Mediadores internacionales buscaban hoy extender la tregua entre Israel y Hamas, para que el movimiento islamista libere a más rehenes a cambio de presos palestinos y de un mayor respiro de la ofensiva aérea y terrestre israelí en la Franja de Gaza.

La tregua termina hoy, pero Hamas dice estar dispuesto a prorrogarla e Israel, contento por la liberación de decenas de rehenes en los últimos días y a la espera de recibir más hoy, dice que mantendrá el alto el fuego si el grupo palestino sigue entregando cautivos.

En virtud del acuerdo, que ya se extendió una vez, Hamas liberó a 60 israelíes del total de 240 rehenes de distintas nacionalidades que tomó en sus ataques en Israel de principios del mes pasado, incluyendo a una decena de personas con nacionalidad argentina.

Israel liberó a 180 presos palestinos, en su mayoría mujeres y adolescentes acusados ​​de arrojar piedras y bombas incendiarias durante enfrentamientos con las fuerzas israelíes en los territorios de Cisjordania, que Israel ocupa a Palestina.

Hamas debería liberar hoy a otros 10 israelíes a cambio de otros 30 presos palestinos.

El otro objetivo prioritario que se planteó Israel con su ofensiva, la aniquilación de Hamas, que ha gobernado la vecina Gaza durante 16 años, parece estar quedando, por ahora, fuera de su alcance.

Semanas de intensos bombardeos aéreos y una invasión terrestre han demolido vastas zonas del norte de Gaza y matado a miles de palestinos, pero parecen haber tenido poco efecto sobre el gobierno de Hamas.

Esto pareciera quedar demostrado por su capacidad para llevar a cabo negociaciones complejas, hacer cumplir el alto el fuego entre otros grupos armados y orquestar una liberación de rehenes sin sobresaltos.

Se cree que el liderazgo de Hamas en Gaza se ha refugiado en el sur del enclave, junto a cientos de miles de desplazados palestinos que migraron allí desde el norte, donde se centra la ofensiva israelí, y están refugiados mayormente en instalaciones de la ONU.

Una invasión del sur podría descubrir a los líderes de Hamas y destruir el resto de su infraestructura, incluidos kilómetros de túneles, pero a un costo en vidas y destrucción que Estados Unidos, el mayor aliado de Israel, parece no estar dispuesto a aceptar.

El Gobierno del presidente Joe Biden dijo a Israel que, si reanuda la ofensiva, debe operar con mucha mayor precisión, especialmente en el sur, y evitar volver a provocar un gran desplazamiento de palestinos dentro de Gaza.

Es poco probable que ese enfoque ponga de rodillas a Hamas en el corto plazo, y la presión internacional para un alto el fuego duradero ya va en aumento.

El director de la CIA, William Burns, y el de la agencia de espionaje israelí Mossad, David Barnea, estuvieron ayer en Qatar para discutir la extensión del alto el fuego y la liberación de más rehenes.

Qatar ha desempeñado un papel clave en la mediación con Hamas y fue anfitrión de las conversaciones, en las que también participaron mediadores de Egipto.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, visitará la región esta semana, y también se espera que impulse una tregua más larga.

En una declaración conjunta, los ministros de Relaciones Exteriores del grupo G7 de los países ricos, que incluye aliados cercanos de Israel, pidieron hoy una “mayor extensión de la pausa” y “la protección de los civiles y el cumplimiento del derecho internacional”.

La escalada comenzó con los ataques de Hamas del 7 de octubre en el sur de Israel, en el que milicianos infiltrados desde Gaza mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron unas 240 personas, incluidos bebés, niños, mujeres y soldados.

Otros 21 rehenes -19 tailandeses, un filipino y un ruso-israelí- han sido liberados en negociaciones separadas desde que comenzó la tregua.

Antes de la tregua, Hamas liberó a cuatro rehenes y el Ejército israelí rescató a otro. Otros dos rehenes fueron encontrados muertos en Gaza.

Israel respondió con una devastadora campaña aérea en toda Gaza y una invasión terrestre del norte del territorio.

Más de 14.800 palestinos, entre ellos unos 6.000 niños, han muerto en los bombardeos israelíes y por los combates, y más de 1,7 millones de los 2,3 millones de palestinos que viven en Gaza tuvieron que abandonar sus hogares.

Israel impuso un bloqueo total de Gaza al comienzo de las hostilidades, pero en virtud de la tregua, que ya lleva seis días contando el de hoy, autorizó el ingreso a la región desde Egipto de cientos de camiones con ayuda humanitaria.

Antes de la tregua, solo había permitido la entrada de una pequeña cantidad de ayuda, lo que provocó una escasez generalizada de alimentos, agua, medicinas y combustible para los generadores de energía en medio de un apagón en todo el territorio.

Ayer, Israel y Hamas se culparon mutuamente por un breve intercambio de disparos en el norte de Gaza, pero que no pareció poner en peligro la tregua.

Milicianos palestinos han detenido el lanzamiento de cohetes contra Israel, al igual que el movimiento islamista Hezbollah del Líbano, que había intercambiado disparos casi a diario con fuerzas israelíes a lo largo de la frontera norte desde el inicio de la escalada. (Télam)