¿Qué son los alimentos transgénicos y cuáles se producen en la Argentina?
Casi toda la superficie cultivada del país está dedicada a este tipo de alimentos. Mucho se exporta, pero una parte también la consumimos aquí.
¿Qué son los alimentos transgénicos? ¿Son peligrosos para nuestra salud? ¿Qué ventajas ofrecen? ¿Y qué penetración tienen en la Argentina? Seguí leyendo para enterarte y estar más informado al respecto.
Los alimentos transgénicos son aquellos que provienen de organismos genéticamente modificados (OGM), es decir, que han sido alterados en su ADN para incorporar genes de otras especies que les confieren alguna característica deseada, como mayor resistencia a plagas, herbicidas o sequías.
En la Argentina, el primer cultivo transgénico fue la soja tolerante al glifosato, que se aprobó y sembró por primera vez en 1996. Desde ese momento, el área sembrada con cultivos transgénicos ha crecido de forma sostenida, y actualmente se cultivan también maíz, algodón y trigo transgénicos.
Según datos de la Secretaría de Agroindustria, en la campaña 2020/2021 se sembraron unos 24 millones de hectáreas con cultivos transgénicos, lo que representa el 93% del total de la superficie cultivada en el país. Argentina es el tercer productor mundial de OGM, después de Estados Unidos y Brasil. Prácticamente el 100% de la superficie de soja, el 100% del algodón y el 98% del maíz que se cultivan en Argentina son transgénicos.
La mayor parte de la producción transgénica se destina a la exportación, principalmente como alimento para animales o como materia prima para biocombustibles. Sin embargo, una parte importante de los productos transgénicos se consumen masivamente en el país a través de distintos alimentos procesados que los contienen como ingredientes.
Algunos ejemplos son el aceite de soja, el pan, las galletitas, los fideos, las sopas instantáneas, los chocolates, los alfajores, las hamburguesas y las salchichas. Estos alimentos no están debidamente etiquetados ni se le informa al consumidor sobre su origen transgénico.
¿Qué riesgos y beneficios tienen los alimentos transgénicos?
El debate sobre los alimentos transgénicos es complejo y polémico, ya que involucra aspectos científicos, económicos, sociales y ambientales.
Por un lado, se argumenta que los cultivos transgénicos pueden contribuir a aumentar la producción agrícola, reducir el uso de agroquímicos y mejorar la calidad nutricional de los alimentos.
Por otro lado, se cuestiona la seguridad y la sustentabilidad de los alimentos transgénicos, ya que podrían tener efectos negativos sobre la salud humana y animal, la biodiversidad, el suelo y el agua. Además, se denuncia el impacto social y económico de la dependencia tecnológica y el monopolio de las empresas biotecnológicas que controlan el mercado de las semillas transgénicas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que los alimentos transgénicos autorizados hasta el momento no han causado efectos adversos comprobados para la salud humana. Sin embargo, reconoce que se requiere una evaluación rigurosa y caso por caso de cada producto transgénico antes de su comercialización.
Asimismo, la OMS recomienda aplicar el principio de precaución ante la incertidumbre científica y la posibilidad de riesgos imprevistos o a largo plazo. Por eso, insta a los países a adoptar medidas regulatorias adecuadas para garantizar la seguridad alimentaria y el derecho a la información de los consumidores.
¿Qué opinan los argentinos sobre los alimentos transgénicos?
Según una encuesta realizada por el Centro de Estudios sobre Tecnologías Apropiadas de la Argentina (CETAAR) en 2021, el 68% de los argentinos conoce qué son los alimentos transgénicos y el 79% sabe si consume o no este tipo de productos.
Entre los que conocen el tema, el 51% tiene una opinión negativa sobre los alimentos transgénicos y el 32% tiene una opinión positiva. El 17% restante no tiene una opinión definida o no contesta.
Además, el 89% considera que los alimentos transgénicos deberían estar etiquetados para que el consumidor pueda elegir si comprarlos o no. Sin embargo, solo el 19% dice leer las etiquetas de los productos alimenticios que compra.
Estos datos muestran un leve aumento en el nivel de información y conciencia por parte de la población argentina respecto a los alimentos transgénicos, pero también una persistente desconfianza y rechazo hacia estos productos.
Si comparamos estos resultados con los de otra encuesta realizada por el mismo centro en 2018, podemos observar que:
• El porcentaje de argentinos que conoce qué son los alimentos transgénicos aumentó del 63% al 68%.
• El porcentaje de argentinos que sabe si consume o no alimentos transgénicos aumentó del 77% al 79%.
• El porcentaje de argentinos que tiene una opinión negativa sobre los alimentos transgénicos aumentó del 47% al 51%.
• El porcentaje de argentinos que tiene una opinión positiva sobre los alimentos transgénicos disminuyó del 35% al 32%.
• El porcentaje de argentinos que considera que los alimentos transgénicos deberían estar etiquetados aumentó del 86% al 89%.
• El porcentaje de argentinos que dice leer las etiquetas de los productos alimenticios que compra aumentó del 16% al 19%.
Estas cifras indican que en los últimos tres años ha habido un mayor nivel de conocimiento sobre los alimentos transgénicos entre los argentinos, pero también una mayor preocupación y desaprobación hacia estos productos. Asimismo, se evidencia una mayor demanda por parte de los consumidores de tener información clara y transparente sobre lo que compran y comen.
