Las eliminatorias del Mundial de Qatar: Kosovo, ante tres paises que no lo reconocen como tal

El sorteo de las Eliminatorias de Europa para el Mundial de futbol masculino Qatar 2022 le jugo una mala pasada a la Union Europea , que debio y debera hacer malabares para que se jueguen con normalidad y sin quejas diplomaticas los partidos que

Mundo02 de abril de 2021 Agencia Télam
El sorteo de las Eliminatorias de Europa para el Mundial de fútbol masculino Qatar 2022 le jugó una mala pasada a la Unión Europea (UE), que debió y deberá hacer malabares para que se jueguen con normalidad y sin quejas diplomáticas los partidos que crucen a Kosovo con España, Grecia y Georgia, tres países que no reconocen a la nación bálcanica, pero que, a la vez, deberán saludar su himno y su bandera.
La primera prueba fue aprobada, aunque con matices: en la noche del miércoles, Kosovo se presentó en Sevilla ante la selección local, y aunque sonó su himno y se izó su bandera, a los jugadores visitantes la Cancillería debió emitirles visas especiales y en la gráfica de TV no se usó ningún símbolo kosovar, sino los de su Federación de Fútbol.
La transmisión tuvo momentos que rozaron el absurdo: no se habló del "seleccionado de Kosovo", sino del "seleccionado del territorio de Kosovo", a la formación se la nombró como "equipo kosovar" y, por sugerencia del Ministerio de Cultura y Deportes, la TV tenía dos opciones para mostrar el resultado: "España-territorio de Kosovo" o "ESPAÑA-Kosovo".
Esta variante mayúscula-minúscula fue la que usó la en la red Twitter la cuenta oficial del seleccionado ibérico y durante la emisión del partido la TV pública española.
El problema pudo haber sido mayor: en el sorteo de diciembre del año pasado Kosovo y Serbia cayeron en la misma zona, pero los dos países tienen acordado no cruzarse en ningún deporte por el conflicto bélico que los enfrentó en el pasado.
De alguna manera, la "culpable" de la situación es la FIFA, que tiene muchos más integrantes que la ONU misma (211 contra 193), primero porque desglosa algunos territorios (Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte, por ejemplo, juegan cada uno por su lado) pero también porque acepta equipos de territorios que no son independientes (Gibraltar, Curazao, entre otros).
Kosovo era una provincia de Serbia, que declaró su independencia en febrero de 2008, nueve años después del final de la guerra con Belgrado. De apenas 2 millones de habitantes, el país vive en un estado diplomático curioso: 113 naciones lo reconocen como país independiente y el resto no.
El Tribunal de Justicia de La Haya, Países Bajos, avaló en julio 2010 la soberanía de este territorio, en un fallo no vinculante y en el que dejó en claro que se trata de un caso excepcional. "No hay norma en el derecho internacional" que impida las declaraciones de independencia, sostuvo la Corte.
"Es una cuestión de tremenda sensibilidad política, porque se cruzan los principios de autodeterminación, de integridad territorial y de no injerencia. En última instancia, obvio que la definición es política, porque no hay una explicación jurídica", explicó a Télam el titular del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata, Norberto Consani
El ingreso de Kosovo a la ONU está vetado por Rusia, que, como integrante del Consejo de Seguridad, tiene esa potestad. Y el apoyo de Estados Unidos no alcanza.
"Obvio que todos quieren estar en la ONU, porque da cierta aureola internacional", reseñó Consani, docente de Derecho Internacional Público, que también remarcó que algunos "saltan" ese veto en organizaciones que dependen de Naciones Unidas. Palestina, por ejemplo, sí integra la Unesco.
El argumento para quienes no reconocen a Kosovo es que su declaración de independencia es "contraria al derecho internacional", básicamente porque fue unilateral. Y el temor es que esa definición abra las puertas a tentaciones similares, en un continente que abriga otros sueños de autonomía.
El caso de España es muy claro: los cuestionados deseos independentistas de Cataluña y el País Vasco (aunque en este último caso el movimiento está algo más sosegado) constituyen un freno para el reconocimiento de Kosovo, ante el temor de que el ejemplo se expanda.
Serbia y Kosovo –que ya utiliza el euro como moneda- son los dos candidatos a sumarse a la UE, pero ese paso parece atado a una resolución de la situación entre ambos países, que tuvo algunos avances diplomáticos.
En octubre de 2012, Bruselas fue sede de conversaciones en busca de una normalización de las relaciones y desde 2013 Belgrado y Pristina coquetearon con la idea de intercambiar territorios: que el norte de Kosovo, de mayoría serbia, pase a Serbia, y que el sur serbio, de mayoría albano-kosovar, pasara a Kosovo. Pero nada de eso avanzó.
La cuestión hasta obligaría a un cambio de bandera: es que la enseña kosovar, de fondo azul, tiene estampado el mapa del país en el centro, toda una curiosidad en una bandera.
La idea del intercambio de territorios tampoco es tan sólida, porque hay numerosos sectores que temen que eso provoque una reacción en cadena en otros estados de la región y porque, en concreto, la idea de trocar regiones según etnias alimenta un nacionalismo peligroso.
De fondo se mantienen los recelos entre la mayoritaria población albano-kosovar (cerca de un 90%) y la minoritaria serbia (un 5%), dos grupos con intereses bien distintos y con una convivencia compleja, aunque Kosovo se defina como un "estado multiétnico".
Todos estos factores reaparecieron en el debate a partir de las eliminatorias para el próximo mundial, con un equipo kosovar que, por razones obvias, no tiene integrantes nacidos en su territorio ya independiente, así que conforma su plantel con jugadores exiliados, o nacidos en la zona pero cuando era parte de Serbia o la extinta Yugoslavia, o hijos de locales que juegan en otras partes del mundo.
El miércoles 31 hubo himno y bandera en Sevilla. Quedan por jugarse Kosovo-Grecia el 5 de agosto y la revancha el 14 de noviembre; la vuelta con España el 8 de agosto; y con Georgia el 2 de septiembre y el 12 de octubre. No está claro si los partidos en los que Kosovo debe ser local se jugarán en Pristina. Y la culpa no es solo de un sorteo.
(Télam)
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