El ex embajador en el Vaticano y diputado nacional Eduardo Valdés confirmó hoy su voto en contra del proyecto de ley del Gobierno para despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo y además negó presiones en el bloque de diputados del Frente de Todos para pronunciarse a favor de la iniciativa oficialista, trasl o cual pidió “no dividir todo entre pañuelos verdes y celestes”.
“Yo voy a votar en contra. Mi voto se basa en la razón y no en el dogma religioso. He tratado de deconstruirme pero me cuesta creer que cuando hay embrión no hay vida”, remarcó en declaraciones a radio La Red.
Valdés pidió "no dividir todo entre pañuelos verdes y celestes".
El dirigente que tiene una relación de proximidad con el presidente Alberto Fernández aseguró que no le dieron indicaciones sobre la postura que debe asumir ante este proyecto.
"Supongo que va habar libertad de acción porque es un tema muy profundo con conciencia y valores”, observó el legislador.
A la hora de opinar sobre la relación que hizo el jefe de bloque de senadores nacionales del Frente de Todos, José Mayans, entre la pena de muerte y la despenalización del aborto fue tajante e indicó: “No coincido con eso porque no hay que ser tan blanco y negro. El mundo no hay que dividirlo entre -pañuelos- verdes y celestes porque el mundo es verde y celeste”.
Con respecto a su relación con Francisco, Valdés aseguró que "no tiene nada que explicarle" al sumo pontífice porque dijo que "él habla cuando tiene que hablar".
"Pero si el Papa estuviera de acuerdo con la interrupción voluntaria del embarazo no sería Papa, de eso no hay dudas”, subrayó.
En una comparación histórica, el diputado oficialista señaló que se imagina a Alberto Fernández "como al presidente de Francia en 1975 Valéry Giscard d'Estaing", a quien definió como "el presidente más católico que tuvieron los franceses, pero que tuvo de ministra de Salud a Simone Veid, que era una abogada y una sobreviviente de Auschwitz, que propuso hacer una consulta popular sobre la despenalización del aborto”.
“Eso le valió a Giscard que lo llame el papa Pablo XI como jefe de los católicos para que intervenga y este le contestó que como católico lo entiende aunque como presidente de Francia no puedo negar el debate de este tema”, puntualizó. (Télam)