Robert Glasper: jazz y black music, el novedoso combo perfecto

El pianista norteamericano Robert Glasper ofrecio anoche un concierto en Buenos Aires donde trajo por primera vez al pais su Electric Trio, una contundente formacion con la que trabaja el jazz bajo nuevas atmosferas y coordenadas surgidas de la

D-Interés10 de junio de 2019 Agencia Télam
El pianista norteamericano Robert Glasper ofreció anoche un concierto en Buenos Aires donde trajo por primera vez al país su Electric Trio, una contundente formación con la que trabaja el jazz bajo nuevas atmósferas y coordenadas surgidas de la black music que mixtura hip hop, neosoul y funk.
Compositor y productor musical, Glasper creó la banda sonora de la biopic sobre Miles Davis, "MIles Ahed", de Don Cheadle; estuvo detrás del resonante éxito de hip hop de Kendrick Lamar "Tu PImp a Butterfly" y lideró el suceso propio "Black radio", uno y dos, ganador de dos premios Grammy.
Anoche en La Trastienda, con el tercer proyecto que mantiene en simultáneo y acompañado por el DJ Sundance, el bajista Burnis Earl Travis y el baterista Justin Tyson exploró universos y climas propios de la música negra bajo un andamiaje jazzístico muy poco habitual y dejó claro que es una de las mentes privilegiadas de la música del Norte de la actualidad.
Dos años atrás había realizado su primera visita al país con su Robert Glasper Experience, un grupo ampliado que junto con su trío de jazz acústico con el que fichó para Blue Note, son sus otros dos proyectos que sostiene en paralelo y simultáneo con este Eletric Trio, que aún no tiene registros de estudio.
El show de anoche arrancó con un set del DJ Sundance de hip hop, soul, funk y pop que se prolongó por 20 minutos, luego de lo cual ingresó el trío al escenario para la primera de varias extensas indagaciones musicales que fueron ofreciendo, con absoluta libertad y riesgo, una exploración libre de toda pretensión y armada de fuertes convicciones sonoras.
El jazz de Glasper es una forma de tocar el piano, una disposición al juego y a la aparición de sendas insospechadas, un pacto férreo con sus músicos habilitando espacios y escuchas para ir haciendo crecer el material sonoro que surca el espacio animado por ellos.
Algunas composiciones pueden presentarse como oberturas enrarecidas, construidas a partir de bases materiales reconocibles, donde la banda arranca al nivel del suelo y toma luego altura para viajes a velocidades inusitadas capaces de romper cualquier barrera de sonido de las que emergen geografías sonoras desconocidas que, sobre el final, inician un lento y pausado descenso a Tierra, que trae otras sensaciones.
Sobre esas atmósferas suaves sonó, disparada por el DJ, la voz etérea de Erykah Badu o alguna otra diosa negra, y ese mismo clima se vio también astillado por los efectos que desata el vocoder que maneja Glasper.
Todo el concierto está sobrevolado e inmerso en lo que la música negra popular construyó en la cultura norteamericana, y Glasper parte a veces del costado más amable del pop negro con un claro tributo a Steve Wonder.
La banda de músicos es impactante, la gracia leve de Glasper en piano y órgano eléctricos y vocoder, su inventiva despreocupada y sin sobreactuaciones abren la cancha que ocupan con presencia granítica el baterista Justin Tyson, dueño de un talento superior, con una firmeza para tocar demoledora y que en determinados temas o pasajes es quien sostiene la intención musical que los otros músicos siguen.
El bajista Travis no escapa al talento ni la excentricidad, toca un bajo de seis cuerdas con la delicadeza a veces de una guitarra criolla y otras con la dureza del suelo para mantener el beat que permita volar a los otros dos compañeros, mientras que Sundance desde las pistas y las bandejas dispara climas e interviene la música de sus compañeros.
Fueron dos horas de música distendida, amable, de un vuelo extraordinario y una novedad impensada. (Télam)
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