Conflicto en Gran Hermano: un mazo de cartas, lágrimas y pedidos de abandono
Una decisión dividió a los participantes entre los que buscaban diversión y quienes querían un festín. La pescadora platense terminó llorando en el confesionario, pidiendo abandonar la casa.
Una decisión de los participantes generó un clima de alta tensión en la casa más famosa del país. Entre lágrimas y frustración, Sandra expresó su deseo de abandonar el reality en una noche que dejó a todos al borde del colapso emocional.
Las emociones están al límite en Gran Hermano. Durante la noche del lunes, un inesperado giro en el programa encendió los ánimos de los concursantes, culminando con Sandra, una pescadora de La Plata, pidiendo abandonar la casa en medio de lágrimas y una charla desesperada en el confesionario.
Todo comenzó con la apertura del kiosco, un beneficio que permite a los jugadores elegir entre distintos premios tentadores, como golosinas, helados, instrumentos musicales o sorpresas ocultas en un “sobre misterioso”. Sin embargo, para acceder a cualquier opción, los concursantes deben llegar a un acuerdo unánime, una tarea que se torna compleja en un ambiente ya caldeado.
Entre el asado y lo desconocido
La discusión se polarizó entre quienes preferían un asado completo con vino y cigarrillos, y los que apostaban por la incertidumbre del contenido del sobre misterioso. Finalmente, estos últimos se impusieron, llevándose un inesperado premio: un simple mazo de cartas.
La reacción no se hizo esperar. La decepción fue generalizada, pero quien más sintió el impacto fue Sandra, que abandonó abruptamente la discusión en el living para dirigirse al confesionario. “Gran Hermano, vengo porque me quiero ir. No voy a pasar el 24 acá sin un cigarrillo”, dijo al borde del llanto, incluso antes de entrar al lugar.
“Me quiero ir”
En el confesionario, Sandra expresó su frustración por la decisión de sus compañeros. “Hace tres días que no fumo y estoy tratando de manejarlo, pero no tuvieron en cuenta a los que fumamos”, manifestó entre lágrimas. Además, destacó la dificultad de afrontar las festividades en esas condiciones: “No voy a pasar el 24 así. La estoy pasando mal y no quiero seguir pasándola así”.
Sus palabras reflejaron el desafío que implica su adicción al tabaco, una enfermedad crónica que, como recordó el conductor Santiago del Moro, tiene un impacto profundo en la vida de las personas.
Una solución momentánea
Tras analizar la situación, el conductor propuso un desafío para aliviar las tensiones: una coreografía grupal que, si es aprobada, permitirá a los participantes obtener atados de cigarrillos y helados como recompensa. La noticia trajo un poco de calma a la casa, y Sandra agradeció el gesto entre abrazos de sus compañeros.
El episodio dejó en claro que, más allá del juego, las emociones y los desafíos personales marcan profundamente la experiencia de cada jugador.
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