al sorteo. Su seguridad fue notoria, sobre todo al no haber sido atacado.
Entre las falencias, propuso una imagen “superada” que quedó en evidencia cuando Macri le reprochó "el dedito". Tampoco dio a conocer sus propuestas, fue previsible en su discurso y se preocupó por evadir algunas cuestiones para no dejar en claro su postura sobre algunos temas.
Se lo vio muy pasivo. Acertó en la imposición del alto índice de pobreza como eje y en la exposición de su plan contra el hambre. Como lo vino haciendo en sus spots, se mostró como conocedor de la crisis y como la mejor opción. Recibió críticas por su todo y su falta de acentuación en temas fundamentales. Además, se lo vio poco sólido en todos los puntos que difieren de lo económico.
Fue positivo su poder para entender a los otros candidatos y así poder cuestionarloe en su respuesta. Ante una actitud intermedia de los rivales, el contraatacó. Cuestionó tanto a Macri como a Fernández para demostrar su postura, pero en algunos momentos se evidenció una inclinación: cuando atacaba a gobiernos anteriores incluyó la gestión actual y omitió nombrar la época de Cristina Fernández.
Fue una falla grave el reiterar sus planteos sobre Ecuador, falló en el pedido de silencio y cayó en la ya conocida propuesta del Frente de Izquierda, sin novedades ni propuestas innovadoras.
Rechazo al aborto, controles migratorios y la defensa de la soberanía, todo lo que viene promoviendo, lo sostuvo. Nada Nuevo.
La no conclusión de sus propuestas fue el yerro principal. Falto de timing, se quedó sin tiempo para llegar a una síntesis de sus fundamentos.
Se erigió como un dirigente antisistema y utilizó como herramienta principal su fluidez oral y sus conocimientos comunicacionales. Falló al apelar a un discurso muy negativo sobre la actualidad del país y con propuestas muy abruptas en temas económicos.
El actual presidente mostró como su fuerte la política exterior y expuso que es una de las flaquezas del kirchnerismo, además de criticar su alianza con Venezuela. Fue una de las temáticas más favorables para él. También apeló a hechos históricos para repartir responsabilidades sobre la crisis económica.
Estuvo serio, algo tenso y visiblemente incómodo. Perdió naturalidad y tal vez, al ojo de votante, algo de credibilidad, al verse tan apegado al guion prestablecido. Se reusó a atacar a Alberto Fernández, a vincularlo con Cristina Fernández y de esta manera desaprovechó oportunidades para nombrar el acuerdo con irán, la ruta del dinero K y los cuadernos.
Su virtud estuvo en su actitud, a la ofensiva. Se mostró muy suelto. Puso a Macri como foco de críticas y en todos sus discursos buscó posicionarlo como un ignorante sobre lo que sucede a diario en el país. Contrario al presidente, aprovechó cada momento para exponerlo, sobre todo cuando hablaba después de él, algo que sucedió varias veces gracias al sorteo. Su seguridad fue notoria, sobre todo al no haber sido atacado.
Entre las falencias, propuso una imagen “superada” que quedó en evidencia cuando Macri le reprochó "el dedito". Tampoco dio a conocer sus propuestas, fue previsible en su discurso y se preocupó por evadir algunas cuestiones para no dejar en claro su postura sobre algunos temas.
Se lo vio muy pasivo. Acertó en la imposición del alto índice de pobreza como eje y en la exposición de su plan contra el hambre. Como lo vino haciendo en sus spots, se mostró como conocedor de la crisis y como la mejor opción. Recibió críticas por su todo y su falta de acentuación en temas fundamentales. Además, se lo vio poco sólido en todos los puntos que difieren de lo económico.
Fue positivo su poder para entender a los otros candidatos y así poder cuestionarloe en su respuesta. Ante una actitud intermedia de los rivales, el contraatacó. Cuestionó tanto a Macri como a Fernández para demostrar su postura, pero en algunos momentos se evidenció una inclinación: cuando atacaba a gobiernos anteriores incluyó la gestión actual y omitió nombrar la época de Cristina Fernández.
Fue una falla grave el reiterar sus planteos sobre Ecuador, falló en el pedido de silencio y cayó en la ya conocida propuesta del Frente de Izquierda, sin novedades ni propuestas innovadoras.
Rechazo al aborto, controles migratorios y la defensa de la soberanía, todo lo que viene promoviendo, lo sostuvo. Nada Nuevo.
La no conclusión de sus propuestas fue el yerro principal. Falto de timing, se quedó sin tiempo para llegar a una síntesis de sus fundamentos.
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