Consumo en caída y tarjetas al límite: cómo vive hoy la clase media argentina
Un estudio de la Fundación Pensar muestra que la mayoría de los argentinos de clase media siente que su trabajo apenas alcanza para vivir y que su nivel de consumo se redujo drásticamente.
Un reciente estudio de la Fundación Pensar muestra un escenario desfavorable para quienes se consideran parte de la clase media. Según los resultados, 6 de cada 10 argentinos sienten que su empleo permite apenas subsistir, sin margen para crecer o mejorar su situación. Esa sensación se consolidó en los últimos meses, en un contexto donde distintos hogares debieron ajustar de forma brusca sus hábitos de consumo.
El informe señala que, aunque millones de personas se perciben dentro de los sectores medios, los datos indican que no todos encajan en esa categoría desde el punto de vista económico.
Cambios en el consumo y un punto de quiebre
De acuerdo al estudio, el segundo semestre marcó un giro: “algo ocurrió a mitad de año”, expresa el documento. Desde entonces, la prudencia fue reemplazada por un estado de alerta que se refleja en cada decisión de compra.
Hoy, adquirir bienes o servicios genera malestar en una parte importante de la población. El relevamiento muestra que el 63% de los argentinos dejó de consumir productos o actividades habituales durante el último mes, empujado por la necesidad de achicar gastos. Este ajuste se traduce en una mayor presencia de segundas marcas, especialmente entre quienes se identifican como clase media baja o clase baja alta.
Aspiraciones, identidad y miedo al retroceso
La Fundación Pensar destaca que el comportamiento del consumidor de clase media se sostiene sobre la idea de progreso: avanzar, lograr más y alcanzar mayor seguridad personal. Sin embargo, ese horizonte hoy se siente más lejano.
La ambición de mejorar convive con el temor de perder lo alcanzado. El informe sostiene que los objetos de consumo funcionan como señales visibles de estatus, desde el calzado hasta el celular. Cada elección expresa una tensión permanente entre acercarse a los sectores altos o caer hacia los más bajos.
Un público crítico y exigente
Desde la mirada política y comercial, la clase media aparece como un grupo que demanda calidad de vida, con expectativas claras y poca tolerancia a perder lo que considera “razonable”. Esa percepción influye directamente en cómo evalúa su bienestar.
El estudio subraya que el 55% de los argentinos cree que la clase media se está achicando, mientras que solo dos de cada diez perciben expansión y otros dos estabilidad. A su vez, dos tercios se ubican en los escalones más bajos de este estrato: 34% se identifica como clase media baja y otro 34% como clase baja alta.
Qué consumos se resisten a abandonar
Entre los bienes y servicios que los argentinos buscan mantener a toda costa, la cobertura médica privada encabeza la lista con un 28%.
En paralelo, quienes se consideran de clase media y admiten haber recortado consumos resignaron principalmente actividades de ocio (57%), indumentaria (38%) y compras de primeras marcas (26%). También disminuyeron el uso de plataformas de contenidos (23%) y las vacaciones (19%).
Tarjetas límite y caída del poder adquisitivo
El informe advierte un desgaste fuerte en la capacidad de pago. Según la Fundación Pensar, en los segmentos altos y medio-altos las tarjetas de crédito están “al límite”, mientras que en los medios bajos están directamente “detonadas”. Esta situación impulsó un aumento en la mora, que se aproxima al umbral de los dos dígitos, según datos del sistema financiero.
Quién es clase media en números
En Argentina, se considera clase media a quienes tienen ingresos de entre $2.000.000 y $6.500.000 mensuales, equivalentes a entre 2 y 5 canastas básicas totales. Con ese parámetro, hoy existen 7 millones de hogares dentro de este grupo, 8 millones de clase baja y menos de 1 millón de clase alta.
Sin embargo, la percepción social no coincide: 29 millones de argentinos se identifican como clase media, aunque solo 20 millones cumplen con los ingresos necesarios.
Hace dos décadas, nueve de cada diez personas se reconocían dentro de ese sector. Hoy, esa proporción cayó a menos de la mitad.
Comparación con generaciones anteriores
El estudio también aborda un aspecto clave: las perspectivas intergeneracionales. El 41% de los argentinos considera que su situación económica es peor que la de sus padres. Para el 27% es igual y otro 27% considera que mejoró.
Además, cuatro de cada diez argentinos de clase media lograron un nivel educativo superior al de sus padres, pero aun así no sienten haber alcanzado un ascenso social.
Un desafío para la movilidad social
El informe concluye con una reflexión: “Los argentinos estamos esperando la carroza: que el mito fundante de nuestra nación vuelva a ser realidad – la educación y el trabajo como pilares de la movilidad social ascendente”.
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