D-Interés Agencia Télam 31 de marzo de 2020

Los artistas visuales extrañan sus talleres y se preocupan por las ventas paralizadas

Del encierro y la desesperacion de no poder avanzar en las obras a la posibilidad de continuar trabajando a traves de la virtualidad y las redes para seguir la evolucion de proyectos colectivos o individuales: en estos tiempos distopicos, artistas

Del encierro y la desesperación de no poder avanzar en las obras a la posibilidad de continuar trabajando a través de la virtualidad y las redes para seguir la evolución de proyectos colectivos o individuales: en estos tiempos distópicos, artistas de la relevancia de Marta Minujin, Martín Ron o Lux Lindner aportan su mirada sobre cómo se reconfigura su práctica y su cotidianeidad en el contexto de esta cuarentena que los obligó a pensar estrategias para hacer frente a la subsistencia económica.
"Hay una cantidad de artistas que trabajan digitalmente, entonces pueden hacerlo desde su casa. Yo que hago obras gigantescas todo el tiempo -el cuadro más chico es de 2,70 x 2 metros- me quiero matar porque estoy en mi casa donde no puedo trabajar -cuenta Marta Minujin a Télam-. No puedo estar sin trabajar porque es una necesidad física. Es como si corriese maratones y no pudiera salir a correr",
La artista, de 77 años, arranca la conversación con un reclamo atendible: "los medios se hacen eco de qué pasa en este contexto de parálisis con los actores o los cantantes y no nombran a los artistas plásticos", protesta.
"La mayoría de los artistas no tienen problemas porque trabajan en sus casas con la computadora... la nueva generación. Yo todavía hago monumentos, cosas grandes que no puedo hacer en casa... vivo en un departamento y no puedo hacer nada acá. En cambio mi taller es gigantesco", explica.
Entre los proyectos que se postergaron por el aislamiento social y obligatorio, Minujin tenía programada la instalación de una nueva versión de La Menesunda en el Tate de Liverpool, el 28 de octubre de este año. "La gente que tendría que viajar en abril para la construcción no va poder hacerlo", se lamenta.
"Me agarra desesperación. Es como si Van Gogh no pudiera pintar porque no tiene pinturas. (...) En un estado de aislamiento así prefiero morirme en mi taller y no en mi casa -dramatiza-. Debería haber un salvaconducto para los artistas que, de su casa van al taller y del taller van a su casa. Porque si no, no vamos a sobrevivir".
La artista mantiene contacto en las redes a través de su cuenta @martaminujin de Instagram con 135.000 seguidores donde publica "cuadros, cosas, situaciones que a la gente le encantan porque son divertidas. Por ejemplo, si estoy pintando un cuadro y se me ocurre algo, me pongo una máscara, hago un video y la gente se enloquece".
En referencia al aspecto comercial afirma que "es difícil porque ya no va a venir nadie de afuera. Si no trabajo no produzco y se me acaba toda la plata. Es bravo... dos tres meses podré sostener mi taller pero después no sé si podré", arriesga Minujin y relata que la gente visitaba su taller y compraba alguna obra "pero ahora con la galería cerrada no hay ventas".
Martín Ron es muralista, autodidacta y con sus recientes 39 años es considerado uno de los mejores del rubro a nivel mundial. Sus lienzos son los muros y las medianeras de los edificios, superficies que invitan a ser pintadas. Sus murales se encuentran en países como Inglaterra, España, Estonia, Estados Unidos, Malasia y Australia. Publica en su cuenta @ronmuralist de Instagram los avances de sus obras con 54.4 k seguidores.
Algunas de sus obras en Argentina son el mural Carlos Tévez -con el que se hizo más conocido-, "El cuento de los loros", "Proyecto porteño", "Pedro Luján y su perro", emplazados en sitios tan diversos como Barracas, el Hospital de Clínicas, los baja puentes de la ciudad de Buenos Aires y un último trabajo que realizó en marzo de este año en Banfield.
"Mi disciplina se trata de murales en la calle, en el espacio público: son obras que transcurren en vivo y en contacto directo con la gente así que la declaración de la pandemia y la cuarentena me afecta al 100%, por lo tanto la actividad está frenada y los proyectos que tenía se vieron afectados hasta nuevo aviso".
"La única modalidad que encontramos junto con otros artistas y otros curadores, como Elio Kapszuk, es darle una vuelta a esta actividad y generar murales virtuales y hacer participar también a la gente, que por lo general siempre colabora pasivamente a través de las redes o linkeando los murales -explica Ron-. Queremos convocar a un público para que virtualmente done las medianeras de los edificios a través de fotos y desarrollar murales virtuales que luego se postearían".
Con una mirada optimista ante la situación de "aislamiento" a pesar de la imposibilidad actual de trabajar con "formatos gigantes" el artista propone "reencontrarse con la pintura desde un lugar de experimentación y de producción hogareña o en el estudio".
Desde el punto de vista de la comercialización de su obra sostiene que "no está detenida sino un poquito ralentizada porque los proyectos se siguen desarrollando, aunque no haya fecha de inicio" y que mientras tanto se están adelantando procesos de producción de las obras que luego pintará.
Ron afirma que algunos artistas están promocionando la venta online de sus obras en formato digital, más económicas que una obra adquisición: "Es una manera también de tener ingresos", dice.
"Lo que más afecta es la economía porque cuesta mucho vender los productos al no estar en contacto con la gente. Pero no deja de ser una oportunidad, aunque forzada, de empezar una etapa de investigación y sobre todo de estudio para volver con más fuerza en un futuro inmediato. Cualquier oportunidad que uno tenga para sentarse en su estudio y seguir creando, es bienvenida aunque el contexto no sea el más feliz", se resigna.
Por su parte, el artista Lux Lindner, que obtuvo las becas del Fondo Nacional de las Artes y la Fullbright además de ganar el Premio Konex en 2002, afirma que no sabe cómo va a evolucionar la situación: "Seguramente, habrá que usar más el formato más digital, tener las cosas digitalizadas y que se hagan los tratos más a través de la red. Me parece que a corto plazo va a ser la solución"
"La suspensión de ArteBa que debía realizarse en abril, es "una tragedia" porque los artistas cuentan con ella para mostrar y vender sus obras. "Se trata de una feria que recibe visitantes extranjeros que tienen una situación económica mejor y eso generar muchas ventas -indica-.La situación es angustiosa en realidad. Es un gran problema", dice.

(Télam)

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