Maria Paganelli, se fue una valiente en el turf y en la vida

Maria Paganelli tenia 43 años, una hija, Delfina, y una profesion muy riesgosa como lo es ser jocketa de turf, en donde los caballos llegan a los 60 kilometros por hora en plena recta.

Deportes19 de junio de 2019 Agencia Télam
María Paganelli tenía 43 años, una hija, Delfina, y una profesión muy riesgosa como lo es ser jocketa de turf, en donde los caballos llegan a los 60 kilómetros por hora en plena recta. El lunes 10 de junio rodó en la undécima carrera en el hipódromo de Palermo y ayer murió en la Clínica Trinidad.
El zaino Dissimilar sufrió un síncope a 100 metros del disco e hizo caer a María y terminó apretándola cuando ya estaba muerto. Le ocasionó serias lesiones en la cabeza y en el cuerpo de las cuales María no se pudo recuperar.
Ella tenía mucho valor para subirse a los pura sangre y también para las cuestiones de la vida. En el año 2006 se alejó del turf por el nacimiento de su hija Delfina y cinco años después, en el 2011 volvió a correr y a cuidar porque ella también era entrenadora en el turf.
Hay que señalar que sus comienzos fueron con el gran cuidador Roberto Pellegatta. A finales de los años 80 María hacía de peón en el equipo y también comenzó en la Escuela de Aprendices de San Isidro. Ya en el año 2000 comenzó su carrera como jocketa, una profesión que tuvo como ídola a María Lezcano, una mujer que en 1978 ganó la Cuádruple Corona con el caballo Teléscopico.
María trabajó en esos años con Alfredo Gaitán Dassie, Juan Carlos Bianchi, Juan Udaondo, Juan Carlos Maldotti, todos ellos entrenadores de primer nivel y que vieron en María a una jocketa hecha y derecha.
Hay registros oficiales que indican sus números estadísticos. Ellos dicen que María corrió 1.316 carreras y que logró 81 triunfos. Era valiente en el turf y también en la vida.
El turf pierde a una persona íntegra y una profesional intachable. Dissimilar, el caballo que le terminó costando la vida, era preparado por ella. Todos los días en la pista de ensayos de San Isidro María salía a ensayar con sus caballos. Tenía la doble función de jocketa y de cuidadora.
"Tenía muchas condiciones y había que respetar sus opiniones. Era muy trabajadora y llevaba el turf en su corazón. Siento mucho su muerte", dijo el señor y entrenador Juan Carlos Maldotti.
Es el momento del adiós para María, una gran luchadora en un disciplina que ante cualquier error el peligro de muerte es inminente. Era joven y tenía mucho que dar como jocketa. Corría a la par de Falero, de Jorge Ricardo, de Altair Domingos, de los grandes jockeys argentinos y latinoamericanos. La vamos a recordar. (Télam)
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