Estrena No Mans Land, una mirada internacional y humana sobre el conflicto civil en Siria

La miniserie de thriller y drama bélico "No Man's Land", que retrata el conflicto civil en Siria a través de la historia de las integrantes de la milicia femenina kurda y su cruce con personajes de variados orígenes y motivados por diversos propósitos mientras intentan sobrevivir en el territorio, estará disponible a partir de hoy en la plataforma Starzplay.
Se trata de una coproducción belga, francesa e israelí de ocho capítulos, cuya trama se dispara cuando Antoine (Félix Moati), un joven ingeniero francés, cree reconocer en la televisión a su hermana, Anna (Mélanie Thierry), a quien él y sus padres habían dado por muerta años atrás tras un ataque terrorista en la capital egipcia de El Cairo.
Convencido de que aún está viva y peleando contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), Antoine deja todo y emprende una arriesgada búsqueda cuyas pistas lo llevarán hasta Siria, en medio de la devastadora guerra civil desatada en 2011, donde tras ser capturado por una unidad de mujeres combatientes pertenecientes a las Unidades Femeninas de Protección (YPJ, por sus siglas en kurdo), se les une en la lucha.
Mientras tanto, a la facción de los extremistas islámicos se suma Nasser (James Krishna Floyd), un exsoldado inglés de raíces musulmanas que luego de un fallido paso por el ejército británico, decide viajar a Medio Oriente junto a dos amigos que habían establecido contacto con reclutadores del EI.
Una vez allí, Nasser navegará siempre al borde del peligro entre sospechosas situaciones de espionaje internacional que lo involucran y la constante preocupación por sus compañeros que, convencidos por la causa yihadista, no reparan en desafiar día a día el delgadísimo límite entre la vida y la muerte.
A partir de ese momento, las actividades de la brigada de mujeres, encabezada por Sarya (Souheila Yacoub), y las vidas de Antoine y Nasser, comienzan a cruzarse en un escenario desierto y de pura destrucción, en el que las intrigas y la violencia están a la orden del día.
En ese sentido, Floyd, cuyo salto a la fama se produjo tras su protagónico en la cinta británica "My Brother the Devil" (2012, de Sally El Hosaini), galardonada en los festivales de Sundance y Berlín, dialogó con Télam sobre la serie, destacó la relevancia que le asigna a las "historias humanas" en el marco del conflicto y subrayó la "autenticidad" que eso le confiere a la producción.
-Télam: ¿Cómo dialoga la estructura de la historia y los distintos caminos que cruza con los temas de los que la serie quiere hablar?
-James Krishna Floyd: Lo especial de la guerra en Siria es que es un conflicto internacional, que aunque obviamente afecta a Siria más que a ningún otro país, tiene alcance por fuera de ese territorio e involucra a personas de otras nacionalidades. Creo que la serie muestra muy bien esos personajes que tienen diferentes experiencias y vidas, es una serie internacional sobre un tema internacional. Eso también se refleja en quiénes lo hicieron, desde la producción, los directores, el elenco y las locaciones, y creo que ese debería ser el futuro de la televisión.
-T: ¿Pensás que la inclusión en la trama de la milicia femenina y su perspectiva le aporta una nueva profundidad a la narrativa bélica?
-JKF: No sólo le da profundidad sino también un sesgo de realidad a la historia que no se ve lo suficiente en la televisión. Es el punto de vista de las mujeres que luchan, que es realmente profundo y complejo. Ellas están debatiendo sobre políticas mientras intentan mantenerse vivas y pelean por una causa en la que creen. Francamente creo que es un poco terrible que no se hayan hecho otras series desde Occidente para explorar esas historias, y me siento muy orgulloso de que esta serie aborde ese punto de vista, pero sin exagerarlas de una forma que las vuelva simples heroínas.
-T: ¿Cómo fue la preparación para encarnar al personaje de Nasser?
-JKF: Cuando tomo un papel intento sólo saber cosas que mi personaje sabría, no quise entrar demasiado en detalle porque también hubo mucha improvisación con los otros actores en la filmación. Mi personaje no está interesado en la política, aunque esté sirviendo al gobierno británico, realmente está intentando salvar a sus amigos de la muerte y de sí mismos. Por eso, junto con los actores que los personifican pasamos muchísimo tiempo juntos antes de empezar a filmar, porque en la historia su amistad es muy importante y muy emotiva y, de otra forma, no hubiera funcionado.
-T: El idioma y la cultura árabes ocupan un lugar importante en la serie, ¿Tuviste algún acercamiento a ese aspecto antes de filmar?
-JKF: Sí, fue una parte muy importante de la preparación, porque uno de los muchos conflictos que atraviesa mi personaje es que él es muy británico, árabe-británico pero muy occidentalizado, y su árabe no es perfecto, lo cual le añade un componente dramático y de peligro a su historia. Estuve mucho tiempo aprendiendo árabe y asegurándome de que no sólo podía pronunciar mis diálogos sino entender lo que estaba diciendo.
-T: ¿Qué mensaje esperás que la serie le transmita a los espectadores?
-JKF: No creo en imponer un mensaje político cuando se hace televisión o cine, lo que hacemos es contar historias humanas, y los humanos somos complicados, somos paradojas caminantes, contradictorios, un minuto somos buenos y al otro somos malos. Si intentás sacarle un mensaje a eso cae en el terreno de la política, y algo de que lo que a mí me encanta de este trabajo es que puedo encarnar a un personaje sin juzgarlo, y jugar con su verdad. Todos atravesamos emocionalmente las mismas cosas, con diferentes lenguajes, sexualidades o clases, y esta serie prueba que se puede contar una historia en cinco o seis idiomas diferentes, con personajes que tienen vidas extrañas entre sí, pero podemos identificarnos con ellos porque la contamos desde un punto de vista humano. (Télam)