Proyecto nuclear argentino CAREM detenido: sindicatos en protesta

El gobierno de Javier Milei ha paralizado el desarrollo del CAREM, el primer reactor nuclear íntegramente argentino, desatando una ola de despidos y la indignación de los gremios. La medida se inscribe en una política de ajuste presupuestario que, según denuncian desde distintos sectores, amenaza con desmantelar uno de los avances más significativos de la tecnología nuclear en el país y en el mundo. La paralización de la obra y los despidos de más de 230 trabajadores encendieron las alarmas entre los sindicatos UOCRA, ATE y Luz y Fuerza, que el pasado lunes cortaron la Ruta Nacional 9 para visibilizar su reclamo.

El CAREM: orgullo nacional en riesgo

El proyecto CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares) es un reactor nuclear de diseño modular y completamente desarrollado en Argentina. Su construcción había comenzado en la localidad bonaerense de Lima, dentro del complejo Atucha, y prometía posicionar al país a la vanguardia en el desarrollo de reactores nucleares de baja y media potencia, conocidos como Small Modular Reactors (SMRs). Estos reactores, por sus características, no solo permiten generar grandes cantidades de energía sin intermitencias, sino que además son una pieza clave en la transición hacia una matriz energética más limpia y libre de emisiones de gases de efecto invernadero.

El CAREM fue diseñado originalmente para generar 25 megavatios eléctricos (MWe), pero gracias a mejoras tecnológicas, se proyectaba que alcanzaría los 32 MWe, suficientes para abastecer a una población de unos 120 mil habitantes. Además, el proyecto había captado el interés internacional, ya que empresas globales como Hitachi, Westinghouse y TerraPower (de Bill Gates) trabajan en desarrollos similares, lo que le daba al CAREM un valor estratégico para Argentina como posible exportador de tecnología nuclear.

Paralización total: un golpe a la ciencia y a los trabajadores

A pesar de las expectativas puestas en el CAREM, la nueva gerenta del área anunció la paralización total de la construcción civil. La excusa oficial fue un supuesto problema de ingeniería, pero los gremios denunciaron que la verdadera razón es el brutal ajuste presupuestario implementado por el gobierno. Como resultado, se han registrado hasta el momento más de 230 despidos, entre obreros de la UOCRA, supervisores de UECARA y trabajadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

“La decisión del gobierno es frenar completamente el proyecto y despedir a la mayoría de los trabajadores. Estamos enfrentando un ataque ideológico contra la ciencia y la industria nuclear nacional”, declaró Julio González, delegado de la UOCRA Zárate, uno de los gremios más afectados por la medida.

La protesta sindical: corte en la Ruta 9 y reclamos al gobierno

En respuesta a los despidos masivos y la suspensión de la obra, los trabajadores y las organizaciones gremiales llevaron adelante una protesta este lunes en el kilómetro 103 de la Ruta Nacional 9. La medida incluyó un corte total de la carretera y generó largas filas de vehículos en ambos sentidos. Si bien los medios de comunicación mayoritarios cubrieron el caos vehicular, poco se habló de la importancia del reclamo y de lo que está en juego con la paralización del CAREM.

“No podemos permitir que se sigan destruyendo empleos y derechos conquistados. Esto es un ataque a toda la clase trabajadora”, advirtió la diputada provincial Soledad Alonso, presente en la protesta.

Un retroceso en la ciencia argentina y en la generación de divisas

El frenazo en el proyecto CAREM no solo representa un golpe para los trabajadores, sino también para la proyección científica y económica del país. Según los expertos, la finalización del reactor hubiera permitido a Argentina ingresar divisas como exportador de tecnología nuclear. La CNEA ya había anunciado memorandos de entendimiento con países interesados en adquirir este tipo de reactores modulares, con proyecciones de exportaciones que podrían superar los 4 mil millones de dólares por cada unidad.

El ex ministro de Ciencia, Roberto Salvarezza, destacó en su momento la importancia del proyecto para posicionar a Argentina en un mercado estratégico global. “Estaríamos liderando un mercado de pequeños reactores que promete ser fundamental para el futuro energético mundial, compitiendo con grandes potencias como Estados Unidos, China y Rusia”, afirmó Salvarezza.

Contradicciones en el gobierno de Milei

El mes pasado, Guillermo Francos, jefe de Gabinete de Milei, recorrió las instalaciones del CAREM y aseguró que el proyecto era "imprescindible" para el gobierno. Sin embargo, menos de un mes después, la obra fue detenida, lo que evidencia una profunda contradicción en el accionar del gobierno.

El ajuste presupuestario no solo afecta al CAREM. Otros proyectos nucleares estratégicos, como el reactor RA-10 en Ezeiza o el Centro Argentino de Protonterapia, destinado a la investigación y tratamiento de cáncer infantil, también han sido suspendidos. “Estamos paralizando obras que no solo son esenciales para el desarrollo energético, sino que también son clave para la salud pública”, destacó Jesuana Aizcorbe, bioingeniera de la CNEA.

Un ataque ideológico contra la ciencia y la energía nuclear

Los especialistas señalan que la paralización del CAREM no responde únicamente a razones económicas, sino también a un ataque ideológico contra el desarrollo científico estatal. El gobierno de Milei ha manifestado en múltiples ocasiones su intención de reducir el tamaño del Estado, y el sector nuclear no parece estar exento de estas políticas.

“Esto no es solo un ajuste. Es un prejuicio ideológico contra la ciencia y la tecnología desarrollada por el Estado. El gobierno parece creer que todo lo que toca el Estado argentino está condenado al fracaso, y eso es un grave error”, advirtió Tomás Avallone, operador de reactores nucleares y trabajador de la CNEA.

El futuro del CAREM y de otros proyectos nucleares en el país es incierto. Los trabajadores, por su parte, aseguran que seguirán en pie de lucha hasta revertir la situación. “No vamos a permitir que destruyan años de trabajo y desarrollo. Esto no es solo una pelea por nuestros empleos, es una pelea por el futuro de la energía y la ciencia en Argentina”, concluyó Julio González.