Richard Coleman, el elegido por Gustavo Cerati, Charly Garcia y Skay Beilinson

La alianza de Richard Coleman con Skay Beilinson, quien lo sumo a las filas de su grupo Los Fakires antes del comienzo de la pandemia, se origina con el historico guitarrista de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota asistiendo, a mediados de los

D-Interés29 de julio de 2021 Agencia Télam
La alianza de Richard Coleman con Skay Beilinson, quien lo sumó a las filas de su grupo Los Fakires antes del comienzo de la pandemia, se origina con el histórico guitarrista de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota asistiendo, a mediados de los ochenta, a una de las presentaciones del grupo Fricción que por entonces comandaba junto a su amigo y aliado Gustavo Cerati.
Apenas visitar su carrera, con más de 35 años a cuestas, decreta el fin de cualquier antinomia o rivalidad absurda: se conoce de su historia con sus innumerables colaboraciones con el líder de Soda Stereo, tanto en aquellos tiempos como luego durante su etapa solista entre "Ahí vamos" y "Fuerza Natural".
Pero en su currículum acumula otros hitos curiosos como el de haber sido sesionista en "Vida Cruel" de Andrés Calamaro e integrar Las Ligas, una de las legendarias y poco difundidas formaciones de Charly García, de la que se bajó para dar forma a su proyecto Los 7 Delfines.
Télam: ¿Cómo se produjo tu llegada a Las Ligas?
Richard Coleman: Era 1985, año en el que había debutado con Fricción, ese colectivo experimental que teníamos con Gustavo, Fernando Samalea y Cristian Basso. No teníamos la finalidad de que sea una banda en serio. Se trataba de salir a tocar y mostrar lo que hacíamos en los ensayos. Eso provocó repercusión. Bastante. Y en un momento me convocó Calamaro para trabajar en un segundo álbum solista. El tipo tenía muy buena onda y era muy abierto y generoso con el tiempo y con su manera de trabajar. Y eso fue lo que me llevó a conocer a Charly García en un cumpleaños de Andrés. Estuve conversando un rato con Charly, que es muy rápido y enseguida se enteró que había grabado, lo escuchó y me terminó convocando. De repente me encontré, con 22 años, tocando con un montón de gente y jugando en primera. La primera convocatoria fue para cumplir con un show que tenía vendido en Chile.
T: ¿Por qué te bajaste de esa formación?
RC: Estuve un año y medio trabajando con Charly. Fue increíble lo que aprendí y lo que desaprendí también. Mientras tanto seguía con mis proyectos y mis canciones con Fricción y cuando llega el momento de grabar el disco que iba a ser "Parte de la religión" yo sentía que necesitaba hacer lo mío. Entonces hablé con él y le conté que necesitaba eso. Que no iba a ir a grabar a Nueva York para después irme de la banda, que no lo pensaba cagar, porque eso era de mala onda y muy desprolijo. Charly me agradeció y me dijo que estaba todo muy bien. Me dijo que contara con él. De alguna manera fue como que me dio la bendición y me dijo "seguí tu camino, porque a mí me gusta lo que hacés". Fue una experiencia muy fuerte, como una especie de universidad y la primera vez que trabajé profesionalmente de verdad, con el número uno del momento. Aprendí a ensayar y mucho sobre la dedicación al trabajo.
T: ¿Qué tienen en común cabezas como las de Gustavo, Skay o Charly? ¿Qué fibra encontrás en todos ellos?
RC: Cada uno es un universo. En común lo que tienen es el talento, ese talento que es abarcativo pero diferente en cada uno de ellos. Charly y Gustavo eran tipos sumamente inteligentes y cultos. Eso tiene que ver, no solamente con la viveza, sino con la intuición, con una inteligencia y una estructura especial. Después hay diferentes dones. De Skay también aprendí muchísimo, porque es un tipo súper claro, sencillo y talentoso. Él me decía, "lo que pasa Richard es que yo soy consciente de mis limitaciones". Y eso es algo que yo comparto con él, absolutamente. El "Flaco" tiene muy claro cuál es el marco en el que se puede mover. Y es un laburador. Todos lo somos, a todos nos gusta trabajar mucho y no entregar las cosas más o menos o quedarnos conformes así nomás. No es un momento de inspiración y ya. Es laburo y laburo. (Télam)
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