La vida en un conventillo de San Telmo, contada por una participante de la convocatoria del MHN

Norma Zamora compartio su experiencia de vida con el Museo Historico Nacional describiendo, entre otros recuerdos, su vida en un conventillo de San Telmo, "mis dias mas felices".

Argentina01 de agosto de 2021 Agencia Télam
Norma Zamora (80) compartió su experiencia de vida con el Museo Histórico Nacional describiendo, entre otros recuerdos, su vida en un conventillo de San Telmo, "mis días más felices".
En diálogo con Télam Norma cuenta que nació en 1941 en el barrio de San Telmo y hasta sus diez años vivió allí en un conventillo que hoy en día no existe más y estaba ubicado sobre el pasaje Dr. José Modesto Giuffra. "Allí viví mis días más felices", afirma.
"Mi mamá, Josefa Fernández, y mi papá, Américo Alejo Zamora, vinieron de la provincia de Tucumán en el año 1940 a vivir a San Telmo en búsqueda de mejores oportunidades", inicia.
Su papá era cordobés y su madre tucumana, y una vez juntos en Buenos Aires, su padre trabajó primero como lustrabotas y luego como mozo en el bar "El Olmo" sobre Av. Corrientes, "una confitería de lujo que luego cerró", describe Norma.
"Un día le lustró las botas a Perón, que era coronel", recuerda, "porque mi papá cuando trabajó de lustrabotas, lo hacía enfrente de la Casa de Gobierno, en el Cabildo".
Por su parte, su madre se dedicaba a la costura, "me hacía los modelitos de vestidos que veía en las casas de modas y entonces ella los copiaba con papel y lápiz y después lo cosía y yo estrenaba a cada rato ropa", describe.
El conventillo tenía 18 habitaciones de un ambiente donde vivían al menos 60 personas, en su mayoría matrimonios con hasta tres hijos. También el lugar tenía 3 baños y 2 duchas de agua fría para todos.
"En mi casa no había libros, -señala- a mí se me despertó el interés por la lectura cuando fui a la secundaria, sin embargo, tenía un piano, en el conventillo yo escuchaba en la radio al príncipe Kalender tocar el piano, y cuando me sentaba almorzar me ponía a tocar la mesa como si fuera un piano, entonces ahí se dieron cuenta que me gustaba y empecé a estudiar piano a los 8 o 9 años, gratis en el Club Boca Juniors".
Luego, Norma siguió estudiando piano hasta recibirse de profesora superior.
Entre los consumos culturales y momentos de ocio que recuerda con afecto, destaca el cine, el balneario municipal y compartir el día con otros niños y niñas en el conventillo.
"Cuando vivía en San Telmo iba casi todos los días al cine en la calle Defensa, me iba sola al cine a los 6 o 7 años, o iba con mis papás o con la encargada del conventillo".
Allí Norma vio la película Gilda, en la que actuaba Rita Hayworth y Glenn Ford, y también Casablanca, y películas argentinas. Además, recuerda que cuando iba a la iglesia le daban un bono para a la tarde ir a ver "las series como El Zorro, Tarzán, Batman y Robin".
Para ir al balneario municipal, en plena ciudad, Norma y su papá cruzaban Av. Paseo Colón a la altura de Av. Independencia, donde "todavía no estaba la Facultad de Ingeniería", y atravesaban las vías del tren "que estaban llenas de maíz, porque eran trenes de carga, entonces había palomas por todos lados".
De la "época de Perón", dice que lo que se acuerda "es del reparto de pandulces y juguetes".
Como su papá "ganaba bien" en la confitería, Norma recuerda que él le compraba muchos juguetes y todos sus amigos del conventillo iban a jugar con ella, "a los juguetes los tenía acomodados en un cajón de manzanas, había un jueguito de cocina, un juego de living chiquitito de 10 centímetros, todo era ilusión".
A partir de sus diez años y luego del nacimiento de su hermano, en 1951, su familia se muda a Quilmes, donde consiguen ser propietarios de una casa y poner un negocio de ramos generales.
"Cuando nos mudamos a Quilmes pasamos del pleno centro al campo, con tres o cuatro vecinos, todo era de barro, con zanjas, ranas, grillos, caballos y vacas en la calle, el cambio me entristeció tanto, lloré toda la noche, a pesar de tener mi propia habitación y tener todas las comodidades, pero lo de afuera era duro para mí", recuerda
Finalmente, Norma vivió en Quilmes durante 50 años, donde terminó primaria y secundaria, y detalla algunos de los momentos históricos que más recuerda.
Estando en Quilmes, recuerda el día de la "Revolución Libertadora de 1955", y dice que "estaba ya en tercer año, y al papá de mi amiga lo llevaron preso porque era sindicalista, pero como ella tenía un tío que era brigadier lo sacaron".
Además, Norma cuenta que su papá era radical y su tío, hermano de su padre, era peronista "a rajatabla" y que "discutían, se enojaban, se puteaban, pero siempre seguían juntos, aunque se veían pocas veces al año".
En la actualidad, Norma vive en el barrio de Palermo y, aún jubilada, continúa trabajando a distancia para el estudio contable en el que comenzó a trabajar de joven. (Télam)
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