Obras de Leon Ferrari y Margarita Paksa en una muestra sobre la escritura como disparadora del arte

Obras de Leon Ferrari, Mirtha Dermisache, Juan Carlos Romero, Margarita Paksa y otros artistas que utilizaron la escritura como esencia de su produccion visual, desde signos linguisticos hasta caligrafias o alfabetos de imagenes, conforman la

D-Interés11 de marzo de 2020 Agencia Télam
Obras de León Ferrari, Mirtha Dermisache, Juan Carlos Romero, Margarita Paksa y otros artistas que utilizaron la escritura como esencia de su producción visual, desde signos lingüísticos hasta caligrafías o alfabetos de imágenes, conforman la exposición "Scripta Manent", que se inauguró en la galería porteña Herlitzka + Faria.
"Las palabras vuelan, lo escrito permanece" (Verba volant, scripta manent) es un proverbio latino que algunos atribuyen al Emperador Tito y que da título a este poderoso conjunto de obras que van de 1947 a 2019 -aunque la mayoría pertenece a los 60 y 70- donde los artistas dan cuenta de las más diversas estrategias y procedimientos en relación a la palabra.
¿De qué maneras estos artistas -poetas visuales- han utilizado o reemplazado las palabras, la escritura, los grafismos para crear un nuevo lenguaje, para nominar aquello imposible de pronunciar, para difundir sus ideas, para crear alternativas a los modos tradicionales de comunicarse, en el contexto de dos décadas signadas por los movimientos revolucionarios y los gobiernos dictatoriales?
"El arte conceptual de los años 60 y 70 en América latina tuvo una arista muy importante que fue la forma de expresión a través del pensamiento y la escritura; la metáfora de los textos, plasmados en obras sobre papel, ya sea en bocetos, trabajos terminados, vinculados con la política, cuestiones íntimas u oníricas", resumió a Télam el galerista Mauro Herlitzka, durante una recorrida por la exposición.
Hay palabras recortadas y pegadas sobre papel, hay poemas escritos sobre la obra de arte, hay letreros de neón y hay caligrafías atiborradas, palabras sin sentido, escritas en renglones como una suerte de diario personal de la enajenación, pero sin dudas el antagonismo de estos ejemplos es "Homenaje" (1974) de Leopoldo Maler, una antigua máquina de escribir literalmente en llamas, que alude tan claramente a la ausencia de la palabra y, por ende, a la censura.
Detrás de una vitrina vidriada se resguarda uno de los libros datado y firmado de Mirtha Dermisache (1940-2012), quien desarrolló un repertorio de grafismos ilegibles, con la que alcanzó "la esencia de la escritura" tal como la elogió el semiólogo francés Roland Barthes en una carta que le envió en 1971.
La artista -quien mantuvo una larga aunque intermitente comunicación epistolar con el autor de "Fragmentos de un discurso amoroso"- desplegó su caligrafía ilegible, a lo largo de su carrera, también en diarios, postales, cartas, textos y otros formatos con los que experimentó las posibilidades de expresión de su trazo sobre el papel.
"Siempre pensé que Mirtha Dermisache realizó una obra de escritura geométrica, que León Ferrari ha hecho una obra con palabras y yo, una obra con cuerpo", detalla a Télam la artista Susana Rodríguez, quien realizó a fines de los 70 trabajos como "Escritura del cuerpo" o "Escritura sobre los pliegos, una interpelación al signo gráfico desde una perspectiva erótica.
Estas obras, desplegadas en la totalidad de una de las paredes de la sala, fueron realizadas enteramente en grafito sobre grandes hojas de papel, un cúmulo de formas sobre renglones, que simulan ser pliegos "de la escritura pero también de la piel, porque lo erótico y sensual aquí es esencial", aclara Rodríguez.
"Comencé esta obra fue porque empecé a sentir que la gente no se entendía. Empecé a pensar una nueva escritura, una nueva forma de comunicación, y pensé que podía ser una forma gráfica. Cuando algo era muy tortuoso dibujaba todo negro, apretaba el lápiz sobre la hoja; mientras que los blancos representaban el silencio o los momentos de paz. Era un lenguaje secreto, de misterio y también erótico que era hacia lo que había que abrirse paso en ese entonces", explica la artista.
La censura reinante de aquellos años vuelve a hacerse presente en la magnética obra de Horacio Zabala, una hoja de papel cuadriculada y la leyenda, escrita en lápiz negro y, repetida una y otra vez "Este papel es una cárcel. Este papel es una cárcel..."
Artistas como el chileno Guillermo Deisler juega con los códigos de barras, León Ferrari toma sermones de la Biblia y los reproduce en Braille, parte de su permanente crítica a la Iglesia y las estructuras de poder, mientras que Juan Carlos Romero despliega una obra sumamente política en serigrafías de colores de tres con fragmentos de "Los viajes de Gulliver" de Jonathan Swift.
Por su parte, los neones de Hernán Marina "Somos" traen al presente y escenifican la lucha por los derechos del movimiento homosexual en plena dictadura militar.
"A Lita" se puede leer en el borde de una de las obras más destacadas de la muestra: "Salinero" (1947), una pieza ilustrada del poeta Rafael Alberti, exiliado del franquismo y afincado en Buenos Aires, donde se relacionó con pintores como Lino Spilimbergo o Alejandro Xul Solar. Es justamente a Lita, la mujer de Xul, a quien Alberti dedica la obra, pocas veces exhibida en nuestro país.
Obras de artistas Emilia Azcárate, Álvaro Barrios, Ricardo Carreira, Carlos Ginzburg, Ferreira Gullar, Rafael Hastings, Jaime Higa, Leandro Katz, Clemente Padín, Margarita Paksa, Karina Peisajovich, Herbert Rodríguez, Osvaldo Romberg, Analía Sabán completan esta exposición imperdible, que busca reflexionar sobre el inmenso poder de la palabra escrita.
Si bien el uso de la palabra escrita no es novedoso en el campo de las artes visuales, el movimiento conceptualista lo ha llevado probablemente al paroxismo, con híbridos que entrecruzan disciplinas, obras donde visual prima sobre lo literario, casos donde ocurre lo inverso, el uso signos, recortes, trazos ilegibles y, en resumen, la potencia y el poder sugestivo de la palabra.
Se podrá visitar la exhibición hasta el 13 de mayo, en la galería Herlitzka + Faria, Libertad 1630, ciudad de Buenos Aires, de lunes a viernes de 11.30 a 19 
, con entrada gratuita.
(Télam)
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