Estados Unidos y Rusia: la reanudacion de la carrera armamentista

Los detalles en la nota

Mundo24 de agosto de 2019 Agencia Télam
Antes de que Estados Unidos probara un nuevo misil Tomahawk, y se retirara del
Tratado de Fuerzas nucleares de Alcance Intermedio (F) que compartió con Rusia durante 32 años, la carrera armamentista ya se había iniciado con la producción de misiles en China, India y Pakistán, entre otros países.

Estados Unidos y Rusia: la reanudacion de la carrera armamentista Donald Trump y Vladimir Putin

En todo caso, el presidente estadounidense, Donald Trump, parece que la está "aggiornando" a los nuevos tiempos políticos que vive el mundo.
Fiel a su estilo intempestivo, que por estos días lo ha llevado a pretender comprar Groenlandia a Dinamarca, Trump no desaprovechó la oportunidad de lanzar un cohete de crucero desde las costas de California, para mostrar el poder que posee la Casa Blanca.
Rusia, por el contrario, no cree en las excusas del mandatario republicano para abandonar el F, y por lo visto tampoco China. Ambos países condenaron la prueba realizada por Washington el pasado domingo.
Seis días después, el gobierno del presidente Vladimir Putin realizó dos ensayos con misiles balísticos en aguas del Ártico, buscando dar una "respuesta simétrica" a la prueba realizada con el Tomahawk por EEUU.
De todos modos, Moscú también alardea de sus nuevas armas nucleares, presentadas en marzo último. El pasado 8 de agosto, durante una prueba de "un motor-cohete de propulsión" murieron cinco científicos en el norte del país. El ensayo aumentó los niveles de radiación, entre 4 y 16 veces, informó el Servicio Meteorológico ruso.
Lo cierto es que los rusos están muy entusiasmados con el misil Burevstnik, llamado el "cohete de la venganza", que está diseñado para responder a un ataque nuclear.
Los estadounidenses, por otra parte, siempre buscaron terminar con el F, firmado por Ronald Reagan y Mijail Gorbachov en 1988, en plena Guerra Fría.
Este acuerdo permitió en los años 1980 la eliminación de los misiles rusos SS20 y los estadounidenses Pershing, que resultaron claves en la crisis de los euromisiles entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En octubre de 2018, Trump advirtió que se retiraría del F, promesa que cumplió finalmente a principios de agosto con la excusa de que Moscú no respetaba los principios de este tratado.
La cancelación de este pacto vaticina malos augurios para la continuidad del nuevo tratado START, que limita las armas nucleares de largo alcance y expira en febrero de 2021.
Para Juan Battaleme, director de la maestría en la Universidad de la Defensa Nacional (Undef), "la salida de la F es el resultado concreto de que tal como está redactado el tratado ya no realiza la función que debería cumplir, porque en la actualidad los principales proliferadores en materia de alcance intermedio son China, India, Pakistán y bien podría sumarse Corea del Sur".
"La prueba del misil Tomahawk es similar a la de aquellos que portaban armas nucleares en la Guerra fría. Esta fue la razón por la cual se diseño dicho misil, con una lógica eminentemente táctica, ya que hoy se los lanza de los llamados SSGN (submarinos clase Ohio modificados). También podrían volver a lanzarse desde los aviones B-52 o B-2", señaló en declaraciones a Télam.
Battaleme, especialista en defensa, política exterior y ciberseguridad, dijo que "lo que más temen los chinos es que (a este tipo de cohetes) se los monte en unidades navales como los DDG-51".
En cuanto a la carrera armamentista, señaló que tiene tres ramas diferentes: "La combinación de armas autónomas e inteligencia artificial, la modernización de los sistemas nucleares y el desarrollo de las armas hipersónicas, y la defensa antimisiles, a la que hay que sumar el desarrollo de armas antisatelites".
El tratado F ayudó a reducir las amenazas nucleares por 32 años, prohibiendo y eliminando todos los misiles de entre 500 y 5500 kilómetros de un total de 2692, según un artículo publicado por Matt Korda y Hans M. Kristensen en la página web de la Federación de Cientistas Estadounidenses (FCE).
Aparentemente, la decisión de retirarse del F le fue sugerida a Trump por el Consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, un halcón que tiene gran influencia sobre el presidente estadounidense.
En tiempos en los que se suele recordar la Guerra Fría, esa contienda incruenta aunque no carente de violencia que mantuvieron la Casa Blanca y el Kremlin en el siglo pasado, la nueva versión del Tomahawk es una jugada de Trump para demostrarle a Rusia que se ha reanudado la carrera armamentista.
(Télam)
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