Es de esperar que en los próximos tres o cuatro años el conocimiento siga aumentando y con él, nuestra tranquilidad respecto de estos alimentos.
Los alimentos transgénicos son aquellos que provienen de organismos genéticamente modificados (OGM), es decir, que han sido alterados en su ADN para incorporar genes de otras especies que les confieren alguna característica deseada, como mayor resistencia a plagas, herbicidas o sequías.
En la Argentina, el primer cultivo transgénico fue la soja tolerante al glifosato, que se aprobó y sembró por primera vez en 1996. Desde ese momento, el área sembrada con cultivos transgénicos ha crecido de forma sostenida, y actualmente se cultivan también maíz, algodón y trigo transgénicos.
Según datos de la Secretaría de Agroindustria, en la campaña 2020/2021 se sembraron unos 24 millones de hectáreas con cultivos transgénicos, lo que representa el 93% del total de la superficie cultivada en el país. Argentina es el tercer productor mundial de OGM, después de Estados Unidos y Brasil. Prácticamente el 100% de la superficie de soja, el 100% del algodón y el 98% del maíz que se cultivan en Argentina son transgénicos.
La mayor parte de la producción transgénica se destina a la exportación, principalmente como alimento para animales o como materia prima para biocombustibles. Sin embargo, una parte importante de los productos transgénicos se consumen masivamente en el país a través de distintos alimentos procesados que los contienen como ingredientes.
Algunos ejemplos son el aceite de soja, el pan, las galletitas, los fideos, las sopas instantáneas, los chocolates, los alfajores, las hamburguesas y las salchichas. Estos alimentos no están debidamente etiquetados ni se le informa al consumidor sobre su origen transgénico.
¿Qué riesgos y beneficios tienen los alimentos transgénicos?
El debate sobre los alimentos transgénicos es complejo y polémico, ya que involucra aspectos científicos, económicos, sociales y ambientales.
Por un lado, se argumenta que los cultivos transgénicos pueden contribuir a aumentar la producción agrícola, reducir el uso de agroquímicos y mejorar la calidad nutricional de los alimentos.
Por otro lado, se cuestiona la seguridad y la sustentabilidad de los alimentos transgénicos, ya que podrían tener efectos negativos sobre la salud humana y animal, la biodiversidad, el suelo y el agua. Además, se denuncia el impacto social y económico de la dependencia tecnológica y el monopolio de las empresas biotecnológicas que controlan el mercado de las semillas transgénicas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que los alimentos transgénicos autorizados hasta el momento no han causado efectos adversos comprobados para la salud humana. Sin embargo, reconoce que se requiere una evaluación rigurosa y caso por caso de cada producto transgénico antes de su comercialización.
Asimismo, la OMS recomienda aplicar el principio de precaución ante la incertidumbre científica y la posibilidad de riesgos imprevistos o a largo plazo. Por eso, insta a los países a adoptar medidas regulatorias adecuadas para garantizar la seguridad alimentaria y el derecho a la información de los consumidores.
¿Qué opinan los argentinos sobre los alimentos transgénicos?
Según una encuesta realizada por el Centro de Estudios sobre Tecnologías Apropiadas de la Argentina (CETAAR) en 2021, el 68% de los argentinos conoce qué son los alimentos transgénicos y el 79% sabe si consume o no este tipo de productos.
Entre los que conocen el tema, el 51% tiene una opinión negativa sobre los alimentos transgénicos y el 32% tiene una opinión positiva. El 17% restante no tiene una opinión definida o no contesta.
Además, el 89% considera que los alimentos transgénicos deberían estar etiquetados para que el consumidor pueda elegir si comprarlos o no. Sin embargo, solo el 19% dice leer las etiquetas de los productos alimenticios que compra.
Estos datos muestran un leve aumento en el nivel de información y conciencia por parte de la población argentina respecto a los alimentos transgénicos, pero también una persistente desconfianza y rechazo hacia estos productos.
Si comparamos estos resultados con los de otra encuesta realizada por el mismo centro en 2018, podemos observar que:
• El porcentaje de argentinos que conoce qué son los alimentos transgénicos aumentó del 63% al 68%.
• El porcentaje de argentinos que sabe si consume o no alimentos transgénicos aumentó del 77% al 79%.
• El porcentaje de argentinos que tiene una opinión negativa sobre los alimentos transgénicos aumentó del 47% al 51%.
• El porcentaje de argentinos que tiene una opinión positiva sobre los alimentos transgénicos disminuyó del 35% al 32%.
• El porcentaje de argentinos que considera que los alimentos transgénicos deberían estar etiquetados aumentó del 86% al 89%.
• El porcentaje de argentinos que dice leer las etiquetas de los productos alimenticios que compra aumentó del 16% al 19%.
Estas cifras indican que en los últimos tres años ha habido un mayor nivel de conocimiento sobre los alimentos transgénicos entre los argentinos, pero también una mayor preocupación y desaprobación hacia estos productos. Asimismo, se evidencia una mayor demanda por parte de los consumidores de tener información clara y transparente sobre lo que compran y comen.
Es de esperar que en los próximos tres o cuatro años el conocimiento siga aumentando y con él, nuestra tranquilidad respecto de estos alimentos.
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