Fiesta Nibiru: cine bizarro de Uruguay para el mundo

El realizador uruguayo Manuel Facal es el responsable de “Fiesta Nibiru”, psicodelica comedia de ciencia ficcion con la actriz argentina Carla Quevedo que parte de la apatia de un grupo de jovenes encerrados en un departamento de una ciudad en la

D-Interés08 de febrero de 2019 Agencia Télam
El realizador uruguayo Manuel Facal es el responsable de “Fiesta Nibiru”, psicodélica comedia de ciencia ficción con la actriz argentina Carla Quevedo que parte de la apatía de un grupo de jóvenes encerrados en un departamento de una ciudad en la que no pasa nada excitante para adentrarse, de lleno y sin tapujos, en el “gore” y lo bizarro.
“Odio la idea del 'nicho', odio pensar que esta película sólo puede ser aceptada por ciertos círculos”, dijo Facal a Télam en Buenos Aires, adonde llegó a presentar “Fiesta Nibiru” en el Cine Gaumont.
Ya en cartel en la sala porteña y otros cines de la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos y Santiago del Estero, la trama de la cinta comienza con un grupo de amigos que prefieren quedarse en una vivienda en lugar de ir a una fiesta de disfraces.
Extraterrestres, una nave espacial, un gato calcinado en el microondas y varias drogas sacarán al grupo de la abulia y lo llevarán en dirección decidida al terreno de lo desopilante.
Télam: ¿Cuál es la génesis de “Fiesta Nibiru”?
Manuel Facal: Venía de hacer “Relocos y repasados”, que fue “una comedia de fumetas” y era un poco más grande de presupuesto. Después de todo eso tenía ganas de hacer algo más chiquito y contenido, en un departamento, con cinco personajes. Igual terminó pasando lo que siempre pasa, que uno le mete naves espaciales (risas) y lo contenido termina siendo más grande.
T: ¿Cómo surge la trama y la estética, tan ancladas en el bizarro?
M.F.: El tema es básicamente ser joven en una ciudad chica como Montevideo, sin tener nada que hacer. Esa fue un poco la premisa de la película. Pero la estética es como un pastiche de caprichos cinematográficos que venía manejando hace tiempo. Me gusta mucho el cine de ciencia ficción, terror, fantasía. Ese fue el lienzo para poner un montón de ideas visuales grotescas y deformes (risas).
T: ¿Qué público imaginás? ¿Puede conciliarse tu búsqueda particular con el gusto masivo?
M.F.: No sé si masivo, trato de hacerla lo más entretenida posible como para que los espectadores un poco más “comunes”, y no sólo los del género muy bizarro, la puedan aceptar. La calidad cinematográfica debería hablar por sí sola, y cuando la pasamos hace unos meses en el Festival de Mar del Plata funcionó muy bien. Creo que es una comedia con una buena base como para que el público se sienta cómodo y luego llevarlo a otros paisajes un poco más delirantes.
T: ¿Por qué el mercado de cine de género es tan pequeño en la región? No es que no exista público, que consume las películas de monstruos de Hollywood.
M.F.: Hay que sacar esa idea de que solamente un grupo de 100 personas lo van a consumir. Producciones gigantescas de Hollywood tienen monstruos y uno se pregunta por qué acá no se le da más importancia. Termina siendo una diferencia de apoyo, de presupuesto.
T: ¿Hay una identidad rioplatense en el cine de género?
M.F.: Creo que es casi inevitable. Al ser un género muy relegado casi al “underground” hay posibilidades ilimitadas en cuanto al contenido y a qué tan lejos puede llevarse una idea, y aparecen características propias. Aunque uno quiera huir de ellas, ya estando ambientada en Montevideo o Buenos Aires, con personajes que tengan un mínimo de naturalidad, la identidad o la impronta ya están. (Télam)
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