El Virrey Bianchi bautismal

En un amistoso que parecia irrelevante en medio del Mundial de Francia, con la Seleccion ya eliminada por Holanda, hace 22 años, el 9 de julio de 1998, en el estadio "Gigante de Arroyito" se consumo la llegada de Carlos Bianchi a Boca y el comienzo

Deportes08 de julio de 2020 Agencia Télam
En un amistoso que parecía irrelevante en medio del Mundial de Francia, con la Selección ya eliminada por Holanda, hace 22 años, el 9 de julio de 1998, en el estadio "Gigante de Arroyito" se consumó la llegada de Carlos Bianchi a Boca y el comienzo de la era más luminosa en la historia del club.
En realidad, el debut oficial se consumó un mes después por el Torneo Clausura, el 5 de agosto en Caballito, con un 4-2 favorable versus Ferro, pero fue en Rosario en un contexto relajado, preparatorio, cuando Bianchi dio el primero de tantos pasos venturosos.
Por aquellos días Boca disponía de un gran plantel, producto de sucesivas y costosas incorporaciones que no habían llegado a capitalizar ni Carlos Salvador Bilardo ni Héctor "Bambino" Veira.
De modo que faltaba un ajuste del rompecabezas que empezó a brillar en Arroyito, el 9 de julio de 1998, merced a una victoria de 4-
2 con dos goles de Martín Palermo, uno de Diego Cagna y otro de Juan Román Riquelme.
El primer Boca de Bianchi formó con Roberto Abbondanzieri; Fernando Ortiz, Cristian Traverso, Walter Sanmuel y Rodolfo Arruabarrena; Diego Cagna, Ariel Rosada, Juan Román Riquelme y Fernando Navas; Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo.
En el segundo tiempo entraron Aníbal Matellán, Alfredo Moreno y Pedro González.
La primera etapa del Virrey "Xeneize" resultó la más venturosa de las tres de su paso por la Ribera: tres campeonatos argentinos, dos Copas Libertadores de América (una ante Palmeiras de Brasil y otra frente a Cruz Azul de México) y la célebre Copa Intercontinental a expensas de Real Madrid, en Tokio.
En ese primer ciclo sobresalió una serie invicta de 40 partidos que superó la que parecía imbatible marca del Racing de Juan José Pizzuti establecida entre 1965 y 1966, con 39 encuentros sin conocer la derrota.
Bianchi se desvinculó de Boca una vez terminado su contrato y tras la caída con Bayern Münich hacia finales de 2001, para regresar a comienzos de 2003 y liderar otra tramo de flecha hacia arriba que comprendió un torneo local, una Libertadores (ante Santos de Brasil) y otra Intercontinental, esta vez en la tanda de penales con Milan, en la ciudad japonesa de Yokohama.
Se fue en 2004 después del frustrado intento de ganar la cuarta Libertadores a su mando (con Once Caldas, en Manizales) y volvería no una, dos veces, aunque sin mayor suceso: de 2009 a 2010 en condición de manager y de enero de 2013 hasta agosto de 2014 como director técnico.
En esta versión otoñal sus números fueron discretos: 26 triunfos, 22 empates y 26 derrotas.
Sin embargo, el trazo grueso de la historia de Bianchi ya había sido escrito, con los dorados ciclos de cuyos esbozos bautismales se cumplirán mañana 22 años. (Télam)
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