La industria textil profundiza su crisis en medio del avance importador
El textil argentino no levanta cabeza: caen producción, empleo y ventas mientras las importaciones arrasan el mercado. Un panorama que preocupa al sector.
La industria textil argentina atraviesa uno de los momentos más duros de los últimos años. Con caída de producción, empleo y consumo, el sector acumula retrocesos que afectan a pymes, talleres familiares y grandes fábricas por igual. La pérdida de demanda interna y la creciente presencia de productos importados generaron un escenario de alta competencia que dejó a buena parte del entramado fabril en situación crítica.
Según el último boletín económico de la Fundación Pro Tejer, la actividad del sector cayó 20% en septiembre frente al mismo mes del año pasado y acumula un desplome del 27,8% respecto de 2023. La contracción se extendió a confección, cuero y calzado, consolidando dos años de retrocesos continuos.
Caída productiva y máquinas frenadas en toda la cadena
El informe señaló que solo el 42% de las máquinas estuvieron activas en agosto, uno de los registros más bajos de la serie histórica. La baja utilización refleja tanto la falta de demanda como la sobreoferta de productos extranjeros que desplazaron la manufactura local.
Empresarios del sector advierten que la brecha entre producción nacional e importaciones dejó a muchas plantas con stock acumulado y sin incentivos para invertir o ampliar turnos.
El empleo sufre el golpe más duro: Se perdieron 14.000 puestos en menos de dos años
Entre diciembre de 2023 y agosto de 2025, el empleo asalariado registrado en el sector textil cayó 12%. Son unos 14.000 puestos menos en los principales nodos productivos del país.
La merma igualó proporciones similares a las de la construcción y afectó a talleres familiares, cooperativas y cadenas de valor intensivas en mano de obra. El movimiento obligó a muchas empresas a reducir turnos, recortar jornadas o suspender personal por falta de actividad.
Más prendas asiáticas y precios por debajo del costo
El comercio internacional se transformó en un factor determinante. Entre enero y octubre de 2025, las importaciones textiles e indumentaria alcanzaron 332.696 toneladas y USD 1.450 millones. El salto interanual fue del 89% en volumen y del 61% en valor, impulsado principalmente por la llegada de prendas y accesorios asiáticos.
La competencia directa obligó a productores nacionales a vender por debajo de los costos. En supermercados, las ventas reales crecieron 25,8% favorecidas por artículos extranjeros y remates por exceso de inventario. En shoppings, en cambio, la comercialización de indumentaria avanzó muy poco frente a 2024 y retrocedió contra 2023, marcando el ajuste del consumo y la pérdida de presencia de la manufactura local.
Los precios se desacoplan y agravan la situación
Los precios internos muestran un comportamiento atípico. Prendas de vestir y calzado aumentaron 2,1% en septiembre y 24,4% en la comparación interanual, uno de los incrementos más bajos de todo el índice de precios al consumidor.
A nivel mayorista, los productos textiles subieron 3,1% mensual y 14,1% en el año, mientras que la indumentaria avanzó solo 1,1% en septiembre y 11,9% en 2025.
El problema: los costos no acompañan esa moderación. Energía, impuestos y financiamiento empujan la estructura de gastos, dejando márgenes nulos o negativos.
Inversión en pausa y tensiones en la cadena de pagos
El informe de Pro Tejer advierte que muchas empresas medianas y grandes liquidaron stocks para obtener liquidez, mientras que las pequeñas sufrieron la mayor retracción de actividad. La presión de inventarios y la competencia importada generaron ventas a valores inferiores al costo, lo que tensionó la cadena de pagos y complicó acuerdos con proveedores.
Además, el ingreso masivo de telas, hilados y productos terminados reemplazó manufactura local, desalentó inversiones y profundizó la dependencia del mercado externo.
Reclamos al Gobierno y pedidos de protección
Las cámaras del sector vienen reclamando medidas de protección para frenar el avance de las importaciones. Entre los pedidos figuran mecanismos antidumping, controles al régimen de licencias y la promoción de cadenas productivas nacionales.
El documento remarcó que, pese a los planteos empresariales, el año estuvo marcado por una profundización de la apertura comercial, lo que acentuó las dificultades del sector para sostener actividad y empleo.
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