Pettoruti, gestor de un modelo de museo abierto al pueblo, dinamico y de expansion territorial

El artista plastico Emilio Pettoruti no solo fue vanguardista en la eleccion de los lenguajes artisticos que imprimiria en su obra sino que supo llevar adelante una politica cultural novedosa al frente de la direccion del

D-Interés15 de octubre de 2021 Agencia Télam
(Por Diana López Gijsberts) El artista plástico Emilio Pettoruti no sólo fue vanguardista en la elección de los lenguajes artísticos que imprimiría en su obra sino que supo llevar adelante una política cultural novedosa al frente de la dirección del Museo de Bellas Artes de la provincia de Buenos Aires, que se basó en un modelo de museo abierto, dinámico y de expansión territorial con la concreción de un "vagón de arte", muestras itinerantes, salas temáticas y la puesta en valor de artistas bonaerenses.
"Pettoruti fue el segundo director que tuvo el Museo, fundado en 1922, y fue el director que más tiempo estuvo en el cargo ya que ejerció de 1930 a 1947, unos 17 años donde esta figura del arte, un maestro consagrado ya, construyó un modelo de gestión muy interesante y distinta a la que tenían otros museos en esa época", cuenta a Télam Federico Ruvituso, director del Museo Provincial de Bellas Artes -que desde el 2007 lleva el nombre de Emilio Pettoruti- en la víspera de los 50 años años de la muerte del artista.
Ruvituso recuerda que el pintor, nacido en la ciudad de La Plata el 1 de octubre de 1892, "fue un artista moderno, de proyección internacional. Su mundo artístico era Francia e Italia donde había aprendido los lenguajes modernos del arte y cuando le ofrecen el cargo de director del Museo él estaba pensando en volver a Europa, por lo que al principio duda pero finalmente decide encarar la gestión".
"Al poco tiempo de estar a cargo se fascina y empieza a construir su idea de gestión que fue muy interesante y se basó en dos proyecciones: una más internacional, de cara al mundo; y otra más bonaerense, de expansión territorial, de cambiar un museo que hasta ese momento estaba muy anclado a la ciudad", relata.
El director del espacio indica que Pettoruti "consideraba que el museo debía dejar de ser algo estático para ser móvil, dinámico. Decía que los museos de Europa, con 2 mil años eran estáticos y conservaban su tradición pero que en nuestro caso, que no teníamos para ese entonces ni 200 años, no debíamos emular ese estatismo sino construir algo dinámico, preocupado por lo que pasaba y en constante cambio".
El propio Pettoruti dejó por escrito este modelo de museo al que aspiraba y en "Crónica de Arte", una revista que lanzó al inicio de su gestión detalló sus objetivos.
"Debemos conseguir, antes que cualquier otra cosa, que el Museo ´vaya hacia el público´. He aquí su primera función dinámica. Y su primera función docente y cultural (...) La gran función docente que debe cumplir un museo americano de arte es educar al pueblo. El arte debe llenar una misión social", escribió en el primer número de esa publicación, en junio de 1931.
En el marco de ese dinamismo que pretendía, el pintor expresaba que la institución ofrecería exposiciones individuales de artistas, conferencias, "audiciones fonográficas", conciertos, la biblioteca de arte, un fichero de artistas argentinos y, lo que calificaba de "trascendentalmente importante: un vagón de arte".
"Con el vagón de arte será posible realizar uno de los puntos capitales de nuestro programa: llevar el Museo hacia el pueblo", explicaba Pettoruti y detallaba que debía ser construido para que circule por carriles pero también pueda desviarse "hacia el centro de las ciudades y pueblos del interior de la Argentina (...) En su interior se expondrá pintura, escultura, dibujo y grabado" y proponía que "discos fonográficos" explicaran el material exhibido en el vagón.
"Una de las primeras cosas que hace como director es mudarlo de edificio y llevarlo al Pasaje Dardo Rocha de La Plata, donde tenía más espacio; y luego formar una Comisión Provincial de Bellas Artes muy fuerte, integrada por artistas y personajes de la cultura con la que empieza a impulsar políticas novedosas, como la idea de una biblioteca, de un vagón de arte, un fichero de artistas, la apertura de salones y muestras itinerantes", detalla Ruvituso.
Con el objetivo de iniciar una biblioteca de arte, Pettorutti compró "libros de arte, de historia de arte, libros visuales, proyectores, diapositivas, películas, imágenes; imagina esa biblioteca como un lugar para la formación artística y también abierta al público general", cuenta el actual director.
"El vagón de arte era un museo móvil capaz de llegar a cualquier municipio y montar una exposición en una plaza durante un día o varios días. Logró concretar esa idea y fue un proyecto que siguieron consolidando las gestiones posteriores, de hecho hay un tren que deriva de ese proyecto y que se relaciona con esta idea de que el museo deje de ser algo estático, anclado a la ciudad de La Plata", precisa.
