Se publica la novela que anticipo la llegada de la Guia Michelin a la Argentina

"La hora del chef", flamante novela a cuatro manos de los autores Federico Beines y Diego Reig, relata la historia de un cocinero con una carrera en ascenso y un exito tal que, como parte de la trama, la reconocida Guia Michelin decide desembarcar

D-Interés 21 de septiembre de 2023 Agencia Télam
"La hora del chef", flamante novela a cuatro manos de los autores Federico Beines y Diego Reig, relata la historia de un cocinero con una carrera en ascenso y un éxito tal que, como parte de la trama, la reconocida Guía Michelin decide desembarcar en Buenos Aires para reseñar su restaurante, un hecho de la ficción que los autores -quienes terminaron de escribir la historia en 2021- no imaginaron que se convertiría hoy en una realidad.
"Fue obviamente una sorpresa. Una de esas cosas donde el arte imita a la vida y la vida imita al arte", dice a Télam Diego Reig, quien junto con Federico Beines, escribieron entre los años 2016 y 2021 este libro recién publicado por El Pulpo Literato, una novela que explora las vertientes del éxito y del fracaso a partir de una camada de estudiantes de gastronomía de destinos desiguales.
En julio pasado se conoció la noticia de que restaurantes de las ciudades de Buenos Aires y Mendoza serán examinados por inspectores de la famosa guía internacional, en el mismo momento en que se encontraba en la imprenta, pronta a su publicación, la novela que presagió este hecho de alto prestigio en el universo culinario.
"La idea de la guía Michelín apareció en la trama como una necesidad de poner algún tipo de reconocimiento al protagonista, un tipo que es un chef exitoso en su carrera aunque con las mujeres es un desastre. Él incluso se queja de este reconocimiento porque prefiere The 50 Best, que es otra guia prestigiosa de las mejores restaurantes del mundo", relata a Télam Beines, cuyo anterior libro, "Guía de forasteros", fue finalista de la séptima edición del Premio Hispania de Novela Histórica en España.
"Nos enteramos de la llegada de la Guía Michelin por los diarios. Sabíamos que había estado en San Pablo pero después lo habían sacado y que no tenía presencia en América, siempre estuvo históricamente en Europa", detalla el autor.
El protagonista de la historia, Andrés Castillo, es un chef de moda en Buenos Aires, al mando de un restaurante de cocina molecular, a quien además invitan a un programa de televisión, pero recibe un regalo inesperado y su bautismo de fama queda en jaque: una serie de obsesiones, hasta entonces beneficiosas para su trabajo, salen a flote en escenarios donde se vuelven difíciles de disimular.
"El protagonista es un personaje con la neurosis propia de un obsesivo de la presentación de sus platos pero el origen de la gastronomía también es un elemento decisivo de la novela", señala Reig sobre la obra en la que también se suceden misterios, intrigas y hasta la "aparición" del reconocido chef Francis Mallmann.
"Hay una intriga que se genera alrededor del origen de la gastronomía -completa Beines-; luego de la Revolución Francesa los chefs salen de los grandes palacios para armar sus restaurantes, o sea, se empieza a democratizar algo que antes era solo para reyes y nobles. Sin embargo, el restaurante del protagonista es muy exclusivo, por lo que con sus platos tiene la posibilidad de incidir en las actividades que van sucediendo en ese círculo, por lo que sigue manejando un nivel de influencia social y política en esos lugares, como ocurría en las cortes francesas", sugiere Beines al detallar la trama.
Sobre la dinámica de escribir a cuatro manos, explican los autores: "Encontramos la manera de que la novela sea escrita estrictamente en un 50 por ciento por ambos -relata Beines- con la consigna de aportar 400 palabras cada uno, un modo en donde no llegás a desarrollar algo sin que el otro tenga que intervenir y nos funcionó espectacular, tipo cadáver exquisito, donde cada uno escribía y no sabía lo que iba a hacer el otro. Vos recibías algo y tenías que seguirlo".
Y prosigue: "Cuando nos dimos cuenta que estaba bueno el resultado, a partir del capítulo dos empezamos a discutir todo lo que íbamos a escribir, pero siempre respetando la consigna de las 400 palabras para que el pulso de escritura no sé extendiera demasiado".
"Yo diría que fue una dinámica tortuosa -enfatiza Reig- pero es el salvavidas que nos permitía la escaramuza de ideas y nos ponía un límite muy estricto de cuánto podía escribir cada uno, en tandas. Después al terminar la novela ambos corregimos para aunar el estilo", concluye. (Télam)
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