Entrevista GLP. Estela Díaz, ministra de Mujeres y Diversidad: “La derecha viene contra los derechos”

La funcionaria bonaerense advirtió que desde ese sector político se manifiesta “un pensamiento que atrasa” y que, por el contrario, desde su cartera se postula la idea de “un Estado presente” que garantice la libertad para ejercer los derechos.

Política 07 de junio de 2023 Redaccion GLP
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–En 2015, millones de mujeres en Argentina y en Latinoamérica cambiaron la historia del feminismo para siempre. A ocho años del primer Ni Una Menos, ¿cómo es el panorama hoy en día en la provincia de Buenos Aires?

Bueno, estamos justo a ocho años de ese primer Ni Una Menos, que generó enorme masividad. La verdad que el movimiento feminista y de mujeres ya tenía una larga trayectoria y podemos situar con mucha potencia a partir del período democrático del ’83 en la Argentina, pero ahí colocó el decir, “bueno, avanzamos en un montón de planos de derechos y todavía la violencia de género tiene una continuidad, una generalidad en su existencia enorme” y particularmente, además, los femicidios como lo más extremo, que es lo que movió ese primer 3 de junio. Y allí se hizo visible esa masividad: también logró mayor efectividad en torno al impacto en las políticas públicas y en las decisiones de gestión.

Los puntos que eran los reclamos centrales que originaron ese 3 tenían que ver con que se haga el registro de femicidios, con la Ley Brisa de reparación a los hijos e hijas de madres víctimas de femicidio, con un Plan Nacional de las Violencias. Bueno, en esos aspectos se ha avanzado y particularmente en el 2019, con la asunción del Frente de Todos (FdT) a nivel nacional y en la provincia de Buenos Aires, se crean los primeros ministerios de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad, que llevan al principal rango de gestión esta temática y que además favorecen, como en nuestra provincia, la jerarquización de las áreas de género a nivel local. Esto ha posibilitado que haya mayor inversión pública en presupuesto, en personal especializado, en el diseño de políticas. Nosotras rediseñamos el sistema integral de políticas públicas contra las violencias. Hoy tenemos veinte programas que llegan a territorio, porque además el eje que hemos puesto como prioridad es que la política se desarrolle en el territorio, porque ahí vive quien sufre violencia y allí es donde necesitamos que se concrete la intervención del Estado en todos sus niveles y dimensiones.

Así que se ha ampliado la política en los temas que tienen que ver con la prevención, asistencia, atención, el proceso de la salida de la violencia, el trabajo con varones, un tema que estaba casi no abordado. Ahora nosotros tenemos toda una línea de trabajo, cuando son agresores, pero también de prevención del cambio de masculinidad para no llegar a la violencia. Así que digo, bueno, muchas, muchas más políticas, programas, visibilidad del tema, desnaturalización de las prácticas violentas y discriminatorias. También lo que digo es que tiene una dimensión tan grande la problemática, que falta mucho más todavía. Nuestra provincia es muy extensa territorialmente, muy diversa. Tenemos pequeñas localidades rurales, los centros urbanos más grandes, zonas vacacionales, isleñas... Bueno, hay que también, cuando se interviene, poder acceder a todas las propuestas, que estén muy situadas en cada una de esas situaciones.

Y además trabajar no sólo la violencia doméstica familiar, que es la que se ha llevado la mayoría de los esfuerzos en todo este tiempo, sino también trabajar en todas las otras violencias de género. Porque el cambio de la cultura social, política, institucional también favorece erradicar esas violencias más íntimas, ¿no?, más de la vida privada. Así que en eso te diría que tenemos un camino muy importante transitado, pero mucho desafío también por delante.

–Sin duda: las mujeres también nos queremos con justicia. En este sentido ¿considera necesaria una reforma del Poder Judicial para que las mujeres tengamos acceso amplio a la justicia?

Claramente, el de la reforma o la democratización del Poder Judicial es un tema que el feminismo viene tomando ya hace unos años. Lo viene poniendo como centro de las demandas. La falta de acceso a la Justicia tiene distintos planos.

