Entrevista GLP: “Queremos declarar a la educación como servicio público esencial”, afirmó Fabio Quetglas

“Si un chico pierde 500 días de clase, le produjiste una lesión, lo dejaste prácticamente inválido”, argumentó el diputado nacional de la UCR, coordinador del equipo de Patricia Bullrich en el área de educación.

Mundo 12 de septiembre de 2023 Redaccion GLP
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–¿Coincide conmigo en que se habló muy poco de educación en esta campaña?

Coincido plenamente.

–¿Y a qué se debe? ¿Por qué cree que es así?

El contexto de fragilidad económica, la competencia política, que en los últimos años ha tomado características particularmente virulentas, etc., desplazan otros temas, ¿no? Porque la conversación no se estructura en torno a un análisis racional de qué es lo más “importante”, sino qué es lo más impactante. Y en ese juego de lo impactante, los temas vinculados a la seguridad en general, en términos cotidianos. Pasa un hecho de sangre y desplaza la conversación un día o dos, o se produce una devaluación brusca y desplaza la conversación una semana, diez días: se habla de eso, del impacto en los precios, etc. Y de la educación se habla menos. Pero no es lo único; desplaza también a otros temas, no es con la educación particularmente, pero se produce así.

Y la verdad es que este no es un fenómeno exclusivamente argentino, también hay que decirlo, ¿no? Este fenómeno de la espectacularización del debate político es un fenómeno bastante extendido en todo Occidente. Y la educación va a precisar, y acá pongo unas comillas grandes, una especie de “militar”, digamos: mantener en la conversación pública la educación en sus múltiples aspectos. Porque también, siguiendo esta lógica, la educación entra a la conversación pública sólo por la ventana del conflicto, ¿no? Nosotros tenemos un sistema educativo que es extenso, que es enorme, que es complejo, que es diverso, que atiende a distintas circunstancias, que es heterogéneo, etc. Y cuando hablamos de educación, básicamente es por esto: porque hay un conflicto gremial o porque hay el resultado de unas pruebas, de las cuales, obviamente, el recorte periodístico termina siendo, capaz, el hecho más destacable de esa prueba, y que toma estado público haciéndose una lectura a veces buena, a veces mala; o una decisión administrativa que es disruptiva en relación a la tradición que tenemos nosotros, como puede ser la promoción automática o lo que fuera. Pero la conversación entra sucia, digamos.

Quizás el más importante de mis intereses en este aspecto es que hablemos de educación. Si queremos tener el desafío de ser la sociedad que se destacó por niveles educativos tan deslumbrantes hace algunas décadas, y que la educación era el espacio de construcción de ciudadanía tan amplio, etc., tenemos mucho que hablar, porque la grandeza no la vamos a construir replicando lo que hicimos. Porque este es otro mundo, con otra tecnología, con otras relaciones sociales, con otras expectativas puestas en la educación. Entonces, para tener un buen sistema educativo no es aquel sistema educativo; es un buen sistema educativo para el hoy. Para la incertidumbre del hoy, el contexto tecnológico del hoy, etc. Y es eso lo que a mí me interesaría que la sociedad argentina se anime a discutir.

–Y en este contexto, pensando en la posibilidad de un buen sistema educativo, un sistema educativo que rinda, ¿bajo qué ejes van a trabajar desde la coordinación del equipo de educación de Patricia Bullrich?

Nosotros anunciamos ya algunas cosas. Vamos a co-construir con un proyecto de ley que declare a la educación servicio público esencial. Cuando se habla de este tema, en general, también hay controversia. Yo y la gente del equipo tenemos la expectativa de que esa declaración de esencial sea una herramienta para jerarquizar la educación, no sólo la cuestión de los paros. Porque el planteo es que en el derecho administrativo argentino ya hay servicios públicos que son esenciales, como las guardias hospitalarias o los servicios de seguridad, en la idea de que su disrupción, su discontinuidad supone riesgos muy graves. Y nosotros creemos que eso se aplica a la educación. Lo que pasa es que el resultado no lo ves inmediatamente, como en una guardia hospitalaria. Pero si a lo largo de doce años de escolaridad un chico argentino o una chica argentina pierde 500 días de clase y resulta que no comprende textos en quinto año, le produjiste una lesión, lo dejaste inválido prácticamente, porque tiene dificultades para entrar al mercado de trabajo, para comprender el mundo en el que vive, para relacionarse, etc.

Ahora, la vocación de esta transformación, que es el punto de partida de un eje que para mí es muy importante, que es el eje calidad, que es que nosotros tenemos que construir, tenemos que enderezar todos nuestros esfuerzos, y eso significa medir. Medir a los funcionarios, medir a los docentes, medir a los alumnos, medir a los establecimientos: medir como una cultura, porque no se mejora lo que no se conoce, y no se conoce lo que no se mide, y necesitamos medir muchas cosas para no manejarnos en base a intuiciones, y para poder hacer más eficiente la inversión que tengamos que hacer, y bajar la lupa, y aprender, y saber qué estamos haciendo bien y qué estamos haciendo mal. Y también proyectar las buenas prácticas, donde vemos que hay algo que se está haciendo bien, que produce resultados.

