La apertura importadora profundiza los despidos y golpea a la industria
La industria está estallada: despidos, cierres y fábricas que bajan la persiana mientras las importaciones se disparan. Un panorama que preocupa a todo el país.
A un mes de los comicios legislativos en los que Javier Milei volvió a imponerse en buena parte del país, la economía real muestra un deterioro que no frena: se acumulan despidos, cierres de plantas y una caída abrupta de la actividad industrial.
En Pilar, Whirlpool dejó en la calle a 300 trabajadores y cerró la fábrica que había inaugurado en 2022 tras una inversión de USD 52 millones. El plan inicial era ambicioso: producir 300.000 unidades anuales y exportar el 70% de la producción. Hoy, la firma confirma que deja de fabricar en Argentina, aunque mantendrá la importación y distribución.
La situación se repite en otros polos industriales. En Venado Tuerto, Corven Motos, Corven Amortiguadores y Essen redujeron más de 130 puestos en conjunto. En Pergamino y Temperley, Frávega bajó persianas y se especula con al menos 100 cesantías adicionales. Y la lista sigue: Dana cerró su planta de San Luis con 50 despidos, SKF se retiró dejando 150 personas sin trabajo, y en La Rioja se perdieron otros 150 empleos entre Luxo, Vulcalar y Solartec.
“El empresario se convierte en importador porque producir acá da pérdida, con este Gobierno”, resumió Diego Olave, secretario general de la UOM Venado Tuerto. Según CEPA, desde la llegada de Milei a la Casa Rosada cierran 30 empresas por día. En total, se destruyeron 276.000 empleos registrados entre diciembre y agosto.
La industria en el freezer: El derrumbe en Pilar
Pilar, con más de 400.000 habitantes y un parque industrial de los más grandes del país, atraviesa su peor año en una década: 1.500 operarios quedaron sin trabajo solo en 2024.
A Whirlpool se suman otros retrocesos. La estadounidense Magnera abandonó su planta y despidió a 60 personas. Kimberly-Clark avanzó con 80 cesantías. Kenvue, ex Johnson & Johnson, recortó 130 puestos y anunció que reemplazará parte de su producción local con importaciones desde Brasil. Griferías FV, Akapol, FARA y Sidus también ajustaron personal.
Ayelén Monzón, delegada de la UOM, aseguró que el cierre de Whirlpool fue “planificado con anticipación”. Contó que hacía apenas dos semanas negociaban un bono de fin de año: “Desayunamos que la fábrica cerraba. Fue completamente sorpresivo”, dijo. La firma, según relató, había frenado el ingreso de personal eventual e iniciado un silencioso achique.
Un efecto dominó
La caída de ventas —producto de salarios realineados, jubilaciones estancadas y consumo deprimido— arrastra a las fábricas a reducir producción. Y la reducción de producción desencadena despidos.
Venado Tuerto, otra olla a presión
Venado Tuerto, donde Milei obtuvo más del 75% de los votos en muchas mesas, vive un escenario similar: el parque industrial se vacía.
Essen despidió a 34 empleados directos y al menos 58 eventuales. “En tres meses se vienen achicando de a cuatro, de a cinco. Es muy duro”, explicó Olave. En la misma zona, Corven Motos perdió 120 puestos en seis meses, Corven Amortiguadores recortó 30 más y Arte Metal cerró dejando a 15 trabajadores sin ingresos.
La empresa Essen sostiene que las bajas “no están relacionadas con productos importados”, sino con la caída de demanda. Sin embargo, los operarios afirman que la firma empezó a sustituir parte de su fabricación.
Los productos importados avanzan sin freno
En octubre, el ingreso de mercadería extranjera alcanzó niveles récord. Más de 4.000 productos —en su mayoría de plataformas como Shein, Temu, Aliexpress y Amazon— entraron al país en un solo mes. El sistema creció 237% interanual.
Los ítems más comprados: alimentos, higiene, indumentaria, electrodomésticos, calzado, bazar e instrumentos musicales. La combinación es explosiva: importaciones aceleradas, consumo local desplomado y paritarias estancadas.
Un conflicto que se replica en todo el país
Lo que sucede en Pilar, el conurbano y el sur santafesino refleja una misma matriz económica: apertura total de importaciones, reprimarización productiva, salarios deprimidos, ventajas para el sector financiero y una caída del consumo interno que derrama sobre toda la cadena industrial.
Para los gremios y trabajadores, el diagnóstico es claro: las empresas no esperan una recuperación y optan por achicarse o directamente cerrar. Para el Gobierno, la baja de costos vía importaciones forma parte del plan para “ordenar la macroeconomía”.
Mientras tanto, miles de trabajadores pierden su fuente de ingreso y la industria argentina retrocede a niveles que no se veían desde hace dos décadas.
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