Si pensamos en los principales niveles del Poder Judicial, como es la Corte Suprema de Nación o como los juzgados federales y Comodoro Py, bueno, allí hay demandas y denuncias que tienen que ver con una fuerte injerencia del Poder Judicial, con una intencionalidad política, ¿no? De hecho, está tramitando una comisión de Juicio Político a la Corte Suprema de Justicia en la Cámara de Diputados de la Nación, donde se denuncian aspectos que tienen que ver con persecuciones, como a una líder mujer como es la vicepresidenta de la Nación, pero también otras cuestiones que hacen a no permitir el reconocimiento de tarifas, que el servicio de telefonía es un servicio esencial y que el Estado tiene poder en regular tarifas porque deben ser accesibles como son los otros servicios públicos.

Ahí es donde hay cuestiones fundamentales de la vida cotidiana, donde el Poder Judicial interviene a favor o en contra de los intereses populares, entonces ahí hay toda una demanda social muy fuerte, pero después esta demanda también está: ¿qué pasa cuando un progenitor no paga la cuota alimentaria? Y es una barrera enorme la imposibilidad de acceso a que con celeridad el Poder Judicial intervenga y que sea eficaz. La velocidad es fundamental para la eficacia, porque además yo la cuota alimentaria la necesito ahora, no dentro de seis meses o de dos años. Y esa cuota debe actualizarse. Bueno, ahí hemos hecho visibles, además, estos temas, a partir de un informe muy exhaustivo que hicimos en la Provincia, y después la política que el Ministerio de Economía de Nación presentó con un índice de costo de crianza que se está elaborando. Bueno, una serie de iniciativas que plantean que hay que acceder a la Justicia, y ahí me parece que a cuarenta años de la democracia hay un debate más de fondo, que es que necesitamos una reforma del Poder Judicial. Lo vitalicio, el prácticamente no rendirle cuentas a nadie nunca, porque el sistema de enjuiciamiento es un sistema dificilísimo que se llegue, también es un planteo que esta democracia tiene como un desafío para profundizarla.

Entrevista realizada por Grupo La Provincia (grupolaprovincia.com)

Y particularmente en la preocupación por el crecimiento de la violencia política y los discursos de odio que atacan a las mujeres, que atacan las liderazgos de las mujeres, porque además atacan los derechos conquistados. Hay un avance de una derecha antiderechos, que lo es en general en términos laborales, jubilatorios, pero sobre todo apunta a los derechos que conquistamos las mujeres. Y ese es un fuerte desafío en este tiempo.

–Ahora que menciona esto, pienso en los discursos de la derecha cuando manifiestan que en caso de llegar al poder en las próximas elecciones van a cerrar el Ministerio de la Mujer, tanto a nivel nacional como en las provincias. ¿Qué siente cuando escucha esto?

Me parece que es una especie de canto de sirena, ¿no?, un engaño: que la discusión es ahorro cuando en realidad lo que quieren es clausurar derechos. Es un pensamiento que atrasa El movimiento feminista de mujeres de la Argentina ha demostrado, y de manera muy plural, desde todos los sectores sociales, políticos, sindicales, que necesitamos mucha institucionalidad estatal, mucha política pública que ayude a reducir brechas de desigualdad histórica que sufren las mujeres y los colectivos de la diversidad sexual en todos los temas. Porque si vos buscás el tema del trabajo, la cultura, el deporte y cualquiera que elijas, vos vas a ver que todavía hay brechas de desigualdad por condición de género. Nada más que eso.

