El consumo no repunta y la carne se aleja de la mesa

Con la inflación sin freno, el consumo masivo cae y la carne se aleja de la mesa de los argentinos. ¿Cómo impacta en la vida diaria? Te contamos todo.

Economía26 de abril de 2025Pamela OrellanaPamela Orellana
Consumo de carne
Consumo de carneConsumo de carne

Aunque los últimos datos oficiales marcan una recuperación de la actividad económica, con una suba del 5,7% en febrero, la otra cara de la moneda es menos alentadora: el consumo de alimentos básicos continúa desplomándose. La carne vacuna, ícono de la mesa argentina, no escapa a esta tendencia: ya acumula 16 meses consecutivos de caída y su consumo per cápita alcanzó el nivel más bajo en tres décadas.

Según datos de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra), el consumo promedio anual cayó a 47,8 kilos por habitante. En enero había sido de apenas 47 kilos, reflejando una baja interanual del 3,2%. El retroceso mensual de marzo fue del 2,7%, mientras que la caída interanual llegó al 5,4%.

El fenómeno no es casual: en un contexto de inflación persistente y salarios deteriorados, cada vez más familias reemplazan la carne vacuna por opciones más accesibles como pollo, cerdo, fideos, arroz o polenta. De hecho, de acuerdo al relevamiento de Scentia, el consumo masivo de alimentos, bebidas y productos de limpieza acumuló una caída del 14% en marzo y del 8,5% en el primer trimestre de 2025.

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Pollo, cerdo y harinas: los nuevos protagonistas

El cambio en los patrones de consumo es evidente, sobre todo entre los sectores más golpeados por la crisis económica. Según la consultora NielsenIQ, los hogares argentinos están adoptando un consumo mucho más selectivo y responsable, priorizando rubros como el mantenimiento del hogar y el cuidado personal, en detrimento de los alimentos esenciales.

En este sentido, mientras que las ventas de alimentos básicos crecieron apenas un 0,5% en marzo, el rubro de golosinas trepó un 2,2% y los alimentos no esenciales subieron un 1,9%. A su vez, el rubro de bebidas alcohólicas sufrió una fuerte baja del 10%, mientras que las no alcohólicas apenas crecieron un 0,5%.

La disparada de precios también juega su papel: de acuerdo al Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el precio del roast beef pasó de $9.759 a $13.300 (36%), la carnaza común de $7.381 a $10.100 (36%), el cuadril de $12.719 a $17.500 (33%) y la paleta de $10.152 a $13.400 (32%), todo en pocas semanas.

Consumo masivo en retroceso: la contracara de la recuperación

Pese a la recuperación en algunos indicadores macroeconómicos, como la suba del 90% en las ventas de autos o del 94% en las escrituras de inmuebles durante el primer trimestre, el consumo masivo sigue en picada. Según datos privados, marzo registró una contracción interanual del 5,4%, profundizando la baja de febrero, cuando la caída había sido del 2,7%.

Supermercados

La inflación sigue marcando el pulso del mercado interno: en marzo, el Índice de Precios al Consumidor subió 3,7%, impulsado por fuertes aumentos en educación (21,6%) y alimentos (5,9%), según el INDEC. Para abril, algunas consultoras privadas ya proyectan un costo de vida cercano al 3%.

Este escenario impacta de lleno en los sectores más vulnerables, que destinan una mayor proporción de sus ingresos a la compra de productos básicos. Así, mientras algunos sectores de altos ingresos reactivan la demanda de bienes durables y viajes al exterior (que subieron un 74%, con Brasil liderando el ranking), la mayoría de los argentinos enfrenta serias dificultades para llegar a fin de mes.

¿Qué se espera para los próximos meses?

Con aumentos salariales que siguen corriendo detrás de la inflación y precios de alimentos que no dan tregua, los analistas son cautos respecto a una posible recuperación del consumo masivo en el corto plazo. La caída en el consumo de carne, un termómetro histórico del poder adquisitivo en Argentina, anticipa que la reactivación aún no llega a la mesa de la mayoría.

En este contexto, el consumo seguirá mostrando un comportamiento cauteloso, con hogares que priorizarán la compra de productos esenciales al menor precio posible y resignarán aquellos considerados de mayor valor simbólico, como la carne vacuna. La recuperación económica, entonces, será parcial y desigual: mientras algunos sectores consolidan su reactivación, otros siguen peleando por llenar la olla.

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