Ruvituso explica que con Pettoruti al frente del Museo "se abrieron salones, como el de Mar del Plata, Tandil, San Nicolás, Coronel Pringles y a la vez que propone proyectos de este estilo territorial proyecta el Museo hacia afuera y gestiona exposiciones de artistas internacionales, como brasileños y cubanos y proyecta la primer bienal internacional".
"En su gestión según sus propias palabras, el Museo fue el único conocido más allá de las fronteras del país", destaca y detalla que el artista logró "quintuplicar la colección y pasó de tener al entrar a la dirección unas 190 obras a más de 2 mil obras al retirarse de la gestión. En 17 años consiguió el grueso de las obras más importantes que tenemos en el patrimonio".
"Pettoruti generó además el primer catálogo de artistas de la provincia. Su idea de biblioteca incluía la idea de un fichero al que todo artista de la provincia de Buenos Aires podía ir y dejar sus datos y lo que hacía en ese momento", contó y detalló que en ese fichero "podemos encontrar las fichas de artistas conocidos y otros por conocer", apunta.
Entre las fichas de más de 300 artistas bonaerenses se encuentran las de Raúl Soldi o la de un Antonio Berni -que declara tener por entonces apenas 20 años- y muchos artistas del interior bonaerense.
"Sobrevive un extraordinario material de archivo: estamos empezando a reconstruir las fichas, las fotos de los salones, la bibliografía que logró reunir Pettoruti imaginando una biblioteca para formación de artistas y de conocimiento del arte bonaerense", destaca Ruvituso.
"Son fichas que se despliegan y hoy es lo que queda de un montón de artistas y un material valioso para reconstruir la historia del arte bonaerense, permite rastrear artistas que no eran tan reconocidos y crear una identidad", reflexiona.
Ruvituso cuenta también que en las redes sociales del museo acaban de publicar un libro "que sería el primer libro que recibió Pettorutti en donación por parte del artista Francisco de Santo, un artista platense que entrega su libro de arte compuesto por una serie de aguafuertes y aguatintas, de paisajes que veía como por ejemplo la ciudad de Ensenada, el campo, grabados inspirados en sus viajes por Latinoamércia".
"La figura de Pettoruti se reconstruye y uno lo imagina por sus decires, como un personaje estético con una mirada hacia Europa pero que al frente del Museo apadrinó artistas vinculados a estéticas distintas a las suyas o vinculados al socialismo. Pettoruti abría a otras líneas artísticas", valora.
"Su propuesta expansiva y dinámica de museo, apuntaba a un museo como espacio vivo, sin espacios estancos, dejó la impronta de apertura al interior de la Provincia con una función educativa e identitaria del museo", destaca y precisa que el espacio lleva el nombre del artista desde el 2007 por ser "uno de los principales impulsores que tuvo el Museo".
Ruvituso recuerda también que el artista plástico nacido en La Plata nunca olvidó su ciudad natal y que "de todas las ciudades del mundo, como París, Buenos Aires, él decía que volvía siempre a La Plata, con sus diagonales, su Bosque".
"La Plata que él frecuentaba a principios del siglo XX era una ciudad aristocrática, con edificios importantes, con el bosque, el Museo de Ciencias que en esa época era un museo general, una universidad muy fuerte y una cantidad de artistas con una formación intelectual muy vanguardista; una ciudad donde estaba todo por hacer, él conoció la primera generación de artistas españoles y franceses que vinieron al país y fundaron los primeros lugares artísticos culturales del país y algo de eso lo acompañó como artista y gestor", analiza.
Esa visión dinámica y aperturista persiste en la actual gestión de este Museo bonaerense que el año próximo cumplirá 100 años y fue fundado en 1922 a partir de la colección de Benito Sosa, de 48 obras de óleos y telas -47 de ellas de artistas europeos y una obra de Prilidiano Pueyrredón- que este coleccionista donó al gobierno provincial con el objetivo que fuera la base de un museo público de arte.
"El Museo hoy es un espacio dinámico y para todos, no queremos que haya esa idea de ´acá yo no entro porque no sé´. Hay audioguías, apoyaturas textuales grandes y sencillas; es un museo donde entran en diálogo los paisajes y el arte contemporáneo, las presentaciones de libros, perfomance, y la música los viernes o sábado a la noche", detalla Ruvituso.
"Pettorutti buscó la expansión bonaerense y eso nos interesa mucho, él vio esa rubrica que tenía que tener el museo y fue y es el sueño de toda las gestiones: lograr conquistar la Provincia más allá de la ciudad donde está", concluye. (Télam)
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