Pasado y presente de la cultura ball

Para comprender este "viejo nuevo" fenomeno de la cultura LGBTTIQN+ hay que tener en claro de se que se habla cuando se habla de "kiki ball".

D-Interés26 de junio de 2023 Agencia Télam
Para comprender este "viejo nuevo" fenómeno de la cultura LGBTTIQN+ hay que tener en claro de se qué se habla cuando se habla de "kiki ball". Y para eso hay que hacer un poco de historia, de la que por suerte hay registro: "The Queen" (estrenado en 1968) documenta un certamen de belleza de 1967 para travestis y drag queens de todo Estados Unidos que reproducía concursos como Miss Mundo o Miss Universo con bandas, coronas y cetros.
Ese año, en el cuarto puesto quedó Crystal LaBeija, Miss Manhattan, una afroamericana que enojada por el resultado de la competencia que consagró a una participante blanca, acusó a los organizadores de racistas. Ese fue el Big Bang de la cultura ball. No era para menos: las latinas y las afroamericanas debían pintarse de blanco o aclarar el tono de su piel para participar.
Cuatro años después, LaBeija llevó a Harlem su propio concurso para aquellas personas que quedaban por fuera de las competencias y en 1977 dio otro puntapié. Organizó un evento al que llamó "House of LaBeija" y sin querer queriendo dio a luz a lo que estructuraría la escena ball: las casas y las familias, que fueron el refugio de muchos homosexuales rechazados y echados de sus casas. House of Xtravaganza, House of Ninja, House of Pendavis y House Saint Laurent fueron algunas de las casas con más miembros.
Hoy, desde House of Kinetic, de Posadas, reconocen que pertenecer a una casa no tiene la misma implicancia que antes pero destacan que "es muy importante compartir un sentimiento de familia, unión o grupalidad entre los integrantes".
Desde Casa Kaos, de Rosario, creen que "incorporar a une nueve integrante tiene que ver, en primer lugar, con el establecer un vínculo afectivo y creativo, ademas de que su impronta e imaginario tenga que ver con la nuestra. Nos gusta mucho estar produciendo, creando y generando propuestas. Nos pensamos como artistas, gestores, artivistas, compartimos el trabajo cultural y el trabajo sexual como tramas que nos conforman. Algo de esto tiene que haber".
En Santiago del Estero, Kiki House of Flames, considera que "las personas no 'se suman'. Más bien se vuelven parte de una casa" y que es importante que el vínculo trascienda ese ámbito "para sentir al otro como parte de tu familia". (Télam)
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