Nosotras hemos hecho este año la Copa Igualdad de fútbol femenino. Es la primera vez que se toma una iniciativa pública de este tipo. Y a las pibas las apasiona el fútbol. Es el deporte más popular en la Argentina. Y las pibas han empezado a jugar de una manera masiva y post pandemia es impresionante. Ahora, no tienen acceso a las canchas, no tienen acceso a material deportivo, les dan las canchas complementarias llenas de pozos. La desigualdad es gigantesca. Entonces, ¡qué diferencia cuando hay Estado presente que puede estar generando política para eso! Y ese rol tienen los ministerios: no sólo abordar la violencia de género, porque eso es cuando ya el problema está, ya ocurrió, la o el maltrato psicológico, físico, verbal, sexual existe, sino que nosotras tenemos que abordar cómo erradicamos las otras, cómo reducimos las otras desigualdades, lo que además nos va a ayudar para que haya menos violencia de género.

Y eso es con políticas y programas específicos. Así como yo te nombraba el deporte, te voy a dar dos ejemplos más, que están tan arraigados en nuestra vida cotidiana y que han hecho algunos intentos de ridiculización de esta política.

El de la diversidad corporal: el que tiene que ver con la discriminación por ser gorda. Es para gordos o gordas, pero sobre todo para las mujeres es esa discriminación. Nosotras somos una sociedad donde hay una mayoría que tiene cuerpos robustos. Esa es nuestra media: nuestra media son cuerpos robustos, son cuerpos que algunos dirían “exceso de peso”. Son así. Eso de que es “exceso” es una mirada de que la delgadez es lo normal. Esa realidad lleva a las niñas, niños, mujeres, a lo largo de la vida, a muchos padecimientos. El bullying, la discriminación en la escuela, en el lugar de trabajo. La mayoría de las denuncias de violencia laboral tienen que ver con la discriminación por aspecto físico, y la gordura es un factor. Nosotros estamos trabajando mucho algunos aspectos que tienen que ver con cambio de paradigma, incluso de cómo se trata en salud. Porque se trata así como así que la gordura es enfermedad. Y eso es un parámetro que ya te digo, no siempre es así. ¿De qué gordura estamos hablando? ¿De qué parámetros? ¿Qué es lo que define este parámetro: una estética dominante o realmente indicadores sanitarios objetivos? Bueno, hay un sesgo de discriminación muy presente en la sociedad y que tiene mucho padecimiento para las personas.

Y después te decía el otro, que es el de la gestión menstrual.

–Estaba pensando en eso cuando usted mencionó que se ridiculiza mucho en varios temas. Este último punto se ridiculizó mucho en los medios en las últimas semanas.

Y yo digo que las personas que hemos escuchado, algunas políticas que antes eran comunicadoras o mediáticas, se ríen desde su lugar de privilegio, porque jamás tuvieron problema para comprarse toallitas o tampones cuando menstruaban. Sin embargo, cuando una tiene un sector social de bajos ingresos, el acceso a los insumos menstruales es costoso en la canasta de gastos del mes. Y ese es un factor, el económico, de justicia económica y social. Pero el otro factor es cuánto prejuicio hay alrededor de la menstruación. De ese tema no se habla. Si te manchás es porque ay, qué vergüenza, cuando es algo natural que te puede pasar. Y además combinamos este tema con un tema ambiental también, porque lo que estamos promoviendo como política pública es que se usen recursos que son responsables ambientalmente. La copita menstrual, por ejemplo, o las toallitas reutilizables. Entonces son más económicos y pero además también más saludables, de protección del ambiente. Esta política es posible gracias a que hay ámbitos que están mirando el conjunto de factores que hacen a la vida cotidiana de las personas.

Mirá, cuando las mujeres salimos a la política, traemos todos los temas al debate. Antes estaban guardados dentro del hogar. Cuando empezamos a hablar de violencia contra las mujeres o de violencia de género, ¿qué decían? “No te metás. Este es un asunto privado.” Y se ha demostrado que esos son temas públicos, temas de violación de derechos humanos, temas de falta de acceso. Nuestra concepción del Estado es de un Estado presente, que debe intervenir para garantizar a las personas que puedan desarrollar su vida en la mayor libertad posible. ¿Y cuál es la mayor libertad posible? Cuando tenés acceso a los derechos. Por eso dice nuestro gobernador siempre que la derecha viene contra los derechos. Es derecha o derechos. Es eso: son antiderechos.

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