Inseguridad y nuevas tecnologías: el Conurbano bajo asedio

La inseguridad en el Conurbano se reinventa: robos a choferes de apps, autopartes robadas en redes y repartidores que recuperan sus motos sin ayuda policial.

Argentina23 de febrero de 2025Pamela OrellanaPamela Orellana
Inseguridad y nuevas tecnologías: el Conurbano bajo asedio
Inseguridad y nuevas tecnologías: el Conurbano bajo asedio

La violencia en el Conurbano bonaerense no da tregua y la inseguridad avanza con nuevas modalidades delictivas. Ya no solo se trata de arrebatos en la calle o entraderas, sino que la tecnología ha abierto un nuevo frente para los delincuentes. Conductores de aplicaciones de viajes, repartidores y hasta usuarios de redes sociales se encuentran en la mira de bandas organizadas que utilizan plataformas digitales para perpetrar sus crímenes.

Conductores de apps: blanco de asaltantes

Uno de los casos más resonantes en las últimas semanas tuvo lugar en Banfield, donde un oficial de la Policía Bonaerense que trabajaba como chofer en la aplicación DiDi fue emboscado por dos delincuentes que intentaron robarle su moto. El ataque terminó con ambos asaltantes abatidos, uno de ellos un menor de 14 años. El hecho, investigado por la Fiscalía N° 8 de Lomas de Zamora, reavivó la discusión sobre la vulnerabilidad de los trabajadores de plataformas de movilidad.

Pero este no fue un hecho aislado. En González Catán, Leandro Omar Giménez, un conductor de aplicaciones de 31 años, fue asesinado en un intento de robo, y Alexis Cancino, otro chofer y también policía, perdió la vida en Ingeniero Budge. El patrón se repite: los ladrones utilizan las aplicaciones para atraer a sus víctimas a zonas peligrosas y asaltarlas.

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El auge de las autopartes robadas: el negocio en redes

Las redes sociales se convirtieron en un mercado negro de autopartes. Según un informe de la consultora Javier Miglino y Asociados, con la ONG Defendamos Buenos Aires, la compra de piezas de vehículos robados creció un 60% en el último año.

Un ejemplo ilustra esta situación: a Andrés, un automovilista de Ciudad Evita, le sustrajeron el vidrio del techo de su auto en segundos. Días después, consiguió uno usado en Marketplace por $250.000, cuando el original costaba $800.000. "Sabía que podía ser robado, pero no podía pagar el precio de un nuevo", admitió.

El fenómeno se expande en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, con Quilmes, Lomas de Zamora, La Matanza, Morón, Moreno y San Martín entre los puntos más afectados. La demanda de repuestos alimenta el delito: los ladrones "salen a buscar" las piezas solicitadas, según explicó Miglino.

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Ns/Nc

Repartidores, la nueva "justicia por mano propia"

Los repartidores también viven una pesadilla diaria. La falta de respuesta de las autoridades los llevó a organizarse y recuperar ellos mismos sus motos robadas. Diego, un delivery de 23 años de San Justo, fue asaltado y su moto terminó en un asentamiento. Mientras hacía la denuncia, sus compañeros se arriesgaron y lograron rescatarla. "Estamos viviendo esta mierda todos los días", relató.

Casos como el de Diego se repiten. Mauricio Godoy, de 21 años, también vio cómo su moto desaparecía y fue su grupo de colegas quienes la recuperaron. La desconfianza en la policía es total. "Los móviles están rotos y los arreglan con plata de su sueldo", explicó uno de los repartidores. La desesperación los lleva a tomar riesgos extremos para recuperar su fuente de trabajo.

Un problema sin soluciones a la vista

Mientras el Conurbano se sumerge en una espiral de violencia, el Estado parece ausente. Con una policía sin recursos y levantándose en protestas por aumento salarial, aplicaciones sin garantías de seguridad para sus trabajadores y redes sociales convertidas en ferias clandestinas de repuestos robados, la situación está lejos de mejorar. La tecnología, que debería ser una herramienta de progreso, se transformó en una aliada del delito. La pregunta es inevitable: ¿hasta cuándo los ciudadanos seguirán desprotegidos?

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