En un alto de sus vacaciones, el papa Francisco realizó una visita significativa a Ostia, suburbio de Roma, para encontrarse con Sor Geneviève Jeanningros, sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas secuestrada y asesinada por orden del represor Alfredo Astiz durante la última dictadura militar argentina.

Este gesto ocurre en un contexto de creciente controversia por la visita de legisladores de La Libertad Avanza (LLA) a Astiz en la cárcel de Ezeiza.

Encuentro en Ostia

En una calurosa tarde de julio, el Papa se trasladó hasta el Luna Park de Ostia, donde Sor Geneviève Jeanningros realiza una intensa labor social.

La visita fue informada por el diario vaticano, que destacó el encuentro con las comunidades del espectáculo itinerante y del circo, y con Jeanningros, quien lleva más de 50 años en una pastoral de cercanía con personas a menudo marginadas y la comunidad LGBTQ.

Contexto de la Controversia

La visita del Papa a Jeanningros se produce en medio de la polémica por la visita de diputados de LLA a Astiz en Ezeiza. Este evento ha generado una ola de indignación y quejas en el Parlamento, especialmente por parte de la oposición peronista y del radicalismo.

La reunión en la cárcel también provocó una queja de la asociación Franceses Desaparecidos en Argentina, quienes criticaron duramente el tour carcelario y recordaron las atrocidades cometidas por Astiz.

La Relación del Papa con Jeanningros

Sor Geneviève Jeanningros, perteneciente a la Congregación de las Pequeñas Hermanas de Jesús, reside desde hace 56 años en una caravana con la hermana Anna Amelia, siguiendo el legado de Charles de Foucauld de "ir allí donde a la Iglesia le cuesta ir".

La relación del Papa con Jeanningros es estrecha, y ella ha facilitado encuentros significativos, como el del Papa con uno de los últimos nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo.

Reacciones

La visita de Francisco a Ostia y su encuentro con Jeanningros destacan en un momento delicado, donde las acciones y gestos del Papa son interpretados como mensajes de apoyo y solidaridad.

Mientras tanto, las declaraciones de Lourdes Arrieta, una de las diputadas que visitó a Astiz, alegando desconocer quién era, han añadido más combustible a la controversia.

El Papa Francisco continúa utilizando sus gestos y acciones para enviar mensajes poderosos. Su visita a Sor Geneviève Jeanningros en Ostia no solo resalta su compromiso con las comunidades marginadas, sino que también pone de relieve las tensiones y controversias actuales relacionadas con la memoria y justicia de los crímenes de la última dictadura argentina.