La prisión domiciliaria es otra forma de buscar impunidad

Con la llegada al poder del Estado por parte del macrismo y sus sectores aliados comenzó una constante búsqueda de impunidad para los responsables de la última dictadura cívico-militar y una deslegitimación continua de las políticas de Memoria,

D-Interés 24 de agosto de 2016 Redaccion GLP

Una creciente lista de genocidas con el beneficio de la prisión domiciliaria, editoriales del diario La Nación reclamando impunidad y conciliación, el regreso de la teoría de los dos demonios al prólogo del Nunca Más, un cartel en Tecnópolis desconociendo la cifra de compañeros y compañeras desaparecidos, los dichos de Lopérfido y las recientes declaraciones del presidente Macri sobre una “guerra sucia” son parte de una matriz de pensamiento que tiene como objetivo arrasar con el pasado y la memoria para poder generar las condiciones que en la actualidad el macrismo necesita para implementar el ajuste y las políticas de hambre y desempleo.


Otorgar la prisión domiciliaria a Etchecolatz va en el mismo sentido. Es un hecho simbólico, político y judicial inimaginable en materia de Derechos Humanos hasta el 9 de diciembre.


Que un genocida y represor condenado por crímenes de lesa humanidad como Etchecolatz cuente con el beneficio injustificado e innecesario de estar en su casa es un signo alarmante de los tiempos que vivimos.


La prisión domiciliaria es otra forma de buscar impunidad. Este tipo de acciones cercenan los procesos de Memoria, Verdad y Justicia que se han dado en los últimos años en relación al Terrorismo de Estado. Por eso, debemos leer estos actos en la lógica del macrismo que quiere devolver al país a una situación de injusticia y olvido.


A casi diez años de la desaparición de Jorge Julio López durante el juicio a Etchecolatz, no podemos permitir la prisión domiciliaria a los genocidas como si nada hubiera sucedido.


Que caminen en las calles y sigan operando en la sociedad. La justicia mete presa a Milagro Sala de forma ilegal, hizo lo mismo con Belén en Tucumán, quisieron detener a Hebe pero los represores pueden estar en sus casas. Así es el macrismo.


Por la senadora provincial FPV-PJ, Mónica Macha

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