Entrevista realizada por Grupo La Provincia (grupolaprovincia.com)

Aprender de nosotros. Tenemos un sistema enorme; tenemos muchísimas posibilidades de aprender de nosotros mismos. Es medir para ser mejores, es medir para que los docentes trabajen en mejores condiciones. Es mejor medir para que la construcción de capital social que se hace en torno a la escuela funcione mejor, etc.

Esa es nuestra visión, y de esa visión se desprende una serie de medidas concretas. Pero creemos que es un cambio paradigmático sacar al sistema de la situación de inercialidad. El sistema precisa su rutina, es esencial la rutina porque es la lógica del aprendizaje: los chicos aprenden y después tienen que consolidar los aprendizajes. La rutina es muy importante. Pero nosotros, si queremos mejorar el sistema educativo, tenemos que animarnos a cambiar.

–Ahora, Fabio, retomo esta idea de la educación como servicio público esencial. Siempre que se habla de esto, inmediatamente los gremios levantan la voz y dicen que es una medida contra el derecho de huelga.

Para conversar con los gremialistas docentes tengo un planteo para enriquecer nuestra conversación. La pregunta sería esta: esta altísima conflictividad que estamos viviendo ¿les dio resultados? ¿Están mejor ellos? En Chubut, donde hace seis años los chicos nunca pasaron los 70 días de clase al año, ¿los docentes están mejor? Entonces la pregunta es: si el sistema no está funcionando en esta conflictividad, más allá de los daños que se les producen a los niños, a las familias, etc., quizás, si hacemos un pacto para que el sistema funcione mejor, capaz que tenemos mejores resultados.

Porque no es que esto les está funcionando. No es que puedan decir “Luchamos tenazmente y el salario real del docente no para de subir”. Eso no ocurre porque hay una debilidad

fiscal muy grande en provincias, porque la Argentina se estancó hace tres años, y entonces es imposible que los salarios reales crezcan en una economía estancada, pero es un hecho ajeno a la educación, por supuesto. Porque, por más que tienen de la cuerda, si la economía está estancada, está estancada. Y nosotros no agregamos ninguna solución condicionando el futuro de esos chicos en estos niveles de conflictividad tan altos. Y como yo creo que la enorme mayoría de los docentes, de los gremialistas, etc., quieren ser parte de un sistema educativo jerarquizado, reconocido, valorado, etc., tenemos que poner esta visión por delante y ver juntos de qué manera bajamos esa conflictividad social a niveles que permitan al servicio volver a recuperar la estima que merece.

Este no es un comentario que pretende ser irónico. Así como se construye una cultura de la resistencia frente a gobiernos que no quieren dialogar, etc., nosotros podríamos y deberíamos construir una cultura que revalorice la función educativa en base a una visión compartida. Y me parece que ahí está la clave de bóveda de cómo se soluciona esto para adelante.

Es también simbólico decir que es un servicio público esencial. Es también simbólico decir que en este país, pase lo que pase, las escuelas no cierran. Este es un debate que tiene mucho sentido en la pospandemia. Vos no te olvidés de que, con independencia de lo que pensemos de la gestión de la pandemia, la Argentina abrió los bingos antes que las escuelas. Es un debate, porque si la peligrosidad era real, los bingos tampoco tenían que abrir. Entonces, o nos creemos de verdad que se trata de derechos, la movilidad o el futuro, o nos miramos al espejo y decimos “No, en realidad era una jodita para Tinelli”, y no lo creemos de verdad.

Es desgarrador pensar lo que significa para un chico no completar la escolarización. Es desgarrador. Siempre lo fue, y es cada vez peor, porque ahora ya no se trata de no ingresar al mundo del trabajo. Vamos a suponer que a alguien que no ingresa al mundo del trabajo la ayuda social, las condiciones mínimas de su existencia se las sostiene. No comprender el contexto del mundo en el que vivís. Después nos sorprendemos con algún tipo de respuesta política, pero si nosotros como país no volvemos a hacer un pacto por la educación, serio, consistente, no vamos a ser desarrollados si no somos educados.

La educación, en el fondo, nos moviliza tanto porque es la promesa de que podemos ser mejores. Nos educamos y somos mejores porque adquirimos una habilidad, porque adquirimos una sensibilidad, etc. La sociedad argentina tiene en sus manos la posibilidad de ser mejor. ¿Cuál es el instrumento? Crear un sistema educativo confiable. Confiable es: dejo a mi hijo en la puerta del colegio y sé que adentro es un lugar seguro donde va a aprender las habilidades, los saberes, las competencias para el mundo que le va a tocar vivir. Y para eso precisamos que esas escuelas estén abiertas todos los días. Y nosotros precisamos comprometernos para que los docentes puedan hacer su tarea en el mejor contexto también, por supuesto.

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