Notre Dame: cómo Francia reconstruyó la catedral en solo 5 años

Una obra monumental: La catedral de Notre Dame de París, que sufrió un devastador incendio en 2019, ha renacido como el Ave Fénix. La catedral, que perdió su techumbre y la aguja en las llamas, ha vuelto a lucir en todo su esplendor gracias a una costosa y acelerada restauración.

El 15 de abril de 2019, tras el incendio que destruyó gran parte de la estructura, muchos consideraron que sería casi imposible que Notre Dame pudiera reabrir en cinco años. Sin embargo, el presidente francés Emmanuel Macron prometió que la catedral volvería a abrir sus puertas en ese plazo. Aunque el plazo se extendió más allá de lo previsto, la catedral está lista para recibir a visitantes el próximo 7 de diciembre, lo que marca un hito en la restauración.

Las obras de restauración han finalizado en su interior, y la visita realizada recientemente por autoridades francesas permitió revelar al mundo su renovado aspecto. Hugh Schofield, corresponsal de la BBC en París, quien tuvo la oportunidad de ver de cerca el interior, calificó la experiencia como “espectacular”.

Recuperación y limpieza a fondo

La restauración no solo ha reconstruido el tejado y la aguja, sino que también se ha llevado a cabo una profunda limpieza de la catedral. El interior, que presentaba restos del incendio, fue limpiado a fondo, eliminando además la suciedad acumulada desde la última restauración de la década de 1950. El resultado es un espacio luminoso y resplandeciente, con la piedra tallada recuperando su color original.

A medida que avanzaban las obras, los trabajadores y artesanos fueron elogiados por su dedicación, destacando que se trató de una de las mayores operaciones de restauración de la historia reciente. En total, más de 2.000 artesanos, carpinteros, restauradores y expertos en diversos oficios participaron en el proyecto, contribuyendo también a revitalizar varias tradiciones artesanales francesas.

El gran desafío de la restauración

El incendio de 2019 dejó daños devastadores. El tejado y la aguja fueron destruidos, y la bóveda de piedra sobre el centro del crucero sufrió grandes daños. La caída de escombros y las mangueras de los bomberos también afectaron la estructura. Sin embargo, lo más valioso, como las vidrieras, muchas estatuas y la corona de espinas, se salvó.

El esfuerzo por reconstruir Notre Dame no fue solo material, sino también simbólico. Francia se unió en un proyecto nacional, recaudando más de 846 millones de euros (unos 893 millones de dólares) para las labores de restauración. Las tareas de limpieza, restauración y reconstrucción enfrentaron varios desafíos, incluyendo la presencia de plomo en el aire debido a la fusión de las placas del tejado, lo que obligó a una limpieza costosa y compleja.

Una reconstrucción fiel al original

La reconstrucción de Notre Dame se orientó a respetar al máximo su aspecto original, aunque se hicieron algunas adaptaciones modernas para garantizar la seguridad del edificio. La renovación de las vigas del techo, ahora protegidas con aspersores y materiales más resistentes, es un ejemplo de los esfuerzos por adaptar la catedral a los nuevos tiempos sin perder su esencia medieval.

Algunas propuestas más innovadoras, como un tejado de cristal o un diseño moderno, fueron rápidamente descartadas tras la fuerte oposición de expertos y ciudadanos. La reconstrucción busca honrar el legado arquitectónico de la catedral, aunque con algunos detalles contemporáneos.

El impacto cultural de la restauración

El trabajo de restauración de Notre Dame ha sido un escaparate para los oficios tradicionales de la construcción en Francia. Según Pascal Payen-Appenzeller, responsable de la asociación que promueve estos oficios, el proyecto ha sido “un magnífico escaparate internacional” para la artesanía francesa.

Aunque la reestructuración de la catedral estuvo marcada por ciertas tensiones, como la propuesta de introducir vidrieras modernas, la restauración se considera un éxito colectivo, que no solo preserva la historia de Notre Dame, sino que también celebra la maestría de los trabajadores que la han devuelto a la vida.