Gobierno habilita exportación de chatarra: el impacto en el mercado interno

En un giro significativo en la política económica, el Gobierno de Javier Milei ha habilitado la exportación de chatarra, una medida que había sido prohibida desde 2009 para proteger la industria siderúrgica local. La decisión, anunciada a finales de 2024, pone fin a más de una década de restricciones y abre un nuevo capítulo en la política de valorización de residuos metálicos, a través de la eliminación de los decretos 1040/20 y 70/23.

Contexto de la prohibición y las razones detrás de la nueva medida

La decisión de suspender las exportaciones de chatarra y metales no ferrosos fue tomada en enero de 2009 durante la presidencia de Cristina Kirchner, con la intención de proteger la industria siderúrgica nacional que utiliza estos desechos como insumo para la producción de acero. Esta medida, originalmente pensada para durar 180 días, fue prorrogada en varias ocasiones a lo largo de las gestiones de los presidentes Mauricio Macri y Alberto Fernández, y se extendió hasta la fecha bajo el mandato de los libertarios.

Sin embargo, la administración de Milei, a través del Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, justificó la revocación de estas restricciones al argumentar que eran "nocivas" para el mercado del reciclaje y la valorización de residuos. Según Sturzenegger, la prohibición deprimía el precio local de la chatarra y desincentivaba las actividades de reciclaje, mientras que beneficiaba principalmente a los procesadores de estos desechos, perjudicando a los productores, en su mayoría pequeñas empresas de reciclado.

“Esta prohibición era nociva por varios motivos. Primero, porque al deprimir el precio local de los desechos, desincentivaba el reciclado. Pero era nociva, sobre todo, porque prohibía un sinfín de negocios de reciclado para amplísimos sectores de la economía", declaró Sturzenegger. "Recibimos incontables mensajes de empresas cuyos negocios estaban vedados por esta prohibición".

El impacto en el mercado y los sectores involucrados

La eliminación de la prohibición ha provocado una serie de reacciones en distintos sectores. Mientras que desde el Gobierno se espera que esta medida abra nuevos mercados internacionales para el reciclado y genere una fuente de ingresos en dólares, ciertos actores del sector siderúrgico, como Paolo Rocca, CEO de Techint, han manifestado su desacuerdo. Desde la empresa Techint, se interpretó la medida como una decisión que podría afectar los precios de los insumos para la industria metalúrgica local, al reducir la oferta de chatarra disponible para la producción interna.

"Si se exporta, habrá menos oferta y se deberá, incluso, importar desde otros países", alertaron fuentes del sector, preocupadas por las posibles repercusiones en el mercado interno. Este cambio de políticas también ha generado un malestar palpable en sectores empresariales ligados al reciclaje y la gestión de residuos, que verían un incremento en el valor de la chatarra debido a la mayor demanda internacional.

La controversia y la relación con los sectores afectados

Uno de los aspectos más destacados de la medida fue la declaración de Sturzenegger sobre el supuesto "lobby" que se formó alrededor de las restricciones a la exportación. En sus palabras, la prohibición era un obstáculo para los pequeños recicladores y, en cambio, beneficiaba a los grandes procesadores, quienes no tenían ningún interés en abrir el mercado exterior.

“La eliminación de este tipo de medidas es el triunfo de la libertad por sobre el lobby", sentenció Sturzenegger, refiriéndose a la pugna entre las grandes corporaciones y los pequeños productores. Este enfrentamiento se intensificó cuando Techint, uno de los principales actores del mercado siderúrgico, expresó que la postura del Gobierno parecía ser una respuesta personal del Ministro contra la empresa.

Impacto en la economía argentina y la balanza comercial

Desde una perspectiva macroeconómica, la desregulación de la exportación de chatarra podría generar un impacto positivo en la balanza comercial, al permitir que el país exporte materiales reciclables y obtenga ingresos en dólares. Esta medida busca incentivar la valorización de residuos, especialmente en un contexto global donde la economía circular y el reciclaje están tomando protagonismo.

No obstante, el impacto en la competitividad de la industria nacional es incierto, ya que el aumento de los precios de los insumos podría afectar la producción local y aumentar los costos de manufactura en sectores que dependen de la chatarra reciclada para la producción de acero y otros productos metálicos.