El rapero Mustafa Yoda regresa con su nuevo trabajo y desde Mendoza llega buen pop

Mustafá Yoda, uno de los raperos argentinos de la generación de los 90, regresó con un muy buen disco titulado "Tormenta en el Hormiguero", mientras que los mendocinos Pasado Verde muestran su pop de alta factura.

MUSTAFÁ YODA-"TMENTA EN EL HMIGUERO"

Uno de los raperos de más experiencia de la Argentina regresa con un disco que exuda cultura hip hop, realismo sucio bonaerense y pase de facturas a algunos integrantes de la nueva movida de la música urbana latina.
Precursor de las batallas de freestyle y difusor de esta cultura en todos los puntos del país, Mustafá recorrió Argentina durante varios años con su propuesta de cruzar a payadores folclóricos y raperos, reconociendo a los primeros como los antecesores ancestrales de las riñas de gallos. De esa mixtura quedó "La hormiga", donde canta y pone su criolla el payador Hugo Emanuel Gabotto, que abre el disco de una manera atípica pero que tiende puentes del rap con estilos tradicionales de la música argentina.
Mustafá toma a su crew Sudamétrica y la lleva a nuevos límites y en "Asesiné a Peter Pan", con una base más orgánica y densa, se despacha sobre la realidad con frases como "con la muerte en cada esquina y yo morocho". También hay críticas para los nuevos ases de la rima al afirmar que "pobres raperos de re paja, les di 10 años de ventaja, no sean haters y disfruten de mi bomboclaat". "La felicidad" arranca recitando frases de un libro de Tao, mientras detrás suena una banda con ritmo soulero y acompañada por coros góspel. "Tracción a sangre" reivindica a Sudamétrica y Mustafá utiliza la oportunidad para saldar cuentas con demonios del pasado.
"Acostumbrados al bardo" arranca con varios samples, mientras Mustafá cuenta la dura vida de un habitante del tercer cordón del conurbano bonaerense en municipios como Moreno y Merlo en pleno oeste. Humildad, honestidad mezcladas con paco, gatillo fácil, falta de juguetes, chicos que van al colegio para comer, aparecen retratados en esta cruda versión hip hopera del realismo sucio bonaerense que se puede encontrar en el cine de José Celestino Campusano, Raúl Perrone y en las rockeras canciones de Las Armas BsAs.
El rapero mexicano Muelas de Gallo, criado en la durísima Baja California, se le suma en "Esos loros cotorrean", un rap old school con arreglos de violín y bandoneón. Con Muelas de Gallo, Mustafá se conoció en las batallas escritas "Secretos de Sócrates", que ya se realizan en Argentina, México y otros países de América latina. Mustafá y Sudamétrica plasman cinco capítulos de una miniserie imaginaria que cuenta la dura vida en una barriada de cualquier ciudad latina.
Con el Dj haciendo scratching, Mustafá cuenta una historia de vida y de amor en "Og 98" (Originario del 98), y lo usa como excusa para contar sus inicios en la escena y el mejor año de la etapa fundacional del rap en la Argentina. Mustafá toma la figura de una mujer para cantarle al rap.
El mexicano Aczino y el estadounidense 9th Prince, del grupo Killarmy y hermano menor de Rza, pelan toda su versatilidad y sus lenguas filosas en las rimas con una muestra de destreza llamada "Suda-Wu" donde hermana a Sudamétrica con el colectivo rapero Wu-Tang Clan. Además, el rapero argentino se da el gusto de cantar con uno de los rimadores a los que más admira.
"Rescatate a Gil" toma el "Gimme tha power" de Molotov y lo clava en el mapa del oeste del GBA con mucho realismo, pero también con el orgullo y la solidaridad de la clase obrera con una base bien reconocible de rap. El español Juaninacka participa en "Rapear" con una base bien soulera, bien Motown, para que junto a Mustafá cuenten anécdotas y den una clase de la historia de la cultura hip hop latina.
El regreso de Mustafá culmina con "Ice Cream", que arranca con coros infantiles y una base bien al frente con un beat marcado y poderoso que luego vira a un ritmo más veloz, mientras el rapero vuelve a humillar con su lengua veloz.
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PASADO VERDE-"DECLARACIÓN DE PRCIPIOS"

Cuarto disco de una de las bandas más ricas y variadas de la escena mendocina, previa al boom del manso indie, que en 10 tracks plasma su capacidad de orfebre de canciones pop que lindan entre lo indie y lo alternativo.
El combo mendocino está integrado por Fabri Potenzone en guitarra, Exequiel Stocco en guitarra, sintetizadores y voz; Joaquín Nazar en guitarra, samples y coros; Leo Lemoli en batería y Franco Santillán en bajo y coros.
El disco arranca con un pop guitarrero bien movedizo, bailable y con muy buenos arreglos. Además, los Pasado muestra su capacidad para armar muy buenos arreglos vocales. "¿Qué sabrás de mí?" es otra hermosa canción pop que recuerda por momentos a Elvis Costello y que está armada sobre un interesante entramado instrumental. En "Sabes dónde encontrarme" la banda mendocina incursiona en terrenos spinetteanos, una línea que se mantiene en "Siento al revés", que cuenta con la batería dándole un color diferente a la canción a la que se suman arreglos de bronces.
En "Prometo", los mendocinos vuelven a mostrar sus dotes de ingenieros y orfebres de bonitas canciones pop, bien tocadas y arregladas. Y que prometen "ponerle un fin a la solemnidad y a nuestra soledad".
Mientras que en "Tiempo y soledad", Pasado Verde se mete en el electro-pop con guitarras funky, voces en falsete, y lo hace de buena manera. Los tiempos bailables siguen en "Postal", en la que va ganando espacio un muy buen groove que viene desde el fondo. Esta canción es una cumbre del rock mendocino ya que los Pasado Verde se mezclan con Mi Amigo Invencible, otra de las interesantes bandas que entregó la tierra del sol y el buen vino en los últimos años. La colaboración resulta muy positiva y tiene momentos muy hiteros.
"El punto en el contacto" también tiene ropajes electro-pop, pero la banda va cambiando el tempo y cortando partes para luego ensamblarlas tras pasajes instrumentales de un viejo órgano y momentos espaciales y ambientales.
"Prender fuego el mar" es más alternativo y guitarrero, más enérgico. Mientras la distorsión, vieja amiga de la banda, es la fuerza que cierra el disco con "Gracias por el fuego", que atraviesa momentos de calma y de saltos bailables, para luego dejarse ganar por la electricidad en la que brilla un interesante solo de trompeta secundada por una guitarra en clímax. (Télam)